martes, 31 de diciembre de 2019

Adios 2019

Último día del año civil. Me gusta poner énfasis en la etiqueta porque el año pagano lleva ya dos meses en curso. Aun así, este día tiene mucha carga de comienzo por el inconsciente colectivo, algo que hay que aprovechar. En cierta manera siento la energía de comienzo, quizás porque recientemente tuvimos el eclipse solar en Capricornio, y hace días que organicé las agendas y calendarios. Incluso tengo los propósitos esbozados. Pero también lo siento un poco diferente, como si más que ilusión por el nuevo año estuviera dejándome llevar. El último mes ha sido bastante duro a nivel emocional y, ahora que me siento un poco más serena, tampoco me parece mal regordearme en ese sentimiento.

En comparación de 2018, 2019 no ha sido tan mal año. Tampoco es como para tirar cohetes, pero nada que ver con su predecesor. Es como estar remontando, como estar recuperándose de una enfermedad o un golpe duro. Como compensación creo que veo las cosas con mayor claridad y que estoy recuperando mi poder, un poder que había cedido a otros para que me hicieran daño. Mi locus de control está más dentro que fuera, aunque sigo intentando empujarlo completamente hacia dentro. Hasta que lo consiga. Es el único propósito que me he marcado para el 2020, el cual no es moco de pavo. Se puede subdividir tanto que el mapa mental podría ser muy extenso. No lo he hecho porque me causa ansiedad y porque también es bueno dejar una cierta flexibilidad. Sin embargo, es importante ponerlo por escrito para anclarlo.

El final de año me pide simplificar, me pide vacío. Llevo varios meses contactando con el vacío y es algo que me aporta mucha paz. Podría pasarme horas allí. Podría incluso diluirme y retornar a la fuente, aunque siento la resistencia de la individualidad. Hace unos días, viendo una serie donde ejecutaban a un preso, enfrenté mi propia muerte. Me di cuenta de que llegado el momento sería algo un tanto contrafóbico y que me lanzaría a ello con un "vamos allá". La incertidumbre da un poco de miedo, pero no es algo nuevo. En realidad he pasado muchas veces por un proceso similar. Creo que el dolor me da más miedo.

En 2018 sufrí muchísimo, hasta el punto de morir en gran parte de mí. 2019 también ha tenido sus momentos dolorosos, pero he aprendido. De hecho, he ascendido un escalón tan grande de conciencia que a veces me sorprende de cuánto he ganado. Siempre me he considerado sabia, ahora lo soy mucho más. Y conforme más me conecto con la Divinidad, más me sorprendo de cuánto gano. Quizás no consiga materializar mis deseos en mi realidad, lo cual me entristece y me frustra, pero mi alma se ha expandido tanto que me maravilla. Quizás mi segundo propósito sería ahondar más en el proceso, siendo o no sacerdotisa de la Diosa. Sigo transitando ese camino todavía, pero tengo que resolver mi tema con la comunidad: ¿en qué manera podría servir yo a la comunidad? No lo tengo demasiado claro y además mantengo una distancia prudencial con las enseñanzas y el grupo. También me resisto a diluirme en él.
Aun así me siento muy orgullosa de mí misma por haber pasado el rito iniciático de la Primera Espiral. No se puede describir con palabras lo que aquello supuso, el sentimiento que se generó y la impronta que dejó. Hay que pasarlo para entenderlo. Fue un momento culmen en este año.

En cierta forma creo que en 2019 me he estado contemplando por dentro para llegar a la esencia que soy y quitarme todo lo que me habían dicho que era. Esto me genera un poco de ira, que es otro de los temas que tengo que trabajar. Sorprendentemente, en las últimas semanas estoy recordando mucho los primeros años de mi vida. Me llegan recuerdos de cuando tenía 3-4 años de una forma bastante clara, y me he dado cuenta de que 2019 está muy ligado a esa edad, aunque ignoro cómo. Siempre pensé que los 5 años fueron bastante determinantes, y si es así, el próximo año será fuerte. Necesito repasar mi línea de vida para ver si soy capaz de extraer alguna pista que me ayude. La verdad que el crecimiento personal está bien, pero me gustaría un poco de bienestar para variar. Sé que ese bienestar está en mí y mis creencias, y que tengo que desmontar un sistema muy arraigado y crear uno nuevo. Ojito a la conjunción Plutón-Saturno del día 12.

Lo bueno de todo esto es que estoy descubriendo a una persona maravillosa escondida por miedo a no encajar con las expectativas externas. Tengo mucha luz en mi interior y mucho amor. A lo mejor consigo quitar algunas capas para que pueda verse, porque mejor que ser bueno es ser feliz.

Este año no haré ritual de Nochevieja, pero encenderé una vela por mí, para que ella me recuerde que yo soy la antorcha que ilumina mi camino. Y es que yo soy una estrella.

miércoles, 25 de diciembre de 2019

Oración judía

Qué tus despertares te despierten.
Y que al despertarte, el día que comienza te entusiasme.
Y que jamás se transformen en rutinarios los rayos del Sol que se filtran por tu ventana en cada nuevo amanecer.
Y que tengas la lucidez de concentrarte y de rescatar lo más positivo de cada persona que se cruce en tu camino.
Y que no te olvides de saborear la comida, detenidamente, aunque "solo" se trate de pan y agua.
Y que encuentres algún momento durante el día , aunque sea corto y breve, para elevar tu mirada hacia lo Alto y agradecer, por el milagro de la salud, ese misterio y fantástico equilibrio interno.
Y que logres expresar el amor que sientes por tus seres queridos.
Y que tus brazos, abracen.
Y que tus besos, besen.
Y que los atardeceres te sorprendan, y que nunca dejen de maravillarte.
Y que llegues cansado y satisfecho al anochecer por la tarea satisfactoria realizada durante el día.
Y que tu sueño sea calmo, reparador y sin sobresaltos.
Y que no confundas tu trabajo con tu vida, ni tampoco el valor de las cosas con su precio.
Y que no te creas más que nadie, porque, solo los ignorantes desconocen que no somos más que polvo y ceniza.
Y que no te olvides, ni por un instante, que cada segundo de vida es un regalo, un obsequio, y que, si fuésemos realmente valientes, bailaríamos y cantariamos de alegría al tomar conciencia de ello.

Oración Judía

lunes, 16 de diciembre de 2019

Into the Badlands




Yo sabía que no debía empezar a ver series porque iba a terminar enganchándome, como ha sucedido. Empecé con "Monteperdido", seguí con "El Exorcista", pasé rápidamente por "Dark Angel", y llegué a "Into the Badlands" y sus tres temporadas que he consumido en modo ansioso. Todo temáticas oscuras, lo cual no sé si indica algún defecto en mi estructura mental. Solamente me apetece ver películas que me hagan olvidar la realidad, que me lleven a mundos imaginarios o a fenómenos inexplicables. Por no decir que a nivel de libros solamente estoy leyendo novela negra. Me aburre soberanamente el realismo, los temas de actualidad, los temas sociales, todo lo que huela a presente, realidad, política o lucha social. Me la pela todo. Yo no quiero entender el mundo, quiero evadirme de él.

Llegué a "Into the Badlands" de una manera fortuita, revisando el catálogo del Prime, sin tener muy claro qué estaba escogiendo. Está claro que la descripción de la serie fue lo suficientemente convicente para que me decidiera por ella, y pronto acabé enganchada. No solamente es la temática, es también la estética, con colores que parecen un poco saturados para hacerlos más intensos. La serie es violenta, tiene sangre, muerte, traición. "Nadie es inocente en Badlands", dice un personaje, y efectivamente es así. No hay personajes puramente buenos o malos, aunque tienen sus tendencias, las cuales a veces resultan confusas porque no sabes a qué atenerte.

Badlands es un mundo feudal futuro gobernado por barones, cada uno de los cuales rige un territorio, y cada uno es responsable de contribuir con un recurso diferente para ayudar a administrar las sociedades de Badlands. Para proteger sus casas, los barones entrenan ejércitos de combatientes llamados "Clippers", expertos en artes marciales y en el manejo de armas blancas. El concepto recuerda mucho a los Shogun japoneses y su sistema feudal. De hecho los títulos de cada episodio tienen ese toque oriental, anticipando un poco lo que se va a ver en el mismo: "Sol rojo, luna de plata", "Aliento de lobo, fuego de dragón".

Al comienzo de la serie existen siete baronías, dos ocupadas por mujeres, cinco por hombres. El título de barón puede heredarse o bien al desafiar y derrotar al antiguo barón. Entre ellos existe un acuerdo de paz, pero confabulan constantemente entre ellos. La primera temporada se centra fundamentalmente en dos de ellos: Quinn, el barón del opio, y Minerva, "La Viuda", la baronesa del petróleo, ambos procedentes de la clase baja y son antiguos Clippers. El primero es excesivo, lujurioso, arrogante, fuerte y poderoso, aunque vive debilitado por un tumor cerebral. Ella es una superviviente de los abusos de su marido, al que mató y se convirtió en baronesa. Ambos son personajes estupendos, aunque ella tiene mayor recorrido en la serie.

En realidad ella es mi favorita de todos los personajes. Es inteligente, astuta, estratega, fuerte, hábil con la espada, y ¡qué estilazo! Me encantan las escenas de acción con esos tacones de aguja imposibles. Tiene además rasgos de eneatipo 6, como la protección del grupo y que no se fía de nadie (como para hacerlo en Badlands). Si lo es, es muy contrafóbica, porque ella no rehuye la batalla nunca, aunque en la tercera temporada flaquea cuando se queda embarazada de su amante, Gaius Chau, el futuro barón de los cogs (futuros Clippers). Ni que decir tiene que la serie también tiene ciertas reminiscencias con Star Wars. Pues la historia de amor de ambos es bonita porque se remonta a su infancia, donde cada uno procede de dos mundos muy diferentes, pero Gaius se enfrentará a su familia y a las convenciones sociales por ella y por una visión del mundo que ambos comparten.

Supuestamente el protagonista de la serie es Sunny, el Clipper de Quinn, procedente de la antigua,  mítica y perdida ciudad de Azra, la cual tiene más sentido en la segunda y tercera temporadas. Sin embargo, La Viuda llega a equiparse a él en presencia en la serie (en mi opinión), hasta el punto de que podrían llegar a ser rivales. Sus caminos se van entrelazando, siendo enemigos y aliados según los movimientos del guión. Ambos comparten además dos cosas:

1) Una visión del mundo futuro que quieren, donde no existan los barones ni los Clippers. Solamente que los puntos de vista de ambos son distintos. De hecho, en un momento La Viuda llega a perder de vista su objetivo y se convierte en lo que quería destruir, hasta que se da cuenta de que se ha desviado del camino. Eso les pasa a varios personajes en la serie, como La Maestra o La Bruja, con ideales aparentemente buenos, pero cuya ejecución carece de virtud, aunque terminan por darse cuenta de que han pervertido el ideal. Otros, en cambio, viven ciegos en el objetivo, como Pilgrim, que amenaza con un genocidio de todos aquellos que no tienen "el don". Y esto me lleva a...

2) El don. Una especie de energía oscura que poseen ciertos individuos (llamados "los oscuros") y que les proporciona unas habilidades excepcionales en la batalla cuando lo activan: mayor fuerza, reflejos, agilidad, telequinesia, curación, etc. Por contra, los que no controlan su don son devorados por el mismo desde dentro. Tanto Sunny como La Viuda nacieron con el don pero lo perdieron en un momento dado y solamente al final de la tercera temporada lo recuperarán. Sunny no es consciente del mismo, pero sí la Viuda, que quiere recuperar el mismo para poder usarlo para conseguir sus objetivos. De hecho, la serie arranca porque La Viuda está buscando a un chico llamado M.K que tiene ese poder. Ella cree que gracias a este chico podrá recuperar el don. Pero el chico llega antes a manos de Sunny, que lo convierte en su Cog, y establecen una relación casi paterno-filial, que se verá cuestionada en la tercera temporada, cuando M.K. recuerde que Sunny fue el Clipper que mató a su madre.

El don va cobrando importancia con cada temporada hasta llegar a una guerra entre los que poseen el don y los que no lo poseen. La ironía del tema es que la primera facción está liderada por Pilgrim, un hombre nacido en Azra sin el don, y que lo adquiere en la tercera temporada a través de un proceso artificial. El don le hace volverse un fanático (lo era antes) y le lleva a querer eliminar a todo el que se oponga a su visión. M.K seguirá a Pilgrim y esto terminará por provocar su desgracia. La historia de M.K da un poco de penilla porque es el ejemplo de una persona con gran potencial que se deja arrastrar a una vida de mierda por no escuchar su corazón (creo yo).

Sunny es un buenazo, aunque ha sido uno de los asesinos más letales de todo Badlands, siempre al servicio de su barón. Su lealtad al barón empezará a tambalear con la llegada de M.K, cuyo personaje saca a la luz todos los entresijos de los barones. Aunque Sunny y M.K están muy unidos, en un momento de la trama el nexo se rompe, y aunque parece que sea cosa de M.K, la verdad es que Sunny no hace mucho por recuperarlo. Muy diferente es la relación paralela entre La Viuda y Tilda, que aunque tienen sus más y sus menos, en el fondo las dos se quieren y se respetan enormemente. De hecho, la supuesta muerte de Tilda a manos de M.K es lo que dispara el don de la viuda.

Digo supuestamente porque en las últimas escenas de la tercera temporada, se ve a La Viuda y a Gaius llevándose el cuerpo de Tilda en un carro en busca de una curandera. Sunny también se encuentra malherido, pero con el don activado,  y se encuentra en el limbo con La Maestra que le anuncia una amenaza mayor que la de Pilgrim. Todo iba encaminado a una cuarta temporada, pero parece que AMC canceló la serie. Mecagüentó.

Voy a aprovechar este hecho para intentar volver a los libros. Ya tengo una nueva novela en mis manos y de momento pinta bien. A ver si me llena y no tengo que echar mano de las series para poder soportar la realidad.

viernes, 13 de diciembre de 2019

Winter Woman




“When winter comes to a woman’s soul, she withdraws into her inner self, her deepest spaces. She refuses all connection, refutes all arguments that she should engage in the world. She may say she is resting, but she is more than resting: She is creating a new universe within herself, examining and breaking old patterns, destroying what should not be revived, feeding in secret what needs to thrive…

Look into her eyes, this winter woman. In their gray spaciousness you can see the future. Look out of your own winter eyes. You too can see the future.”

~ Patricia Monaghan, Seasons of the Witch

La gota que colma el vaso

El acontecimiento que colma el vaso no es quizás el más importante de todos, pero sí es determinante en cuanto a que lo desborda. Ahí nos damos cuenta de que hemos rebasado todos nuestros límites de paciencia y aguante. Entonces se produce una consecuencia.

Hay gente que sabe poner los límites de una manera serena y con elegancia, pero yo no. La gente me puede considerar fría, pero mi interior no es apacible la mayor parte del tiempo y soy más sensible de lo que pretendo aparentar. Aguante tengo mucho, pero muchísimo, pero me desbordo, como todos. A veces es un tsunami de ira, otras es gélido e indiferente. En la primera hay emoción, en la segunda hay muerte.

La gente solamente percibe la reacción y lo ven como algo exagerado, desmedido, injustificado. Te tachan de loca, inestable, intolerante, injusta, agresiva, mala, como si ellos no hubiesen contribuido a llenar el vaso. La falta de autocrítica de la gente es impresionante. Y estoy hasta las narices de justificarme, de ser comprendida, de comprender a los otros, de tratar de arreglar las cosas. Llega un punto en que te dan igual todas las consecuencias porque has soportado, has tragado tanto, te has sometido tanto, que piensas que no hay mal que no puedas resistir.

Hoy he leído una frase que dice:"en las crisis el corazón se curte o se rompe". El mío se ha roto varias veces y no le ha importado a nadie. Ahora mismo me da igual todo.

jueves, 12 de diciembre de 2019

Proyecciones

Uno de los mecanismos de defensa del eneatipo 6 es la proyección, es decir atribuyendo a otros lo que no puede aceptar en sí mismo, tanto positivo como negativo. Estoy intentando ver el mecanismo en mí porque hasta la fecha no he sido capaz, y he caído en algunas situaciones que quizás lo sean. Pero ¿cómo diferenciar lo que es proyección de lo que es real? Quizás la respuesta es que el mundo exterior es un espejo del interior y que nos refleja lo que sucede allí. Las personas reflejan lo que somos.

Mi primera idea de proyección tiene que ver con la autosuficiencia. Hace unos días tuve una situación desagradable con una compañera que creía una amiga (ni decir tiene que ahora mismo orbita en los anillos exteriores). Su queja tenía que ver con el exceso de carga de trabajo, pero cuando le pregunté qué quería soltar prácticamente se negó a cederlo. Mi interpretación fue que quitarte trabajo la hacía considerarse poco profesional o incluso competente, porque la gestión de los proyectos son su área de confort. Muchas veces se queja de que la gestión no le gusta, pero es lo que le da seguridad porque es lo que sabe hacer y lo que avala su propósito en el grupo. Comentándolo con Anet, me dijo que si no estaba proyectando mi propia incapacidad para dejar que me ayuden. Y me he quedado dando vueltas al tema, porque no sé si estoy proyectando o no. En realidad no importa si estoy proyectado o no, si llevo razón respecto a esta chica o no, sus motivaciones o sus temas; lo importante es que, efectivamente, me cuesta mucho pedir ayuda y aceptarla. La autosuficiencia es el mandato de mamá.

¿Cómo se rompe ese mandato? Pidiendo ayuda y aceptándola. ¿Cómo hacerlo si muchas veces no sé sobre qué pedir ayuda o no sé cómo pedirla? Aquí hay una segunda derivada: pedir ayuda es un signo de debilidad. Mostrar debilidad es algo que está prohibido en mi familia. De ahí viene la armadura exterior, el no permitirme compartir, el no abrirme...porque si me abro, me van a agredir. Tengo miedo a que la gente me haga daño y prácticamente es una certeza. "Everybody hurts". Por eso siempre habrá una parte de mí que es inaccesible.

Mi segunda proyección tiene que ver con el perfeccionismo de mi padre. Veo a mi alrededor mediocridad por elección y es algo que me irrita enormemente. Estaba pensando que me irrita casi igual que la prepotencia (algo que es otro tema a analizar), que es mucho decir. Y aquí sí me interesaría mucho saber si realmente estoy proyectando, porque no podría soportar la mediocridad en mí en el ámbito laboral (es importante esta matización).   Según el diccionario, mediocridad hace referencia a una persona de poca inteligencia o de escaso mérito, o a una persona de poca importancia, talento, eficacia, etc. Eso significaría que esto decepcionando a mi padre y no puedo soportarlo. Ahora mismo estoy escribiendo esto y me estoy poniendo muy mal solo de pensarlo. Por eso no puedo tolerar la mediocridad en otros, porque no puedo tolerarla en mí. La mediocridad está prohibida. Pero ¿tan malo es saberse mediocre, insuficiente, imperfecto?

Mi tercera proyeción tiene que ver con el amor propio. La mayor parte del tiempo siento que no le importo a nadie lo suficiente: no me dedican tiempo, ni atención, ni esfuerzo, ni me cuidan, ni se preocupan por mí, ni se interesan por mí, ni me valoran. Esto en parte podría estar relacionada con la coraza que llevo puesta, que crea una distancia entre los otros y yo. También me quejo de algo que yo hago con los demás: no soy la persona más social (lo tengo muy en ciego), ni la más extrovertida, ni la más divertida, ni la más dicharachera...pero es que además hay mucha gente que me da muy, pero que muy igual. Y esto está mal visto. Ser un asocial, no compartir los valores y las costumbres, te hace estar fuera de la manada y eso, biológicamente, implica un peligro de muerte. Por eso la hipocresía es socialmente aceptable porque es lo que te permite formar parte del grupo, pero sigue siendo una construcción falsa e interesada. Dicho esto, falsos somos todos, pero es fuerte aceptar que tú eres falso e interesado también.

La pregunta es: ¿se puede exigir lo que no se da? Existen relaciones que son muy asimétricas, donde uno pone más que el otro, o donde uno pone todo y el otro nada. El que pone mucho suele sentirse muy frustrado al no conseguir que se le retribuya en una medida similar o, al menos, parecida, y va acumulando ira y resentimiento. El que pone poco aparentemente lo tiene mejor, porque apenas compromete recursos propios. Incluso puede sentirse poderoso dando por sentado al otro. Su ego se hincha e incluso puede despreciar al primero por débil. Él no tiene que exigir lo que no da, porque lo tiene de todas formas. Pero cuando la cuerda se rompe, ¿quién sale más beneficiado? Dependerá de lo que cada uno haya aprendido en la experiencia.

Por lo tanto, ¿puedo pedir atención cuando no la doy? ¿puedo pedir amor a quien no le doy?
Pero en realidad, la auténtica proyección es preguntarme: ¿cuánto amor me doy? ¿cuánta atención, cuánto valor, cuánta importancia, cuánto respeto? 

miércoles, 11 de diciembre de 2019

Amor de Madre

Me tumbo en el sofá para echarme una siesta. Me cubro con mi manta de viaje y espero que venga a acompañarme alguna de las gatas. Es difícil saber cuándo vendrán porque no siempre siguen el algoritmo que he intentado definir, pero siempre suele aparecer alguna de ellas a dormir conmigo.

Intento apagar la tele antes de caer dormida, porque no quiero que esa basura se grabe en mi cerebro cuando llegue a ondas theta, pero a veces no lo puedo remediar. Creo que últimamente mi cabeza está llena de batallas y luchas de clanes, gracias a la última serie a la que me he enganchado: "Into the badlands". Me declaro muy fan de la viuda.

Justo cuando me estoy acurrucando siento sobre mí, como una segunda cubierta, una energía muy liviana, muy cálida y muy maternal. Me hace sentirme una niña otra vez y me hace pensar que estoy cuidada y protegida, que soy amada. Recuerdo esa sensación de otros tiempos que parecen muy lejanos, y me encuentro echando de menos a mi madre. Pero esta energía me hace sentir bien y siento que me puedo abandonar al sueño porque no tengo nada que temer, nada de qué preocuparme. Ella vela por mí. Y ésa es una sensación muy reconfortante.

lunes, 9 de diciembre de 2019

Memorias

Hay días que tienen un significado especial.
Son memorias que uno desea guardar activas para que no se pierdan, porque en cierta forma si tú los mantienes vivos puedes volver a pasar por ellos y sentir aquello que viviste.
Es poder recordar la sensación, la emoción, las palabras, los gestos, el lugar, el frío que hacía, las circunstancias. Es la renovación de un sentimiento.
Los aniversarios marcan un año más de amor y de entrega. En cierta forma nos pueden ayudar a reflexionar sobre cuánto hemos hecho, cuánto nos queda por hacer, cuánto hemos aprovechado, cuánto hemos malgastado.
Nos enseñan que podemos intentarlo todo, que queda mucho por vivir, aunque sean también un refugio donde un alma abatida y cansada puede encontrar algo de calor.
Es recordar por qué es importante para ti, aunque nadie más lo recuerde.
Yo siempre hago mi parte.

viernes, 29 de noviembre de 2019

Colapso

Y al final sucedió: el temido colapso emocional se precipitó como algo inevitable. No puedo decir que no lo viera venir, pero me creía más fuerte. En un momento me vi tan sobrepasada que me eché a llorar. Por nada en realidad, y por todo, porque llevo un mes muy revuelta emocionalmente, porque siento mucha ira (pero mucha), mucha frustración, porque nada me sale como quiero, porque me he sentido traicionada, porque he sentido que me tomaban el pelo, porque he sentido que no me han dado mi sitio, porque he sentido que no recibía el reconocimiento, la valoración y el aprecio que creo que merezco, porque me he sentido apartada y ninguneada, porque me he sentido débil y vulnerable, porque me he sentido pequeña, porque me he sentido incomprendida, porque me he sentido sola...

Rompí a llorar y no podía parar de llorar. Me dije a mí misma que no iba a evitarlo en uno de esos alardes neptunianos que tengo como recurso, que me iba a permitir sentir toda esa emoción enorme que brotaba en mí y no reprimirla para no somatizarla. Ya he somatizado las anginas, que no deja de ser un síntoma de saturación, no necesito más expresiones corporales. Me tumbé en el sofá con mi manta y me dejé llevar por el llanto durante un par de horas hasta que la emoción fue bajando un poco su intensidad.

Tenía la idea de ir al teatro de una asociación cultural del barrio, que traían una obra basada en la leyenda artúrica, pero no tenía fuerzas. Tampoco para ir al gimnasio ni para salir a pasear, porque fiebre no, pero tenía mal cuerpo. Sólo quería replegarme en mí misma y cuidarme desde dentro, donde mi adulta se encuentra con mi niña y se hace cargo de ella para hacerla sentir que es querida, protegida, cuidada y valorada. Vi que la vorágine es tal que tengo que simplificar y limpiar en mi vida. Así que decidí salirme de varios chats de whatsapp para empezar. Voy a revisar mi agenda y mis rutinas y hacer ajustes. Necesito espacio para poder respirar. Necesito silencio para poder escucharme. Necesito parar los procesos mentales. Necesito recogerme en mi cueva (que viva el ala 5). Necesito ser mi prioridad y dejar de volcarme hacia fuera.

Si tuviese vacaciones sería más sencillo, pero como queda un poco para que lleguen voy a tener un reto interesante. La verdad que solamente pienso en la huida: trabajar en remoto y aisladamente toda la semana, no ir a la cena de empresa, apagar los móviles, cogerme una excedencia...
Necesito diversión. Necesito cerrar el año. Necesito que la vida me sonría.

jueves, 28 de noviembre de 2019

Afuera

El estor está levantado y puedo ver el cielo a través de la ventana. Me digo que el cristal está un poco sucio, aunque no me atrevo a limpiarlo ante la previsión de lluvia. Aun así se ven unas nubes grises que cubren toda la vista, densas y cargadas de lluvia, plomizas, intentando besar la tierra. Bajo ellas algunos pájaros describen círculos aparentemente aleatorios, como si se divirtiesen creando figuras por el puro placer de volar. Y aunque el aire es más ligero que el agua, en cierta forma se parecen, así que bien podría estar sumergida en unas aguas marengo.

Me duele la garganta y eso siempre termina en fiebre. El paracetamol lo está conteniendo, pero la tarde es larga. Finalmente he somatizado todo el cansancio y dolor de estos días pasados de la manera que menos esperaba. La garganta es chakra 5, mi verdad, mi expresión, aunque me está afectando a todo el sistema. Creo que lo que más necesito es cortar y dormir. Precisamente eso es lo que debería estar haciendo, pero me resisto a conciliar el sueño. Hacer, hacer, hacer, siempre haciendo, siempre en alerta. En un par de horas quizás me pueda permitir una cabezadita, pero no todos los momentos son propicios, no cuando estas intentando protegerte.

Las lágrimas asoman a mis ojos e intento combatirlas. Tampoco es el momento para el llanto, aunque me apetece llorar. Dejo escapar alguna en forma de liberación, pero ninguna va a tocar suelo, ninguna va a dejar evidencia de su paso por mi rostro, ninguna va a traicionar mi debilidad y mi estado. Pero me encojo para hacerme un pequeño ovillo y me acaricio despacio, con ternura, para hacerme sentir que hay alguien que realmente me quiere. Pase lo que pase, siempre estoy conmigo y me quiero, ahora también me lo hago saber, porque es lo que necesito: saber que alguien me quiere, saber que alguien me valora y le gusto como soy, saber que alguien aprecia lo que soy y todo lo que tengo para dar, y que quiere estar. Afuera no, pero dentro sí. Como la canción de Caifanes.

domingo, 24 de noviembre de 2019

Concierto de Amon Amarth

Esta es una de esas decisiones impulsivas que tomo de vez en cuando. Sucedió hace un mes camino del templo en el coche de Cuervo. Hablábamos las dos del concierto y de su cumpleaños y, de repente, le dije: "¿nos vamos al concierto?". En unos minutos había comprado las entradas para las dos. Muchas veces, las mejores cosas de la vida surgen de lo espontáneo.

Plaza de toros de Vista Alegre. Hacía años que no iba de concierto allí. Diego me recordó que desde una gira de Judas, que sonó de pena, porque la acústica no era nada buena. Ahora han cambiado el techo y han puesto unos faldones que parece que mejoran el sonido. Respecto a lo que yo recuerdo es así, aunque creo que hay locales donde se escucha mejor, más limpio, más nítido. Terminé el concierto con los oídos retumbando porque era demasiada potencia, y encima se me olvidaron mis tapones, para variar.

El sitio escogido era estupendo. Cuervo tiene problemas físicos y no se veía aguantando de pie la duración completa del concierto. A mí también me habría costado y, además, prefiero un asiento en la grada, donde puedo ver mejor el concierto. Compré las entradas en la barrera, con una visión directa del escenario sin obstáculo alguno, perfecto para seguir las actuaciones. Obviamente se pierde mucho de la vida de la pista, pero tampoco es tan excitante sentirte apretujado, zarandeado y no ver nada.

Diego estuvo en pista, pero se acercó a saludarnos un rato. Luego estuve pensando en que era la segunda vez que iba a un concierto sin mis habituales, ya que ni Kiki ni Miguel habían comprado la entrada. Leti, Viti, el Founder...todos han desaparecido del calendario de conciertos. Supe después que Steeler había ido también, pero no había dicho nada tampoco. Y bueno, ahora estaba Cuervo, pero ella es muy blackie y yo no, así que aunque ahora tiene muchas ganas de ir a conciertos, va a costar encontrar un grupo que nos valga a ambas. De hecho, ya me propuso a Mayhem y a 1349, pero es que no.

El primer grupo fueron Hypocrisy. No los tengo muy escuchados, pese a que a Diego le gustaban mucho. Como todos sus grupos, una necesitaba un tiempo de asimilación. Al final termino encontrando canciones que me gustan. "Fire in the sky" es mi favorita y la tocaron (bieeeeeen). Sonaron bastante bien. Fue un concierto cortito, se me pasó volando. Creo que en España aún no tienen muchos seguidores, o al menos el recinto no se llenó para ellos. Ahora con los móviles, se nota en la cantidad de ellos que se elevan para hacer una grabación. A mí me gustaron.

El segundo grupo fue Arch Enemy, también suecos (yo pensaba que eran alemanes), también death metal. No los veía desde el Wacken de 2004. Entonces giraban con Angelita, que en un momento decidió dejar el grupo y hacerse manager, dando paso a Alissa. No los tengo muy escuchados, pero creo que si les diera la oportunidad me podrían gustar bastante. Las primeras canciones no me impresionaron mucho. De hecho pensé que la tal Alissa tampoco era gran cosa, porque no daba la sensación de cantar mucho en comparación del tiempo dedicado a las guitarras, pero esa percepción fue cambiando. La verdad es que es una mujer bastante impresionante: es guapa, está buena, canta bien, se involucra con el público y tiene mucha energía. ¿Qué tomará esta chica? Luego tuve que escuchar de Cuervo una teoría un tanto idiota, que supuestamente había contado Luz Casal, que consistía en romperse las cuerdas para poder cantar guturalmente. Vamos, no veo a Floor Jansen, que canta ópera y hace growling, rompiéndose la voz para hacer esos sonidos.

Pero el plato fuerte eran Amon Amarth. No fue tampoco un concierto largo, pero mereció la pena. La puesta en escena cada vez es mejor, con mucha pirotecnica que agradecí enormemente porque hacía un frío que pelaba en el palacio. Ahora, si a mí me vino bien, a los de la primera fila los debieron de dejar churruscaditos. Me sobró una especie de ewok que sacaron (pretendía ser un vikingo, pero parecía un ewok), y me encantó la recreación de la serpiente Jörmundgander (todo muy Asatru), aunque solamente fuera para la última canción de la noche. El repertorio fue bastante equilibrado, aunque echo en falta canciones antiguas (¿cuánto hace que no tocan "Asator"?). Al menos tocaron "Twilight of the Thunder God", "Runes carved to my memory", "Guardians of Asgard", "Death in fire" y, cómo no, "Pursuit of vikings". Johan estuvo simpático, como siempre. No me canso de decir lo majete que es este hombre. Me sorprendió que arrancara hablando en un español bastante bueno y que lo usara en las canciones para pedir a la gente que cantara.





Yo disfruté mucho el concierto, como hacía mucho que no lo hacía. Pensaba que estaba perdiendo ese gusto por los conciertos, pero en parte la he recuperado en éste. Próximamente Alterbridge y Subway to Sally.

Embodiment espontáneo

En algunas de las ceremonias del templo suele haber un embodiment, donde una sacerdotisa hace una corporación de la Diosa para transmitir un mensaje a la persona que se acerca a ella. La sacerdotisa entra en trance, su ego se hace a un lado y presta su cuerpo a la Diosa para que lo ocupe. Es bastante impresionante de ver y, por eso, todos los que estamos en formación lo tenemos un tanto idealizado, como una especie de objetivo lejano y quizás inalcanzable. Esto, al menos, lo pienso yo, que me considero muy mental y me cuesta ceder el control de mi realidad. O así era hasta ahora.

Ayer tuve un "embodiment espontáneo", como Jana lo definió. Compartía con mi grupo que en mis ejercicios espirituales había sentido como si yo no hubiese hecho las invocaciones de la rueda. Era como si me hubiese disociado y estuviese a caballo entre el proceso y ser testigo del mismo. Mi identidad estaba medio diluida en el vacío y lo que más percibía era la energía que me recorría por el cuerpo. Mi cuerpo estaba presente y era mi voz la que hablaba, y las palabras se referían a mí y a mis circunstancias, pero esas palabras no las estaba escogiendo yo. Lo sé porque en un momento me pregunté: "¿esto de dónde está saliendo?".  Estaba canalizando algo.

No me pareció peligroso, ni amenazante, porque yo estaba en otro lugar, pero cuando regresé, estaba tremendamente mareada y confusa. Jana me aconsejó comer bien y llevar alguna piedra que me anclase a tierra, pero ya me había adelantado su sugerencia y estaba desayunando unas porras con colacao y había escogido por pura intuición una pulsera de granates. Tocar tierra para no volarse. Y eso que había hecho el enraizamiento. ¡Qué importante es enraizarse y unirse a lo material!.

Y este episodio me ha recordado otro mucho más antiguo cuando yo aún no había entrado del todo en el paganismo. Fue un examen de dibujo técnico de primero de carrera. Yo recuerdo entrar en el examen y disociarme. Muchas veces he dicho que no fui yo quien hizo el examen, porque mi percepción fue que algo se hizo cargo de todo, dejando a mi ego a un lado como testigo de lo que estaba haciendo. Y aprobé, vaya.

También he recordado otro episodio en clase de álgebra, aunque algo distinto a los anteriores. Recuerdo que entré en clase, me senté, pestañeé y la clase había concluido. Para mí esa clase duró un segundo y no recuerdo nada de lo que sucedió en toda la hora. No tengo conciencia de haber cerrado los ojos y quedarme dormida, aunque quizás sucediera así. Más bien fue como una alteración del tiempo. Fue raro. Hacía mucho que no pensaba en ello.

Me siento contenta por haber tenido la experiencia porque ahora sé que puedo. Si lo he hecho una vez, puedo hacerlo dos (aunque ignoro cómo reproducirlo). Esta mañana, por ejemplo, casi lo consigo otra vez, pero creo que aquí la mente estaba ya en la expectativa, y eso frena. Aquello que me parecía inalcanzable ya no lo parece tanto, lo puedo desmitificar, lo puedo hacer asequible. Esto me da más confianza para recorrer el camino que estoy caminando, por más incierto que me parezca en algunos momentos.  

lunes, 18 de noviembre de 2019

Ira




Hace unos días que he llegado al límite de mi control. Es como si tuviera una herida a flor de piel y cada pequeño roce me hiciera saltar. Salto muy mal, con una ira descontrolada, señal de que llevo aguantando mucho demasiado tiempo. Hace unos días le eché una bronca sin parangón a un agente de mi operador móvil porque no movió un dedo por ayudarme en un problema que tenía, y hoy casi salto con el técnico de IT de la empresa por algo similar. Y creo en cualquier momento voy a arrancarle la cabeza a algún minion por cualquiera de las idioteces con las que me vienen últimamente.

Estoy agotada mental y emocionalmente.
Pero cómo se siente la ira circulando por el cuerpo, como un río de lava. Es tan caliente y tan intensa que a veces me deja temblando porque creo que no voy a ser capaz de contenerla. Pura adrenalina. "Y catecolaminas, Mari", que me diría Blanca. Cuatro horas mínimo para eliminarlas del cuerpo, si no se almacenan en el hígado, por ejemplo.

Lo peor es que creo que no salto por el tema en cuestión sino que tiene que ver más con una tendencia acumulada durante años, en los que he tragado y he aguantado todo. Cuando salto, creo que lo hago por las miles de veces que abusaron de mi buena fé, por las miles de veces en que no supe poner límites, por las miles de veces en que no supe hacerme respetar. Y claro, he liberado a Sekhmet y ahora es muy difícil pararla. Así que, de repente, he dejado de ser la tía simpática, agradable, comprensiva y servicial, y me he convertido en una versión más oscura. Y como la gente carece de toda autocrítica, la mala seré yo. Pues seré la mala. Me viene una frase de mi madre al respecto: "mejor que te tengan miedo a que te tengan lástima". Gracias, mamá por tus creencias limitadoras.

Queda poco para el puente. Había pensado en cogerme un día suelto para descansar antes, porque estoy cansada, pero no sé si va a ser factible. Tengo muchas ganas de parar y cambiar de aires.

miércoles, 30 de octubre de 2019

El basurero

La "psicóloga" ha vuelto. Hacía mucho tiempo que nadie me volcaba su mierda emocional, pero desde este fin de semana estoy atrapada en una pila ingente. Cada día se presenta con una historia diferente, llena de penas, miserias, problemas y dramas. No lo llevo bien e incluso lo estoy somatizando. Mi evitadora natural está horripilada y desea, más que nada, poder aislarme, pero no puedo hacerlo todo lo que me gustaría, y estoy a punto de reventar. Creo que he recaído en algún aspecto de mi antiguo patrón y necesito rescatar los formularios de Paz para ver de qué se trata.

Hablé con Charles sobre el tema ayer.  Él es de las pocas personas que siento que me cuidan. No resulta pesado, pero está pendiente de mi bienestar, y de vez en cuando me pregunta: "¿Cómo estás tú?".  A veces me desahogo un poco con él, aunque no pueda contarle absolutamente todo de mi vida. Hablamos de psicología y desarrollo personal, y se nos va el tiempo. También vamos saltando continuamente de la parte personal a la laboral, y resulta un poco confuso. Pero se agradece saber que le importas a alguien.

Hablamos del apoyo de los "amigos" en situaciones emocionales complicadas. Él siempre me advierte de que me presto demasiado a los demás, de que siempre estoy dando apoyo, escuchando, aconsejando...y a veces me dejo arrastrar. A veces me siento como un basurero, donde la gente vuelca su mierda y se liberan, sin importar mucho si estoy para recibirla o si me afecta. Vienen, vuelcan y se van. Me usan y se van. Y después es como si yo no existiera.

La gente me debe ver tan fuerte, que ni se para a pensar que yo pueda necesitar desahogarme también.  "Si me pinchas, ¿acaso no sangro?".  Algunos miran la sangre y no la ven. Te desangras y siguen quejándose de lo suyo. Mucha gente ni siquiera se molesta en intentar ver más allá de sus problemas. ¿Es eso amistad? No lo parece. Es totalmente asimétrico y egoísta, y demuestra falta de empatía, por no decir de amor.

Echo de menos en general una preocupación sincera por mí, un acercamiento para ver si necesito algo. Que sí, que yo después soy muy mía y no me dejo ayudar, pero es que ni siquiera un intento. Es decepcionante.  Tendría que mandar a tanta gente a la mierda...Y, sin embargo, a muchos de ellos los aprecias y sientes que necesitas quedarte ahí. De otros te sientes responsable. A veces siento que tengo demasiados de los que ocuparme. Puede ser que necesite un cambio de táctica y buscar formas que sean más convenientes para mí, que no me vacíen tanto.

Necesito evasión.

viernes, 25 de octubre de 2019

Fuga de gas

Anoche los bomberos desalojaban a toda la finca por una fuga de gas causada a raíz de las obras que se están efectuando en uno de los pisos. Según los bomberos, parece un fallo grave del operario del gas, que manipuló la tubería pero dejó sin sellar la misma, produciendo una salida continuada de gas. Ignoro quién detectó la fuga, pero el caso es que debido a la detección se decidió cortar el gas de varias puertas y poner a los vecinos fuera de la casa mientras se hacía una inspección de todo el bloque.

Fueron momentos un poco confusos. Yo estaba en mi sofá leyendo un libro cuando empecé a oír al portero gritando por el rellano y llamando a todos los timbres. Al abrir la puerta me informó que los bomberos estaban desalojando el edificio. En ese momento yo iba en pijama y no pensé en cambiarme, a diferencia de otros vecinos que optaron por ello (¿el qué dirán?), pero cogí un anorak, una bolsa de deporte donde metí algo de dinero que tenía por casa (más lo que llevara dentro), me calcé las zapatillas y salí a la calle. A las gatas las dejé en el piso con una ventaba abierta para que pudiera circular el aire.

La alarma se canceló enseguida y retornamos a nuestras casas. Nos hemos quedado sin gas en todo el bloque hasta que un técnico repare el tema de la obra y revise cada uno de los pisos, ya que el responsable de Gas Natural no se fía (con mucho criterio). Ahora mismo ya tenemos un técnico haciendo su tarea. El problema será que no todos los vecinos están en sus casas y  no podrán dar acceso al mismo para la revisión, así que el corte de gas puede durar un tiempo considerable. Yo no tengo suministro de gas, así que no tengo demasiado problema, pero hay muchos vecinos que ahora mismo no tienen calefacción, ni agua caliente, ni fuego con el que cocinar. Cómo se valoran estas comodidades cuando se pierde el acceso a ellas.

Mi conflicto con esta situación viene derivado de mi decisión de dejar a las gatas en el piso. Me siento fatal por ello. Siempre digo que son mi familia, pero anoche las dejé tiradas. No tengo mucha excusa, ya que sí llegué a considerar el hecho de buscar el transportín, pero meter a las gatas en el transportín, exudando prisa e intranquilidad, no habría sido demasiado fácil ni rápido. Y entonces fue cuando decidí que las dejaba.

Según la teoría del cerebro triuno, en casos de amenaza el cerebro reptiliano toma el control del cuerpo y decide. Es puro inconsciente orientado a la supervivencia. Yo anoche tenía la cabeza fría, como me pasa la mayoría de las veces en que estoy en una situación problemática, pero decidí en contra de mis sentimientos y mis creencias. Luego, pasado el peligro, se me cayó el mundo encima cuando me di cuenta de lo que había hecho. Me sentí tan culpable, tan desleal hacia mis gatas. Con lo que he criticado yo a todos esos que dejaron abandonados a sus animales en las inundaciones. Yo he hecho exactamente lo mismo. Me siento despreciable. Y ver esa parte de mí me ha tocado mucho.

Anoche necesitaba hablar con alguien del tema, pero nadie me atendió. La mayoría estarían durmiendo, supongo. Yo me sentí muy sola, porque me vi sin nadie a quien poder recurrir. Ya me lo gestiono sola. "Alone again, naturally".

jueves, 24 de octubre de 2019

Cristina

Él siempre contaba la historia diciendo que lo suyo había sido un flechazo. Ella callaba, sin desmentirlo ni apoyarlo, pero todo el mundo daba por hecho que estaba de acuerdo. A veces ambos se peleaban por contar la historia y todo el mundo creía que se trataba de un cuento de hadas. Quizás era así, pero no del todo, porque las historias de amor son la mayoría agridulces, algunas ácidas, otras amargas.

Ella se quedó embarazada y tuvieron que casarse. Era lo que tocaba en aquellos tiempos y más en un pueblo. El honor, el decoro y las apariencias estaban a la orden del día. No hemos avanzado tanto como creemos, pero tenemos más opciones. Ella no las tuvo. Quizás entonces tampoco habría habido muchas para una mujer de pueblo a la que seguramente le habían inculcado que el fin de la mujer era ser madre y servir a su marido. Quizás ni siquiera llegó a atisbar otra vida más libre. Sin embargo, tampoco había querido que las cosas sucedieran de esa manera, ya que todo se precipitó, incluso aquello que era inevitable.

El niño murió a los dos años de edad. Dos años, una criatura nada más. Hay vidas que son tan fugaces y que, sin embargo, parecen tener más sentido que ninguna. Al dolor de la pérdida y de la antigua frustración se unió la culpa. Culpa porque quizás nunca quiso del todo a ese niño, porque lo había responsabilizado de llevarla a un camino que se vio obligada a recorrer. Culpa porque había odiado en secreto a su hijo, aunque al mismo tiempo lo amaba. Culpa porque no eran los sentimientos que se esperaban de una madre. Culpa porque pensó que quizás no había sido la madre que el niño necesitaba, que había algo que no le había dado. Culpa porque quizás ella había causado su muerte de alguna manera, aunque no fuese directamente.

Se sintió muy sola porque no podía compartir esos pensamientos con nadie a su alrededor. Ni siquiera con sus hermanas. Ella era además reservada y no le gustaba airear sus temas. Le parecía que era ella quien tenía que lidiar con ellos, resolverlos por sí misma. Pero aquello la superó por completo. La carga era tan voluminosa y tan pesada que le costó digerirla. En ese momento no supo gestionarla mejor y optó por pasar página y olvidar. Aquello, sin embargo, le pasaría factura años después, con una depresión que duraría mucho tiempo y que se atribuyó a una condición hereditaria que corría por el árbol familiar y que, de alguna forma, ella transmitió a sus siguientes descendientes.

Desterró al niño al olvido ¿Dónde está su tumba o su cenotafio? No existen. Prácticamente tampoco se volvió a hablar demasiado de él. Lo convirtió en un excluido del sistema, quizás no voluntariamente, pero así fue. Ahora su sobrina-nieta intenta reparar esa situación, dando al niño el lugar que siempre tuvo que tener. Y lo hace en calidad de doble de su abuela.  Ella no es su abuela, pero carga con la memoria en su inconsciente. Así que ella pide perdón al niño en nombre de su abuela, le recuerda en el día de difuntos, le prende una vela, y le hace el duelo que no tuvo.  Así se limpia el árbol y se sanan las heridas ancestrales. 

lunes, 21 de octubre de 2019

Ella dejó ir


Ella dejó ir. Sin un solo pensamiento o palabra, dejó ir, así nada más. Fue ayer, de hecho... Dejó ir el miedo. Dejó ir los juicios. Dejó ir las necesidades, así, de un momento a otro. Conforme soltaba llegó la confianza. Llegó la permisión. Llegó la sensación de estar plena.

Ella dejó ir la multitud de voces, opiniones, consejos y advertencias que daban vueltas en su cabeza. Mientras soltaba, llegó el silencio a su mente y su energía.

Ella dejó ir todas las indecisiones y dudas que la habitaban y mientras soltaba, llegaron de la mano la certeza y la convicción de quién era ella.

Dejó ir todas las razones correctas y también las equivocadas mientras llegaba la paz de poder aceptar que no sabía ni entendía nada.

Total y completamente, sin prisa y sin preocupación alguna, sólo dejó ir y se dejó llegar, así de repente, de la nada, por nada y para nadie, llegó, se soltó de sus brazos y regresó a ella.

No le pidió consejo a nadie, no consultó su oráculo ni llamó a su terapeuta. No leyó ningún libro sobre cómo dejar ir, no trabajó nada, ni respiró, ni meditó. No pidió ayuda a los ángeles ni pidió un instante santo. Sólo dejó ir.

Ella dejó ir todas las memorias, recuerdos y patrones que la frenaban y a la vez la empujaban a volver a lo mismo. Mientras soltaba, sintió que llegaba la vida a hacerle espacio para un futuro diferente.

Dejó ir toda la ansiedad y el exceso de dopamina que le impedían ir hacia delante. En ese dejar ir, llegaron la calma y la serotonina que le dijeron que era bueno, que era seguro y que era necesario estar ahí. En un instante dejó ir todos los planes, los cálculos, las conclusiones y las proyecciones sobre cómo ser, hacer y decir lo correcto. Así también, en un instante, llegaron las posibilidades, la magia y las bendiciones de saber que la simple existencia de ese momento era todo lo correcto que necesitaba.

No se prometió ni le prometió a nadie que dejaría ir. No escribió en su blog sobre ello, no programó la fecha en el calendario, sólo dejó ir. En ese dejar ir llegó el final feliz de un libro escrito por ella...

Autor:@el_despertar_de_la_consciencia

miércoles, 16 de octubre de 2019

No quiero

"No quiero arreglarte.
No quiero darte respuestas.
No pretendo impresionarte.
No quiero que seas diferente.
Solo quiero conocerte, exactamente como eres, más allá de tus historias, de tus esperanzas y sueños; más allá de tus juegos, tus máscaras, aquí y ahora.
Si te sientes confundido, siente la confusión en este momento.
Si sientes miedo, siente el miedo ahora.
Si estás aburrido/a, aburrámonos juntos.
Si estás ardiendo de rabia, ardamos juntos por un rato y veamos qué sucede.
Quiero estar aquí, con lo que realmente hay en este momento.
Tal vez, entonces, el gran cambio sea posible."
Autor: Jeff Foster

La osera


Es hacia dentro, siempre hacia dentro. Cuando el mundo exterior es frío y hostil, lleno de egoísmo, dureza, desprecios y crueldad, es hacia dentro. Allí, en lo profundo del corazón, hay un espacio seguro para mí. Es un lugar pequeño, inaccesible y resguardado, donde puedo cobijarme y refugiarme. El aire es seco y cálido, y una luz tenue ilumina las paredes de la cueva. Allí me siento segura, protegida y a salvo, lejos del mundo y sus sinsabores. El silencio lo llena todo y se respira tranquilidad. Allí me aparto y me lamo las heridas, lloro, me acuno, me atiendo, me cuido, me abrazo.

Y a veces viene ella, Adartia, la osa, a tumbarse conmigo para hacerme compañía, para que me refugie en su pelaje suave y mullido, para que me sienta querida. Ella apela a mi niña interior, la que llora, la que se duele, la que ha sido vapuleada, y la recoge para fundirla en un abrazo amoroso y protector donde nada importa, salvo ella. Para variar.

lunes, 14 de octubre de 2019

Ad Astra


Me motivaba el argumento de la película: un astronauta que viaja a los límites exteriores del sistema solar para encontrar a su padre perdido y neutralizar una amenaza para la supervivencia de la Tierra. Pero no me ha terminado de convencer. El problema para mí es la trama, que es un poco lineal, a pesar de que quieran darle una pátina de profundidad que no tiene. Así la película es un viaje en el que le pasan muchas cosas al protagonista, pero que parecen pegotes añadidos. No es particularmente entretenida, ni tiene demasiada emoción. Tiene momentos en que resulta un poco asfixiante, no por que haya un exceso de acción, sino porque eso de ver gente pasar tanto tiempo en atmósferas bajas en oxígeno me pone nerviosa. Y ya.

Si me pongo un poco más trascendente entonces puedo decir que la película, en realidad, trata sobre la búsqueda del padre, tema que me toca muy de cerca. Pitt hace de hijo de un héroe que desapareció años atrás y se dio por muerto. Su padre era una persona que vivía por y para la búsqueda de inteligencia extraterrestre. Era su misión de vida, mucho más importante que cualquier persona del mundo, incluyendo a su mujer y su hijo. Su temprana desaparición dejó huella en el joven, que terminó emulando a su padre tanto profesionalmente, siendo astronauta, como en carácter, ocultando su vulnerabilidad y sus sentimientos a los demás bajo una máscara de control, frialdad y eficacia.

De repente surge una amenaza relacionada con el proyecto de su padre: una especie de tormenta electromagnética generada en Neptuno que amenaza todo el sistema solar. El ejército le convoca para decirle que existen evidencias de que su padre sigue vivo y que podría estar relacionado con la amenaza. Así se embarca en un viaje que le lleva hasta los confines del sistema solar para encontrarlo. Y lo encuentra, claro que sí, y cancela la amenaza también. Pero en ese viaje tiene que aceptar que siente una rabia inmensa hacia su padre por haberlo "abandonado", aunque lo sigue queriendo a pesar de todo. Es un poco una aceptación de que es quien es gracias al padre que tuvo; que por mucho que le hubiese gustado, su padre es quien es y ama lo que ama. Que se le ha ido la olla en pos de un ideal, sí, pero que ese ideal lo es todo para él, que lo acepta, y que lo quiere. Lo que pasa es que después de tanto tiempo en soledad (no tanto como su padre), empieza a echar de menos a la gente y considera que tiene que dar un vuelco a su vida. Es como si tras encontrar a su padre hubiese cumplido con una misión vital y ahora empezara su vida para sí mismo.

La película se recrea un poco en la simulación de los paisajes estelares. Qué belleza Neptuno, por ejemplo, tan frío pero tan sereno. No sé muy bien qué hacía el padre allí, cuando es un planeta gaseoso que parece incapaz de albergar vida, al menos basada en carbono y tal como la imaginamos en nuestra mente. Aparentemente el padre no descubrió nunca vida extraterrestre. Tampoco sé por qué después de tanto tiempo, con ese afán que tenía, no viajó más allá de Plutón. Bueno, ahora sabemos que los tardígrados han llegado a la luna gracias a los israelíes, así que en cualquier momento nos darían una sorpresa, poco agradable me temo.

Yo esperaba otra cosa.

domingo, 13 de octubre de 2019

Sobre la muerte

El curso de "El camino a la sombra" planteaba hoy nuestra relación con la muerte, y me ha parecido interesante volcarlo en mi blog.

La muerte nos rodea pero parece como si quisiéramos ignorarla. Es por no plantearnos la propia, por no ser conscientes de nuestra propia mortalidad, como si eso pudiera frenarla. La televisión ha hecho que contemplemos la muerte como si no fuera real, como si eso les pasara a otros y no pudiera tocarnos.

No recuerdo bien mi primer contacto con la muerte. Seguramente fuera uno de mis bisabuelos paternos, pero yo era tan bebé que no lo tengo ni registrado. Después llegaría mi tío-abuelo Pepe tras una enfermedad agónica que quizás fuera cáncer de huesos. Mis recuerdos de entonces son muy borrosos, así que yo debía ser muy pequeña también, puede que unos tres o cuatro años. Recuerdo que fuimos a visitarlo a su casa en Barajas y que estaba postrado en una habitación. Yo no quería entrar a verlo porque olía a enfermedad, pero mi abuela y sus hermanas insistieron en que pasara. Tengo la imagen de una sábana blanca cubriendo unas piernas muy delgadas y pálidas. Me impactó bastante como para no volver a entrar. Del entierro no tengo recuerdos.

La familia de mi abuela eran sepultureros, así que la muerte no les era ajena. De pequeña íbamos ocasionalmente a visitar a mi tío-abuelo Goyo, que vivía dentro del cementerio de La Almudena. Mi hermana y yo alguna vez jugábamos entre los nichos vecinos a la vivienda. Quizás de ahí venga mi gusto por visitar los cementerios, que siempre me han parecido lugares muy tranquilos y soleados. Aunque a veces mi mente me sugestionaba con el miedo a los muertos vivientes.

A pesar de esa cercanía a la muerte, siempre me ha parecido que mi familia paterna eran más expresivos en su dolor que mi familia materna. Las mujeres de mi familia nunca han llorado en entierros, a diferencia de los varones, porque ellas se ocupaban de otras tareas que eran necesarias hacer en los pueblos.

No recuerdo ninguna conversación en mi infancia que me preparara para la muerte. Para mí la muerte siempre fue un cambio de estado en preparación a otra vida. Siempre he creído en la vida después de la muerte, aunque no tenga una certeza y desconozca la forma. Incluso en el caso de que no existiera, pienso que me convertiría en parte de la tierra, igual que la sirenita de Andersen convertida en espuma de mar, y no me parece tan mal destino. Por eso no quiero que me entierren en una tumba o en un nicho, sino que prefiero una incineración y que mis cenizas reposen directamente en la tierra. Puestos a pedir, quizás pida que me suelten en el cierzo, como mi tía Ana y volar muy lejos.

Por esta forma de entender la muerte, nunca he sentido pena por los que se marchaban. De hecho, cuando escuchaba las homilías de los curas diciendo que debíamos alegrarnos, siempre me pareció bastante natural. Lo que sí siento es el dolor por la pérdida, por la separación de alguien querido y el vacío que deja en mi mundo. Lo sentía así con mis muchas mascotas y también lo he sentido con cada persona que ha desaparecido en mi mundo, aun cuando hiciera mucho tiempo que no supiera de ella. Me pasó por ejemplo con Alfredo, mi profesor de tercero de EGB, que falleció recientemente. Echaba de menos la idea que tenía de él en mi cabeza, ya que fue una persona importante en mi infancia.

Las muertes más recientes son quizás las más dolorosas: mi abuela Valentina, mi BH, mi tía Ana, mi gata Teína. Algunas de ellas todavía duelen.
La muerte de Teína fue la primera de esta ronda. Me afectó mucho porque quise acompañarla durante toda la eutanasia. Era ella mi niña y no podía permitir que muriera en aquella sala fría rodeada de desconocidos, así que estuve con ella hasta el último momento acariciando su lomo y susurrándole que estuviese tranquila. Fue un momento muy duro, pero no me arrepiento. No recuperé nunca su cadáver, y no sé si hice bien. Ahora la recuerdo en cada Samhain.
En la muerte de BH yo no estaba tan consciente porque sentía tanto dolor físico y emocional que no era muy consciente de lo que sucedía. Sí sentí caer la bolsa amniótica en el water y perderse por las tuberías. No pude recuperarlo y me parece un fin tan triste. Al menos he intentado que no se convirtiera en un excluido de mi sistema.

He pensado muchas veces en mi propia muerte. Cuando tenía unos veinte años pensaba en el suicidio, porque sufría mucho y no sabía cómo salir de ahí. Ahora sé que aquello era más una fantasía porque desconocía el dolor auténtico. No me da miedo la muerte, pero sí el sufrimiento final. He visto auténticas agonías que no tienen ningún sentido. Sé que tiene que ver con el apego del cuerpo al mundo, ya que está biológicamente programado para mantener la vida a toda costa, pero también mucha gente por miedo a dejar mal a los que se quedan. Por eso, en los últimos días de mi tía y mi abuela les di permiso para marcharse, asegurándoles que los que quedábamos íbamos a estar bien y que su papel en esta vida estaba cumplido. Supongo que la incertidumbre también frena, aunque cuando el alma ha decidido marcharse, no hay nada que pueda retenerla.

Obsesionarse con la muerte no tiene mucho sentido, porque se pierde la vida intentando no morir. Yo reconozco que he dejado de hacer algunas cosas por miedo a la muerte. Tuve unos años en que viajaba mucho y desarrollé miedo a volar. Mi trabajo lo exigía y no me quedaba otra, pero lo he pasado muy mal durante años intentando controlar ese miedo irracional. Aún me queda un poco. Por la misma razón, prácticamente he dejado de subirme en las atracciones de la feria, porque me da miedo caer al vacío. Aquí quizás tenga más fundamento, ya que una vez subí a una atracción de altura que no tenía demasiada seguridad, y me pasé todo el recorrido intentando no salirme por la puerta y caer. Tuve también un accidente con el coche hace unos años, chocando contra la parte trasera de otro vehículo, pero no tuve ninguna secuela. En realidad, no he tenido demasiados episodios de riesgo. Posiblemente el peor sucedió cuando era pequeña, que me subía muchísimo la fiebre. Mis padres me llevaron a urgencias y me sumergieron en agua helada para bajarme la fiebre, pero me la bajaron tanto que casi no remonto. En otra ocasión, una araña me picó en la playa y el veneno me puso el pie duro como una piedra, y en urgencias tuvieron que ponerme una inyección para que no me subiera más.

Que intente no obsesionarme no quita para que no trate de cuidarme un poco. El cuerpo es como un coche, que necesita un mantenimiento para funcionar y que te sirva muchos años, solo que no se puede ir al concesionario a buscar uno nuevo. Al menos de momento es así en esta realidad. Por eso importa darle una mínima atención, aunque seguramente no lo cuido todo lo bien que debería, y podría hacer mucho más por intentar darle una vida digna.

Por último me gustaría recordar que no es peor la muerte que estar muerto en vida. Hay gente insatisfecha, anclada en trabajos que no disfruta, en relaciones que no le aportan, en matrimonios de apariencia, presos de condicionantes y expectativas familiares y sociales, en el miedo, en rutinas asfixiantes y desmoralizantes; en el ruido del hacer sin ser, sin emocionarse, sin sentir la magia de la vida, sin admirar la belleza del mundo. No me gustaría caer en eso, aunque temo que en algún momento de mi vida he sido así. Lamentablemente. Un tiempo perdido que no voy a recuperar. No siempre es fácil verlo y no siempre es fácil romper con el círculo vicioso, pero nos hacemos mucho daño quedándonos ahí. Incluso diría que eso termina por acortarnos la vida y llevándonos a una mala muerte. Vivir es elegir y elegir es descartar, y a veces elegimos la muerte por miedo al qué dirán, a perder el favor de otros. Es el miedo a la libertad de ser nosotros mismos.

jueves, 10 de octubre de 2019

Ceguera

Ayer una persona me dijo que estaba rara y en vez de tomármelo de forma personal, lo consideré. Lo que no sé es en qué forma estaba rara. Pregunté, pero la respuesta no fue reveladora por ser un tanto evasiva y ligera. Así que de ahí no voy a aprender, pero me quedo con mi parada y mi intento de toma de consciencia.

Quizás estoy más sensible a este tema en estos días después de la clase de eneagrama y verme en mi subtipo. Como dije, no me lo esperaba. Pero conforme pasan los días me van llegando evidencias de que efectivamente es mi subtipo y me sorprende cómo cabía la duda cuando parece tan claro. Me sorprende (incluso me apena) el descubrir que no me conozco tan bien como pensaba. Pero este mes estoy sumergiéndome en la sombra y puede que de ahí salgan nuevas revelaciones. Al final, el camino del autodescubrimiento es infinito. Lo malo es que la vida lo es, así que en la muerte no habré llegado a conocerme del todo. No creo que importe demasiado.

Además de mi ceguera, soy testigo esta semana de la ceguera de los demás. Ayer me metía en la cuenta de Twitter de una compañera de trabajo y se definía como "empática". ¿Empática ella? Dios mío, no le veo un ápice de empatía en todo su cuerpo. Cierto es que la he tratado poco como para aseverarlo, pero por las salidas y las respuestas que tiene, puedo decir que empatía es un poco deficiente. Pero ahí está ella, en su concepción de sí misma, pensando que es una de sus virtudes más profundas y promulgándolo al mundo sin pudor. La puedo entender porque yo también me consideraba empática, hasta que Raquel dijo que los eneatipos 6 carecen de empatía. Todavía me resisto a esa idea, aunque puedo reconocerme en situaciones donde mi empatía es nula.

Luego está Teresa, a la que le han negado el paso a la segunda espiral por su falta de preparación y de implicación en la primera. Ella no lo entiende y se siente muy decepcionada. Está en plena espiral de victimización, donde es posible que yo no pueda ser empática porque me recuerda el chantaje emocional de mi madre para conseguir sus propósitos, aunque también he de reconocer que ese comportamiento me parece de personas débiles y me hace un espejo que no me mola nada. Mostrar mi vulnerabilidad es uno de mis trabajos pendientes. Teresa ve su "suspenso" como un rechazo, aunque es ella la que pone el rechazo en bocas ajenas. Nadie considera que es pija, que no es suficiente, que no vale...todo eso lo dice ella, porque es la imagen que cree que los demás tenemos de ella. Lleva semanas haciendo una especie de ejercicio de autoafirmación frente a esa imagen, como si nos desafiara. En plan: "vosotros no me consideráis apta, pero por mis cojones que me vais a tener que aguantar, porque yo soy una tía estupenda a pesar de lo que penséis de mí". Me molestó en su momento, y sé que podría saltar por ahí (incluso podría llegar a ser cruel), pero he decidido que no voy a alimentar a su monstruo. Le di un consejo y me he retirado. Pero el tema ha escalado tanto que ha llegado a la hostilidad entre ella y las formadoras. Y, curiosamente, se ha callado, pero no se ha marchado del chat, porque en el fondo ella quiere seguir vinculada a esto. No sé en qué forma realizará su retorno, pero lo espero.

Lo que más me sorprende es su ceguera, su falta de autocrítica. Esto se ve mucho: la falta de autocrítica. Lo veo en todas partes. Todo el mundo cree que hace todo bien, que no tiene nada que mejorar o rectificar. En cuanto les llevas un poco la contraria se enfurruñan, porque son incapaces de aceptar que pueden estar equivocados. No digo que sea fácil y que no duela, pero en general, nadie escucha y nadie quiere cambiar, bien porque la sombra da miedo, bien porque están apalancados en una idea que les da confort.

Tenemos los egos subiditos.

lunes, 7 de octubre de 2019

El descenso

Los meses de octubre y noviembre son los meses del signo de Escorpio, y este signo está muy relacionado con el inconsciente. Por eso, el mes Escorpio es bueno para hacer lo que se llama un descenso, que es como bajar al sótano de una casa a iluminar lo que se guarda ahí. En psicología, a eso se le llama "sombra" y se refiere a todas las creencias, valores, patrones que están en el subconsciente y que determinan tu comportamiento en el mundo. Los seres humanos pensamos que somos muy libres, pero en realidad son nuestros programas los que deciden por nosotros, así que es bueno indagar a ver qué hay ahí. No es una tarea fácil ni gratuita, pero es bastante honesta y valiente, y el fin es bueno, si uno consigue cambiar.

Estamos en el mes de Libra, pero parece que el de Escorpio se haya adelantado considerablemente, teniendo en cuenta que los planetas personales se están moviendo para este signo y que Plutón, regente de Escorpio, está entrando en directo en Capricornio, paseando por el nodo sur, que es el karmático. Mucha energía para trabajar en nosotros mismos. Por mi parte he empezado el curso de eneagrama 2, que durará un año, estoy haciendo un taller llamado CEN, que está muy relacionado con las creencias, y estoy a punto de empezar un curso online sobre las diosas oscuras, cuya temporada empieza casi ya. Mabon es la segunda cosecha, pero nos lleva a la preparación para el invierno. Es la introversión, pero también es el descenso. Porque trabajar con la sombra, que es muy plutoniano, está relacionado con la transformación, y toda transformación es una muerte. Ver la sombra es morir como lo que eras (o creías que eras) para renacer en otra versión de ti mismo.

Este fin de semana ha sido bastante productivo en cuanto a revelaciones. Revelaciones que ahora he de integrar, lo cual no es sencillo. No es imposible, pero es doloroso. Todo empieza reconociendo que mi subtipo de eneagrama es el transmisor. Es en el que menos me veía y el que menos me gustaba, así de ciega estaba. Cómo jode saber que no te conoces tan bien como creías, y cómo jode que te has estado comportando en contra de tu propia naturaleza. Esa naturaleza estaba en mi sombra porque de alguna manera te han dicho que es mala o no te la han fomentado. Pero si miro bien, puedo ver que sí que tengo un carácter fuerte, intenso, expansivo, dominante, ambicioso, competitivo, y sin embargo, he jugado a ser pequeña, a limitarme, a castrarme, porque así era más fácil para otros lidiar conmigo. Quizás para los demás sea más fácil ver esa parte de mí que he creído tapar, incluso a veces ha salido por donde menos esperaba, como hace unos días con el tema del territorio y la lealtad, que para mí son temas críticos. No me extraña que me gusten las diosas fuertes y terribles: Morrigan, Sehkmeth, Trebaruna, Adartia.., ¡si es que las estoy buscando en mí!
Pero la invisibilidad tiene sus beneficios, porque si eres invisible, no tienes que demostrar nada, no puedes cagarla y, por tanto, tu valía está intacta.

Las prácticas del taller CEN me han llevado a distinguir ciertas situaciones que me disparan el estrés. Todas ellas tienen el denominador común de la ira, que está causada por la frustración de no conseguir ciertas cosas. Esto está muy relacionado con mi valía, y por tanto, con el amor de mis padres. Para preservar el amor de mis padres tengo que conseguir cosas. Esto es falso, pero es lo que me marca mi subconsciente. Así que tengo que reformular mi concepto de valía, y lo he hecho pensando en la gente que me es valiosa:

  • Mi valía no se mide por mis logros ni por mis triunfos.
  • Mi valía no se mide por lo que poseo.
  • Mi valía no se mide por mi estatus.
  • Mi valía no se mide por mi imagen.
  • Mi valía no se mide por la amplitud de mi red social
  • Mi valía no se mide por la gente que tengo alrededor
  • Mi valía no se mide por mis habilidades o mis capacidades.
  • Mi valía no se mide por mi comportamiento, ni por lo bien que me adapto a las reglas sociales o familiares.
Yo soy valiosa por ser yo en mi esencia más pura. Yo soy intrínsecamente valiosa.
Ahora tengo que integrarlo.

Joker


Desde el verano no había regresado al cine y lo hago por la puerta grande, con una película estupenda y una actuación maravillosa. No sé si Joaquin Phoenix está nominado al Óscar, pero debería. Es increíble la cantidad de matices que tiene el personaje y una actuación que incluye todo lo que es su persona, que inunda la pantalla en prácticamente todo el metraje. La película es el Joker, y Joker es Joaquin.

Desde luego no es una película de superhéroes (o más bien de anti-héroes) al uso. Nada que ver. Es una película centrada en la naturaleza humana, de cómo se construye un villano, que en realidad no lo es tanto. Me resulta fácil empatizar con Arthur y comprender (que no compartir) lo que le lleva a ser el Joker, una vez que se han transgredido todos los límites morales y mentales. Porque Joker, en realidad, es un enfermo mental que vive en la marginalidad, donde no es nada ni nadie. Allí lucha con un trauma que arrastra desde pequeño, del que es completamente inconsciente, hasta que se va revelando y le hace estallar. Es un tipo calificado como raro por la sociedad, de esos de los que todo el mundo se aparta o abusa. Es una persona tan aislada que hasta se pregunta sobre si su existencia es real. Porque Arthur quiere conectar con la gente, pero no lo consigue. En parte, es porque su enfermedad le pone en situaciones que los demás no pueden comprender, como esa risa incontrolable que se desborda en los momentos más inapropiados. La medicación ayuda a mantener la enfermedad más o menos a raya, pero llegan los recortes en sanidad y todo se descontrola.

Arthur mata a unos brokers de bolsa en el metro en un acto de auto-defensa. Hay ensañamiento porque en ellos vuelca una frustración largamente arrastrada. Es el primer límite que cruza, aunque considero que no es ése el momento en que se transforma. Lo peor llega con su madre enferma, a la que cuida desde hace años, y que resulta ser una de las responsables de su estado. Muerta la madre ya no quedan límites morales que no puedas superar. Cuando no tienes nada que perder, se pierden los límites. Su acumulado odio se vuelca hacia las clases más elitistas, como las que representa Thomas Wayne, el padre de Batman, persona clasista donde las haya. Es fácil sentirte en una superioridad moral y personal cuando eres rico y estás en un puesto alto. No es un ser simpático ni cercano. La muerte de los brokers y la arrogancia de Wayne prenden fuego a un polvorín social de los marginados  de Gotham, que se ven representados por un héroe fortuito. ¿Quién representa a los descastados, los que no tienen voz, los olvidados? El Joker. Sus formas pueden ser reprobables, pero no están exentas de cierta justicia. Y así comienza el caos.

Muy recomendable.

lunes, 30 de septiembre de 2019

Hija de Iberia

Todo rito iniciático tiene algo de muerte para renacer convertido en algo nuevo. Aparentemente nada ha cambiado, pero en el interior todo es diferente. Es una nueva versión de ti mismo que no terminas de reconocer y a la que te tienes que adaptar gradualmente, porque sigues recordando lo que eras y la forma en que te comportabas. Quizás te aferras a lo anterior por miedo a lo nuevo, aunque en el fondo sabes que jamás volverás a ser lo que fuiste porque has cambiado para siempre. Algo así le debe parecer a la mariposa cuando sale de la crisálida. Un camino nuevo se abre: soy ya una hija de Iberia.

No puedo contar demasiado sobre el rito de dedicación porque la escuela de Iberia es una escuela de misterios y por tanto exige secreto. No porque lo que se haga allí no se pueda contar, pero porque no se quiere robar la experiencia a nadie que quiera pasar por ello. Yo creo que aun contándolo jamás la imaginación igualará la vivencia, pero se me pide silencio y lo guardaré. Sin embargo contaré lo relacionado conmigo intentando no desvelar el secreto.

La iniciación no es simplemente un rito de un día en la que te otorgan un título, es más bien un proceso que dura todo el año y que incluye una formación y un trabajo personal con las energías de la Diosa. La iniciación es la culminación a todo ese proceso, que en realidad abre la puerta a otro proceso diferente, y a la vez es el mismo. Por eso se llama "espiral". Este fin de semana tocaba cerrar con la tierra, con Ama Lur, aunque creo que yo terminaré de trabajar con la diosa osa "Adartia". La tierra es mi segundo elemento favorito después del agua. La tierra es estructura y materia, es anclaje al mundo y a la vida. Sin la tierra, nada material existiría, todo sería una entelequia. Con la dedicación es lo mismo: con el paso de la rueda se ha ido volviendo más y más denso, ha ido materializando poco a poco para hacerse real.

Me gustó mucho que el último encuentro fuera al aire libre en vez de en una habitación. Hizo un día estupendo para pasarlo en el campo y poder trabajar con la tierra. Y de ahí a la iniciación. Puedo decir que la misma tuvo lugar en el bosque y por la noche. Empezamos en grupo hasta que me tocó pasar por mi rito sola. La parte grupal fue bastante festiva y creo que nunca hemos tenido una unión tan fuerte hasta ese momento. La parte solitaria fue bastante más penosa. Fue una noche oscura del alma.

Yo no sentía miedo ni duda. Sabía dónde estaba, el porqué, y, aunque desconocía el reto, no me causaba miedo ni dudas. Estaba tranquila y serena. En este año he tenido que cruzar diferentes ritos de paso, por ello sabía que no había peligro y más o menos intuía lo que podía esperar. Me presenté la primera del grupo, en un acto contrafóbico de esos míos, y eso me hizo tener una espera larga y tediosa. Durante un tiempo que se me hizo interminable, estuve a oscuras y sola, y durante ese periodo pasé por diferentes estados de ánimos: desde la espera, al hastío, pasando por el cabreo. Lo peor fue un momento en el que me sentí tremendamente sola, desamparada y vulnerable. Salvando las distancias, me sentí como pueden sentirse quizás los inmigrantes que cruzan el mar para llegar a tierras más afortunadas que las suyas: sola, a oscuras, incómoda, cansada, y en ese momento yo no tenía nada y no era nadie. Pensé en que estaba muy lejos de casa y que mi vida normal había desaparecido, como si no fuese a volver a ella. Pensé en todo lo que más he querido en el mundo y que no he conseguido tener (ni creo que lo vaya a tener), y la frustración que eso me causaba. Y pensé en que estaba en una situación de mierda pero era lo único que tenía en ese momento, que la vida continuaba sin ser todo lo maravillosa que podría ser en mi mente, y que tenía que hacer todo lo que pudiera con ella a mi pesar.

En un momento sentaron a Nuhmen a mi lado, ya que había elegido ir después de mí, y le busqué la mano para confortarlo. Él estrechó la mía fuertemente. Durante esos segundos supimos que, a pesar de todo, estábamos ahí el uno para el otro, y fue un momento íntimo, cálido y bonito, aunque efímero.

Cuando reunieron a todo el grupo, después de lo que a mí me pareció una eternidad, pasamos por fin al encuentro con la Diosa. Uno a uno fuimos haciendo nuestros votos y recibiendo su mensaje. Fui la primera en pasar. La Diosa me habló con compasión, como si fuese un animalillo herido. Me dijo que yo había caminado sobre zarzas para llegar a ella y que me había vaciado de sueños; yo me había convertido en un vacío para estar con ella. A través de mis grietas ella iba a entrar en mí y me iba a llenar de flores, aunque yo iba a florecer no de la manera que esperaba. Me dijo que iba a dar fuerza a mis manos para proteger a otros que eran como pequeñas flores que no tenían voz, pero que su voz era la suya y yo tenía que buscarla. Y que yo acunaría a muchos porque solamente yo tenía el espacio para hacerlo.

No tengo ni idea de qué significa, pero salí llorando del encuentro. No me importó llorar delante de todos, porque no podía controlar el llanto y necesitaba vaciarme de esa emoción. Nuhmen vino de su encuentro a consolarme y supe que necesitaba ese abrazo. Supe que necesito un abrazo más de lo que quiero admitir, porque generalmente nadie consuela a los que somos fuertes, como si no fuéramos humanos o tuviésemos sentimientos. Al menos la Diosa no me cambió los votos, ni me dio votos nuevos explícitos. Y acabo de caer en la cuenta de que acabo de aceptar custodiar la llama de Iberia, que no es sino otra tarea que se da en la sombra, y por tanto, apenas tiene reconocimiento.

Desde el final de la dedicación me siento como si me hubiese pasado una apisonadora por encima. Me duele muchísimo la cabeza y sospecho que tiene que ver con la reconexión neuronal debida al cambio producido por esa noche, el cambio que necesito para mi nueva versión. Necesito dormir mucho para recuperar horas de sueño y para que mi subconsciente empiece a colocar las cosas en su sitio. Y necesito tocar tierra para asentarme.

jueves, 26 de septiembre de 2019

Deslealtad

Hace unos días pedí una lectura de registros akáshikos y me hablaron de una vida pasada como bruja donde mi pareja no solamente me fue infiel múltiples veces, sino que además se dedicó a denostarme como persona y profesional. De esa manera, había acabado viviendo marginada a las afueras de una ciudad grande, sola, vieja y sin medios. Sin duda, esto explicaría muy bien mi gran recelo hacia las personas en esta vida. Los registros dicen que esto es algo que debo sanar en esta vida, pero por mi experiencia, cuando me abro para confiar, me dan la puñalada.

La última llegó ayer en el ámbito laboral, y de la persona que menos esperaba. Son dos personas en realidad, pero a una de ellas la consideraba muy próxima, casi una amiga. Posiblemente se ha dejado influenciar por la otra, que es más trepa y tiene más claro lo que quiere conseguir, y además tiene mucha más labia para vender las cosas como le convienen. Aun así, no es una excusa, porque también ha participado. Y sí, en cierta forma han conseguido sus objetivos, pero me han perdido a mí, que hasta ahora intentaba ser una aliada para ellos.

¿Puedo trascender la situación? Ahora mismo me siento incapaz porque el dolor de la traición es reciente y grande. Quizás estoy sacando las cosas de madre, pero es que la lealtad es un valor fundamental para mí. De momento estoy distante y fría, porque lo que necesito es lamerme las heridas, y esto es algo que necesito hacer en soledad. Sin embargo, no creo que las cosas vuelvan a ser iguales, porque yo no voy a poder volver a confiar en estas personas. Mi trato posiblemente sea cordial, pero se acabaron las confidencias, los apoyos, y esfuerzos personales.

Y ayer terminé haciendo una cosa muy pasivo-agresiva, colocándome en una actividad del departamento que me va a llevar a cruzarme con estas dos personas justo en algo que converge con sus intereses. Fui consciente más tarde de la jugada y no sé por qué me sorprende tanto. Una parte de mí, le encantaría la venganza, aunque quizás no tenga tanto poder para llevarla a cabo. Puede que con ser una presencia incómoda sea suficiente. Lo que está claro es que está en mi sombra y debo integrarla. Se acerca la diosa oscura.


miércoles, 25 de septiembre de 2019

El cuervo y el tambor

Nuhmen se ha comprado un tambor sintético de 22 pulgadas y ha decidido regalarme su viejo tambor de piel de cabra de diámetro desconocido. La verdad que me hace muchísima ilusión y me siento halagada porque haya pensado en mí. Es una suerte que el veganismo de algunas personas les impida recibirlo, pero yo lo acojo con amor. Desconozco el origen del tambor y me pregunto qué historias habrá vivido y qué energía portará. Procediendo de Nuhmen no me da mala espina. Las únicas pegas que puedo encontrar es que no tengo demasiada idea de tocar el tambor (y si encima tengo que cantar, olvídate), y que al ser de piel de cabra su sonido varia con las condiciones térmicas y de humedad, que es el motivo principal por el que Nuhmen ha escogido una versión sintética para su nueva adquisición.

Un tambor y un nombre nada más llegar la Segunda Cosecha. Me siento bendecida.

Por mi parte, he decidido regalar uno de mis colgantes a Cuervo. Es un pentáculo de plata que tiene un cuervo encima. Yo apenas me lo he puesto y creo que ella le puede sacar más partido. Además, va más con su nombre de sacerdotisa. Este colgante lo compré en uno de mis Wackens, lo que significa que tiene ya unos cuantos años. Recuerdo perfectamente el momento en que lo compré en el mercadillo, aunque no sé precisar el año.
Es un colgante bonito, pero por lo que sea, apenas lo he llevado, y me pregunto ahora si realmente fue mío alguna vez. Quizás ese colgante estaba destinado a Cuervo desde un primer momento y yo solamente he sido el medio por el cual la Diosa se lo ha hecho llegar. Ha necesitado varios años,  muchos caminos, y muchas circunstancias para llegar a ella, pero al final la ha encontrado. Como debía de ser. Me encanta esta idea.

lunes, 23 de septiembre de 2019

Nombres


El nombre es uno de los primeros regalos que te dan tus padres al nacer. Es nuestra primera seña de identidad, lo que permite distinguirnos de otros en un grupo. Cada nombre tiene una energía determinada, ademas de un significado que le atribuye unas características que van a acompañarnos durante toda la vida y que se va a expresar con nosotros. El nombre tiene poder, de ahí su importancia.

Llega mi iniciación como Hija de Iberia y no tenía muy claro con qué nombre dedicarme. Mi nombre real o mi nombre "mágico", por llamarlo de alguna manera. Ninguno de los dos me cuadraba para ello. No tiene ninguna lógica, simplemente que no me cuadraba. Mucho más cuando vi el vídeo de Jana sobre la Segunda Espiral de la Rueda de Iberia donde explicaba la diferencia entre la bruja y la sacerdotisa, que reside fundamentalmente en el servicio a la comunidad. Tenía que buscar algo nuevo, pero no conseguía encontrarlo. Ayer llegó, ¡justo en la semana de la iniciación!. In extremis.

Mi nombre como sacerdotisa será "Dunum", de origen celta, que significa "Fortaleza". No tiene tanto que ver con la capacidad humana, sino con la construcción, aunque ambas puedan tener un enlace. Muchas ciudades tienen la terminación "-dunum" en sus nombres, como "Berdún" que deriva de Viro (aldea) y Dunum (fortaleza), o Lyon, que procede de Lugh (el dios solar) y dunum. Me siento muy identificada con el nombre, y de hecho, muchas veces he dicho que si yo fuera una figura de ajedrez sería la torre. La fortaleza es fuerza, vigor, firmeza, solidez, resistencia, y su servicio es el de la defensa y la protección, algo que curiosamente tiene mucho que ver con el voto que voy a hacer a Iberia el próximo fin de semana (sin entrar en detalles), el cual fue una revelación de la diosa Noctiluca.

El nombre llega para la segunda cosecha, como un don, un regalo de la Diosa para mí. Curiosamente  viene con la entrada de la diosa Ama Lur, la Madre Tierra, que es roca y estructura, y con la que siempre he tenido mucha sintonía desde que empecé la Espiral. Es también un nombre anticipado por la diosa Ataecina en el embodiment del principio de la Espiral, hace ya muchos meses, cuando me dijo, entre otras cosas que indicaban mi capacidad de resistencia, que yo era la roca que no se desmoronaba. Ataecina y Ama Lur son el principio y el final de la rueda, así que es como cerrar un ciclo y empezar una nueva fase.

Aún no soy sacerdotisa, pero estoy en el camino. Quizás llegue, quizás no. Será lo que la Diosa decida. Sin embargo, el tener un nombre hace que se haya reforzado mi intención y la energía parece mucho más enfocada. ¿Significa que renuncio a la bruja? No. Quizás si lo hiciera enfocaría mucho más la energía hacia mi objetivo, pero me gusta tener una vía de escape al grupo. Aún no me siento totalmente parte de él, y tardaré en conseguirlo, porque mi individualidad y mi espíritu crítico están muy presentes. También porque me sigo identificando con la idea de la bruja solitaria y ecléctica, por lo que puedo formar parte del grupo, pero no sé si puedo diluirme en él.

A ratos me llega la voz de Paz diciendo que no es correcto tener diferentes facetas sin integrar, porque el subconsciente se vuelve loco, pero mi esencia sí es una. Es algo que tengo que madurar.

Dunum de Iberia, la fortaleza de Iberia. A mí me gusta.
Por cierto, he sacado la numerología y tiene vibración 1, justo como mi nombre de pila y mi nombre "mágico". Curioso.

Boda cristiana


Después de varias ceremonias paganas, asistir a una boda católica ha sido un gran contraste. Bodas paganas no he tenido la ocasión de vivirlas, pero puedo hacerme una idea, y creo que la diferencia fundamental es que mientras que en la ceremonia pagana prácticamente todo estaría enfocado al ritual del matrimonio, en la cristina el matrimonio representa una parte más y limitada de lo que es el formato de la misa. Mi cuñado diría que la ceremonia pagana es muy "mamarracha" y hasta cierto punto podría darle la razón si lo comparamos con el formato rígido de la cristiana. No es que la ceremonia pagana no tenga estructura, sino que cada ceremonia puede ser diferente en función de lo que el sacerdote/sacerdotisa haya ideado para la misma. Son ceremonias mucho más participativas y, por lo tanto, más largas, aunque todo depende del tipo de actividad que se realice y el número de participantes que asistan. Una meditación, por ejemplo, permite que todos los asistentes hagan algo al mismo tiempo, pero un embodiment puede ser un cuello de botella. Jo, qué triste que esté pensando en cómo optimizar algo así.

Como pagana he entrado muchas veces en una iglesia y me sigue admirando el arte sacro, mucho más la arquitectura de muchos templos. Me encanta la iconografía cristiana y siempre intento aprender los símbolos para poder identificarlos después. Pero por primera vez me sentí ajena a la ceremonia, como si aquello no tuviese que ver conmigo. Me da pena, porque yo no sentía la división interna entre lo pagano y lo judeo-cristiano. Son dos espiritualidades que podía integrar en mí, a pesar de lo muy diferentes que son. Esta vez no fue así. Yo me he decantado por el camino pagano, y quizás es normal dejar marchar el otro, más aún si voy a dedicarme, pero me da pena. Supongo que se me da mal cerrar ciclos.

Desde esa perspectiva distante, la ceremonia, ya digo, me pareció aburrida. No sé si es debido en parte a la energía de los asistentes. Hubo un coro que puso música a ciertas partes del ritual y eso suele ser bonito, pero a mí no me gustó. La homilía del cura estuvo bien, salvo que iba un poco de sobrado. Su sermón versó sobre que Dios había pensado en cada uno de ellos cuando decidió traerlos al mundo, como si se tratase de un destino, y entonces, miras a todos los que estamos solteros y piensas: ¿y con nosotros qué pasa, Señor? Pero bueno, al menos no lloré, porque se me habría corrido el maquillaje y habría parecido un mapache black-metal.

Boda aburridilla y medio pasada por agua, aunque no llegamos a mojarnos. Dicen que la lluvia trae buena suerte. El arroz es un símbolo de abundancia y fertilidad, pero no quisieron que lo lanzáramos porque "hace daño a los padrinos". Ok, es su deseo, pero ¿qué les cuesta a los padrinos quedarse dentro mientras se lanza? Tiramos pétalos de rosas, que es como más delicado, pero que no tienen recorrido. Además manchan y resbalan. De lanzar caramelos tampoco dijeron nada, aunque no llegamos a ejecutar nuestro plan pasivo-agresivo. Y mejor, porque la novia no tiene sentido del humor.

La conocí por la mañana durante el desayuno, ya que ambas nos alojábamos allí. Me la presentó José, que sí la había visto antes un par de veces. Yo la vi e iba a hacerle el comentario de que seguro que iba a la boda porque tenía pinta de monja, cuando en ese momento la reconoce y va a saludarla. Me quedé loca. A ver, es que la chica tiene muchas cosas destacables: es fea, tiene pinta de monja, es rancia, es muy seca, carece de sentido del humor y de la espontaneidad, es extremadamente rígida. En el fondo es una persona que vive encorsetada en un mundo de exigencias y normas. Puede jurarme lo que quiera, pero dudo que sea feliz. Afortunadamente para ella vive entre algodones y seguramente se contente con la idea de que seguir las normas divinas y humanas es bueno, por mucho que le esté jodiendo la vida. Lo que no sé es si después desplaza todo ese malestar que no ve a los demás, porque pinta tiene. Lo siento por el novio. Yo no sé si volveré a ver a ninguno de los dos, porque creo que le caigo mal, o quizás sea por José que le caigo mal, porque puedo entender que a veces tensa demasiado la cuerda y no ve hasta dónde llegar. Si además se entera de que soy pagana, quizás pida que me quemen en la hoguera. No es que tenga especial interés en conocerla.

La hermana es otra cosa, aunque procediendo de la misma familia, tienen que tener cosas en común, aunque solamente sea por la educación recibida. Me pareció una niña más dulce y más simpática, a pesar de que tuvo que soportar el interrogatorio de José. Se había empeñado en liarla con Darío, lo cual, no iba a suceder jamás. Pero quería hacer el intento de presentársela. Hasta que llegó Rubi y lo jodió todo entrando como un elefante en una cacharrería en una conversación donde nadie le había presentado ni dado espacio. La espantó, normal. Mejor para ella, creo yo.

Otro detalle que no me gustó de la boda fue que no nos dieron un regalo, como se hace en otras bodas. Es verdad que muchas veces estos recordatorios son horribles y son para tirar a la basura directamente, pero en este caso lo que hicieron fue darnos un marca páginas cutre donde decían que el dinero de los regalos lo habían donado a una ONG católica. Parece un bonito gesto y tal vez lo sea, pero me jode enormemente que decidan por mí. Podrían haberme pedido que mi regalo para los novios fuera a una ONG, en vez de quitarme ellos mi regalo de invitada, y lo habría hecho con más gusto. Y mira, ya que nos podemos, ya que todavía no les he enviado el dinero, quizás haga un donativo a una ONG en su nombre. Supongo que lo verán "muy bien". A fin de cuentas, dinero no les hace falta, sobre todo a ella.

La comida estuvo correcta, destacando principalmente el lechazo. También me gustó el carro de los donuts para la pista de baile, aunque después de una cena copiosa ¿quién tiene hambre? Y eso que el baile cerró a las cuatro de la mañana. No llegué tan lejos porque terminé antes hastiada de un DJ malísimo que no dejaba de cortar las canciones y mezclarlas mal. El novio me había pedido bailar una salsa antes de la cena, pero cuando llegó el momento, decidió bailar una bachata con su esposa, argumentando que a su mujer también le gusta bailar. Una mentira como la copa de un pino, cuando él me ha dicho repetidas veces que es uno de los fallos que tiene ella. Él no se acordará, pero yo sí, porque para eso tengo buena memoria.  Y así pasó, que el baile fue un desastre. Porque una persona tan rígida no se sabe dejar llevar, y él tampoco es tan buen bailarín. No creo que lo disfrutaran y tampoco se lucieron. Yo me fui a hablar con Alberto de temas trascendentales. Creo que no era el momento, pero así se dio.

De todas formas, yo me lo he pasado bien en esta boda, más por lo que ha rodeado a la boda que a la boda en sí. No sé si tendré muchas más en el futuro, porque la mayoría de mis conocidos ya están casados. Alguno queda, es verdad, pero no tienen pinta de dar el paso. Lo que sí me gustaría es participar en una boda pagana. No tanto oficiarla o formar parte del cuerpo ceremonial como estar en una y vivirla (como invitada, porque como contrayente lo veo extremadamente improbable). Nuhmen ha mandado algunas fotos de la suya y me ha parecido muy bonita, muy simbólica, que es lo que más me gusta a mí en realidad.