lunes, 23 de septiembre de 2019

Boda cristiana


Después de varias ceremonias paganas, asistir a una boda católica ha sido un gran contraste. Bodas paganas no he tenido la ocasión de vivirlas, pero puedo hacerme una idea, y creo que la diferencia fundamental es que mientras que en la ceremonia pagana prácticamente todo estaría enfocado al ritual del matrimonio, en la cristina el matrimonio representa una parte más y limitada de lo que es el formato de la misa. Mi cuñado diría que la ceremonia pagana es muy "mamarracha" y hasta cierto punto podría darle la razón si lo comparamos con el formato rígido de la cristiana. No es que la ceremonia pagana no tenga estructura, sino que cada ceremonia puede ser diferente en función de lo que el sacerdote/sacerdotisa haya ideado para la misma. Son ceremonias mucho más participativas y, por lo tanto, más largas, aunque todo depende del tipo de actividad que se realice y el número de participantes que asistan. Una meditación, por ejemplo, permite que todos los asistentes hagan algo al mismo tiempo, pero un embodiment puede ser un cuello de botella. Jo, qué triste que esté pensando en cómo optimizar algo así.

Como pagana he entrado muchas veces en una iglesia y me sigue admirando el arte sacro, mucho más la arquitectura de muchos templos. Me encanta la iconografía cristiana y siempre intento aprender los símbolos para poder identificarlos después. Pero por primera vez me sentí ajena a la ceremonia, como si aquello no tuviese que ver conmigo. Me da pena, porque yo no sentía la división interna entre lo pagano y lo judeo-cristiano. Son dos espiritualidades que podía integrar en mí, a pesar de lo muy diferentes que son. Esta vez no fue así. Yo me he decantado por el camino pagano, y quizás es normal dejar marchar el otro, más aún si voy a dedicarme, pero me da pena. Supongo que se me da mal cerrar ciclos.

Desde esa perspectiva distante, la ceremonia, ya digo, me pareció aburrida. No sé si es debido en parte a la energía de los asistentes. Hubo un coro que puso música a ciertas partes del ritual y eso suele ser bonito, pero a mí no me gustó. La homilía del cura estuvo bien, salvo que iba un poco de sobrado. Su sermón versó sobre que Dios había pensado en cada uno de ellos cuando decidió traerlos al mundo, como si se tratase de un destino, y entonces, miras a todos los que estamos solteros y piensas: ¿y con nosotros qué pasa, Señor? Pero bueno, al menos no lloré, porque se me habría corrido el maquillaje y habría parecido un mapache black-metal.

Boda aburridilla y medio pasada por agua, aunque no llegamos a mojarnos. Dicen que la lluvia trae buena suerte. El arroz es un símbolo de abundancia y fertilidad, pero no quisieron que lo lanzáramos porque "hace daño a los padrinos". Ok, es su deseo, pero ¿qué les cuesta a los padrinos quedarse dentro mientras se lanza? Tiramos pétalos de rosas, que es como más delicado, pero que no tienen recorrido. Además manchan y resbalan. De lanzar caramelos tampoco dijeron nada, aunque no llegamos a ejecutar nuestro plan pasivo-agresivo. Y mejor, porque la novia no tiene sentido del humor.

La conocí por la mañana durante el desayuno, ya que ambas nos alojábamos allí. Me la presentó José, que sí la había visto antes un par de veces. Yo la vi e iba a hacerle el comentario de que seguro que iba a la boda porque tenía pinta de monja, cuando en ese momento la reconoce y va a saludarla. Me quedé loca. A ver, es que la chica tiene muchas cosas destacables: es fea, tiene pinta de monja, es rancia, es muy seca, carece de sentido del humor y de la espontaneidad, es extremadamente rígida. En el fondo es una persona que vive encorsetada en un mundo de exigencias y normas. Puede jurarme lo que quiera, pero dudo que sea feliz. Afortunadamente para ella vive entre algodones y seguramente se contente con la idea de que seguir las normas divinas y humanas es bueno, por mucho que le esté jodiendo la vida. Lo que no sé es si después desplaza todo ese malestar que no ve a los demás, porque pinta tiene. Lo siento por el novio. Yo no sé si volveré a ver a ninguno de los dos, porque creo que le caigo mal, o quizás sea por José que le caigo mal, porque puedo entender que a veces tensa demasiado la cuerda y no ve hasta dónde llegar. Si además se entera de que soy pagana, quizás pida que me quemen en la hoguera. No es que tenga especial interés en conocerla.

La hermana es otra cosa, aunque procediendo de la misma familia, tienen que tener cosas en común, aunque solamente sea por la educación recibida. Me pareció una niña más dulce y más simpática, a pesar de que tuvo que soportar el interrogatorio de José. Se había empeñado en liarla con Darío, lo cual, no iba a suceder jamás. Pero quería hacer el intento de presentársela. Hasta que llegó Rubi y lo jodió todo entrando como un elefante en una cacharrería en una conversación donde nadie le había presentado ni dado espacio. La espantó, normal. Mejor para ella, creo yo.

Otro detalle que no me gustó de la boda fue que no nos dieron un regalo, como se hace en otras bodas. Es verdad que muchas veces estos recordatorios son horribles y son para tirar a la basura directamente, pero en este caso lo que hicieron fue darnos un marca páginas cutre donde decían que el dinero de los regalos lo habían donado a una ONG católica. Parece un bonito gesto y tal vez lo sea, pero me jode enormemente que decidan por mí. Podrían haberme pedido que mi regalo para los novios fuera a una ONG, en vez de quitarme ellos mi regalo de invitada, y lo habría hecho con más gusto. Y mira, ya que nos podemos, ya que todavía no les he enviado el dinero, quizás haga un donativo a una ONG en su nombre. Supongo que lo verán "muy bien". A fin de cuentas, dinero no les hace falta, sobre todo a ella.

La comida estuvo correcta, destacando principalmente el lechazo. También me gustó el carro de los donuts para la pista de baile, aunque después de una cena copiosa ¿quién tiene hambre? Y eso que el baile cerró a las cuatro de la mañana. No llegué tan lejos porque terminé antes hastiada de un DJ malísimo que no dejaba de cortar las canciones y mezclarlas mal. El novio me había pedido bailar una salsa antes de la cena, pero cuando llegó el momento, decidió bailar una bachata con su esposa, argumentando que a su mujer también le gusta bailar. Una mentira como la copa de un pino, cuando él me ha dicho repetidas veces que es uno de los fallos que tiene ella. Él no se acordará, pero yo sí, porque para eso tengo buena memoria.  Y así pasó, que el baile fue un desastre. Porque una persona tan rígida no se sabe dejar llevar, y él tampoco es tan buen bailarín. No creo que lo disfrutaran y tampoco se lucieron. Yo me fui a hablar con Alberto de temas trascendentales. Creo que no era el momento, pero así se dio.

De todas formas, yo me lo he pasado bien en esta boda, más por lo que ha rodeado a la boda que a la boda en sí. No sé si tendré muchas más en el futuro, porque la mayoría de mis conocidos ya están casados. Alguno queda, es verdad, pero no tienen pinta de dar el paso. Lo que sí me gustaría es participar en una boda pagana. No tanto oficiarla o formar parte del cuerpo ceremonial como estar en una y vivirla (como invitada, porque como contrayente lo veo extremadamente improbable). Nuhmen ha mandado algunas fotos de la suya y me ha parecido muy bonita, muy simbólica, que es lo que más me gusta a mí en realidad.

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