jueves, 10 de octubre de 2019

Ceguera

Ayer una persona me dijo que estaba rara y en vez de tomármelo de forma personal, lo consideré. Lo que no sé es en qué forma estaba rara. Pregunté, pero la respuesta no fue reveladora por ser un tanto evasiva y ligera. Así que de ahí no voy a aprender, pero me quedo con mi parada y mi intento de toma de consciencia.

Quizás estoy más sensible a este tema en estos días después de la clase de eneagrama y verme en mi subtipo. Como dije, no me lo esperaba. Pero conforme pasan los días me van llegando evidencias de que efectivamente es mi subtipo y me sorprende cómo cabía la duda cuando parece tan claro. Me sorprende (incluso me apena) el descubrir que no me conozco tan bien como pensaba. Pero este mes estoy sumergiéndome en la sombra y puede que de ahí salgan nuevas revelaciones. Al final, el camino del autodescubrimiento es infinito. Lo malo es que la vida lo es, así que en la muerte no habré llegado a conocerme del todo. No creo que importe demasiado.

Además de mi ceguera, soy testigo esta semana de la ceguera de los demás. Ayer me metía en la cuenta de Twitter de una compañera de trabajo y se definía como "empática". ¿Empática ella? Dios mío, no le veo un ápice de empatía en todo su cuerpo. Cierto es que la he tratado poco como para aseverarlo, pero por las salidas y las respuestas que tiene, puedo decir que empatía es un poco deficiente. Pero ahí está ella, en su concepción de sí misma, pensando que es una de sus virtudes más profundas y promulgándolo al mundo sin pudor. La puedo entender porque yo también me consideraba empática, hasta que Raquel dijo que los eneatipos 6 carecen de empatía. Todavía me resisto a esa idea, aunque puedo reconocerme en situaciones donde mi empatía es nula.

Luego está Teresa, a la que le han negado el paso a la segunda espiral por su falta de preparación y de implicación en la primera. Ella no lo entiende y se siente muy decepcionada. Está en plena espiral de victimización, donde es posible que yo no pueda ser empática porque me recuerda el chantaje emocional de mi madre para conseguir sus propósitos, aunque también he de reconocer que ese comportamiento me parece de personas débiles y me hace un espejo que no me mola nada. Mostrar mi vulnerabilidad es uno de mis trabajos pendientes. Teresa ve su "suspenso" como un rechazo, aunque es ella la que pone el rechazo en bocas ajenas. Nadie considera que es pija, que no es suficiente, que no vale...todo eso lo dice ella, porque es la imagen que cree que los demás tenemos de ella. Lleva semanas haciendo una especie de ejercicio de autoafirmación frente a esa imagen, como si nos desafiara. En plan: "vosotros no me consideráis apta, pero por mis cojones que me vais a tener que aguantar, porque yo soy una tía estupenda a pesar de lo que penséis de mí". Me molestó en su momento, y sé que podría saltar por ahí (incluso podría llegar a ser cruel), pero he decidido que no voy a alimentar a su monstruo. Le di un consejo y me he retirado. Pero el tema ha escalado tanto que ha llegado a la hostilidad entre ella y las formadoras. Y, curiosamente, se ha callado, pero no se ha marchado del chat, porque en el fondo ella quiere seguir vinculada a esto. No sé en qué forma realizará su retorno, pero lo espero.

Lo que más me sorprende es su ceguera, su falta de autocrítica. Esto se ve mucho: la falta de autocrítica. Lo veo en todas partes. Todo el mundo cree que hace todo bien, que no tiene nada que mejorar o rectificar. En cuanto les llevas un poco la contraria se enfurruñan, porque son incapaces de aceptar que pueden estar equivocados. No digo que sea fácil y que no duela, pero en general, nadie escucha y nadie quiere cambiar, bien porque la sombra da miedo, bien porque están apalancados en una idea que les da confort.

Tenemos los egos subiditos.

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