jueves, 29 de agosto de 2019

Cibeles de cine



Hay noches que tienen magia, la magia del verano. Noches de frescor suave y un leitmotiv de Debussy que suena a agua. De nostalgia de los 80, de confidencias, de hechos espontáneos, de compartir mundos, visiones y actos sagrados. De polaridades reconciliadas. De diosas que te hacen un guiño al iluminarse del color de tu vestido. Noches que te hacen dar gracias a la vida y a los dioses. Noches que te dejan soñando. Noches que te hacen querer más.

Y sí, el comienzo fue una película. "Jungla de Cristal", con Bruce Willis y el gran Alan Rickman haciendo de terrorista alemán. A las puertas de la caída del muro, los malos eran los rusos y los alemanes, ahora lo son los radicales islámicos. Cómo han cambiado las cosas.

La película no ha envejecido mal, ya que carece de contexto histórico que enmarque la misma. Lo único que delata sus años es la cinta de cassette de una limusina, y un sistema de seguridad con pantallas de tubo y sistemas operativos del pleistoceno. Bueno, puede que la estética de la indumentaria y algunas melenas también incidan en ello. Lo demás podría suceder ahora mismo: unos ladrones disfrazados de terroristas secuestran a unos rehenes como distracción mientras intentan acceder a la cámara acorazada de un edificio donde se almacenan millones en bonos al portador. Lo que no contaban era con la presencia de Bruce Willis, convertido en un policía que se encuentra metido en el ajo por casualidad y por amor.

Que la película sea en versión original permite percibir los cambios de idiomas y acentos. Eso sí, no está muy bien resuelto el tema de que los alemanes muchas veces hablen en inglés entre ellos para que el espectador sepa qué quieren decir. Porque claro, podría ser inconcebible que el terrorista fuera interno. Hay como un tufillo antieuropeo en la película, principalmente porque los villanos son alemanes, pero también por el uso que se hace de la novena sinfonía de Beethoven. Entonces no sabían que se convertiría en el himno de Europa, pero sí que es una clara referencia.
Por lo demás, la película tiene cosas tan absurdas que me hacen gracia.

Desconocía completamente este cine de verano. Poder entrar en el ayuntamiento de Madrid es un lujo. Subir al mirador no (lo tengo pendiente), pero el espacio interior es muy agradable. Han montado un cine en el patio, acompañado de varios puestos de comidas y bebidas, más una especie de zona de estar. Todo decorado con imágenes de películas antiguas de la Fox, que es a quien se le rinde homenaje realmente. El sonido bien porque se hace a través de unos cascos inalámbricos que te aislan completamente del entorno. Ayuda a meterse mucho en la película, pero no te permite comentarla. Jajaja, sé de alguna que lo pasaría fatal.

lunes, 26 de agosto de 2019

Conciencia Amazonas



La pasada semana se caracterizó por varios incencios forestales en todo el mundo: Canarias, Siberia, Indonesia, Amazonas. Muchos provocados y muchos tapados aparentemente por los medios de comunicación, en una forma de servir a unos intereses que parecen buscar el beneficio a corto plazo de unos pocos en detrimento de un bien más global. El incendio de Amazonas fue sin duda uno de los que más se ha viralizado en las redes una vez que se dio a conocer, desencadenando una serie de protestas e iniciativas diversas. El mundo pagano no fue ajeno a la tragedia y hubo un llamamiento general a convocar la lluvia para para el avance del incendio. Creo que la idea original procedía del movimiento de reclaiming de Brasil, que incluso crearon un sello con el que poder concentrar la energía. Después han salido otros rituales, incluso haciendo uso del fuego (por mucho que me dijeran que no debía usarlo en este caso). No solamente el mundo pagano se ha involucrado, sino también otras comunidades que buscan una alta consciencia, como el Oneness o incluso gente como Mía Astral. Seguramente hay más que desconozco.

La iniciativa puede sonar ingenua, incluso absurda a muchos, pero es mucho mejor que no hacer nada. Se basa en el concepto de conciencia colectiva, de crear masa crítica para crear una energía orientada a un propósito. Más o menos es como funciona el mundo en general, solamente que esto tiene una intención consciente y enfocada. No sé si podríamos hablar de un gran egregor. A mí me parece bonito movilizar la intención humana hacia algo concreto. Por supuesto me he sumado, pero a mi aire, como suelo hacer. Qué díscola soy a veces. Y qué perezosa.

En la tribu de Iberia se ha pedido por Amazonas, pero también han surgido otras ideas interesantes relacionadas con el tema. La primera tiene que ver con el despertar de la Madre Tierra como diosa oscura, en una defensa de lo que es suyo. Quizás la terminemos despertando de puro hartazgo, porque demasiada paciencia tiene con la especie humana. Una Kali desatada, qué miedo. Sin embargo, no son incendios que ella haya causado, no es su mano la que está detrás. Ella se volcará después en la reparación, despacio, en su tiempo que no es el humano. Pero sí podríamos intentar sentir lo que ella debe sentir ante esos ataques que sufre. Yo, desde luego, lo paso fatal viendo las fotos de miles de hectáreas calcinadas y cientos de animales heridos o muertos bajo las llamas. Prefiero no verlas porque se me disparan las imágenes en la cabeza y me sumen en la tristeza. Qué no será verlo in-situ. Que no será para una madre ver la destrucción de sus hijos. No sé si soy capaz de llegar a sentir ese dolor en mis carnes.

Pero no solamente se trata de sentir empatía, se trata de hacer algo con ese sentimiento. No se trata de irse a Amazonas a sofocar los incendios, sino de ver qué podemos hacer a nivel más loca. Nuhmen Delos lo explica bien en su blog Biogeosfera, en el post "Una propuesta para salvar el planeta". En inglés existe el término "glocally" que significa actuar localmente para generar un cambio a nivel global. Existen muchas cosas que podemos hacer para contribuir. A mí me queda una reflexión personal profunda para ver qué puedo hacer y cuánto estoy dispuesta a hacer. Sé que suena hipócrita, pero es honesto al menos: no estoy preparada para ser vegana, ni siquiera vegetariana; no sé hasta qué punto puedo renunciar a viajar. Así que sí, me siento atacada ante ciertas posturas algo radicales que enjuician el que no es coherente quejarse por el maltrato animal cuando como carne, y cosas similares. Seguramente lleven razón, pero lo hacen desde una superioridad moral que apesta a ego.

Antígona


Vanesa vino con Paula y a ambas les gusta el ballet, así que compraron entradas para el ballet de Víctor Ullate y su representación "Antígona", basada en la historia griega (otro drama sí). Como protagonista de la obra, la bailarina Lucía Lacarra, que tiene gran renombre y fama mundial, aunque yo no había oído hablar de ella, tal es mi conocimiento del mundo del ballet (y eso que me gusta). Tarde de chicas, tarde de familia, tarde de ballet. Un cambio en la rutina general, que agradecí enormemente porque me ayudó a romper con la terrible semana laboral que tuve.

La historia (Sófocles) es conocida: Antígona, hija de Yocasta y Edipo (sí, el del complejo), entierra a su hermano Polinices, muerto en batalla, enfrentándose a Creonte, rey de Tebas, que deseaba humillar a Polinices (supongo que por cierta oposición al rey que había causado el conflicto). En castigo, Antígona es sentenciada a ser enterrada viva, pero se ahorca en su celda antes de que se ejecute la pena. Hemón, el prometido de Antígona e hijo de Creonte, se da muerte clavándose una espada. Le sigue su madre, Eurídice, esposa de Creonte, que no puede soportar la muerte de su hijo. Es un drama total, pero también es el conflicto entre la conciencia y la obediencia, así como qué significa exigir obediencia.

El programa cuenta la historia para situar al espectador, pero aun así me costó centrarme al principio porque no entendía en qué punto estaba enganchando. Poco a poco me fui metiendo en la misma. La obra duró unas dos horas, sin intermedio. Todo en un bloque, lo cual ayuda a mantener el hilo. Es increíble cómo se puede narrar una historia sin diálogo, únicamente a través de la expresión del cuerpo.

La obra me gustó muchísimo. Me gusta la coreografía, me gusta la puesta en escena, el vestuario (preciosos vestidos), el decorado. Qué bien bailan, qué plasticidad, qué flexibilidad corporal, qué elegancia. Lacarra era la protagonista, pero su personaje tampoco destaca en demasía frente a otros papeles relevantes como el del rey Creonte, por ejemplo. Lo que quizás me gustó menos es que el desenlace se precipita cuando la coreografía se ha entretenido demasiado en la introducción. Esperaba algo más largo.

Muy recomendable.

No sé por qué no voy más al ballet, si me encanta.

martes, 20 de agosto de 2019

El soplo de los ancestros

Escucha más a menudo
A las cosas que a los seres,
La voz del fuego se escucha,
Escucha la voz del agua,
Escucha en el viento
Al zarzal sollozando:
Es el soplo de los ancestros.

Aquéllos que han muerto no se han ido nunca
Están en la sombra que se alumbra
Y en la sombra que se espesa,
Los muertos no están bajo la tierra
Están en el árbol que se estremece,
Están en la madera que gime,
Están en el agua que corre,
Están en el agua que duerme,
Están en la cabaña, están en la multitud
Los muertos no están muertos.

El soplo de los ancestros muertos
Que no se han ido,
Que no están bajo la tierra,
Que no están muertos.
Aquéllos que han muerto no se han ido nunca,
Están en el seno de la mujer,
Están en el niño que llora,
Y en el tizón que se aviva,
Los muertos no están bajo la tierra,
Están en el fuego que se apaga,
Están en el peñasco que se queja
Están en las hierbas que lloran,
Están en el bosque, están en la morada,
Los muertos no están muertos.

Escucha más a menudo
A la cosas que a los seres,
La voz del fuego se escucha,
Escucha la voz del agua,
Escucha en el viento
Al zarzal sollozando:
Es el soplo de los ancestros.

El reitera cada día el pacto,
El gran pacto que une,
Que une a la ley nuestra suerte;
A los actos de los soplos más fuertes
La suerte de nuestros muertos que no están muertos;
El pesado pacto que nos une a la vida,
La pesada ley que nos une a los actos
De los soplos que se mueren.

En la cama y en las orillas del río,
Los soplos que se mueven
En el peñasco que se queja y en la hierba que llora.
Los soplos que moran
En la sombra que se alumbra o se espesa,
En el árbol que se estremece, en la madera que gime,
Y en el agua que corre y en el agua que duerme,
Los soplos más fuertes, que han tomado
El soplo de los muertos que no están muertos,
Los muertos que no se han ido,
Los muertos que no están más sobre la tierra.

Escucha más a menudo
A las cosas que a los seres.

Autor:Birago Diop, escritor senegalés. 

lunes, 19 de agosto de 2019

Historias de miedo para contar en la oscuridad


Cris (Cuervo) me sorprendió ayer con su propuesta de ir al cine y precisamente a una de las películas que tenía como posibles en mi lista. "Historias de miedo para contar en la oscuridad", con el sello de Guillermo del Toro, que siempre tiene su aliciente, aunque a veces nos da una de cal y otra de arena.

En esta ocasión la historia nos traslada al Halloween de 1968 con el trasfondo de la guerra de Vietnam y el ascenso de Nixon, que aparecen de forma un tanto tangencial. Un grupo de adolescentes entra en una casa que se dice embrujada por el fantasma de una mujer llamada Sarah Bellows, que contaba historias de miedo que hacían morir a niños. Stella, la protagonista, descubre el libro de cuentos de Sarah y se lo lleva con ella, pidiendo al fantasma que le cuente una historia. Desde ese momento empiezan a escribirse nuevas historias en el libro con aquellos que han visitado la casa esa noche, con desenlaces muy poco halagüeños. Stella tendrá que parar a Sarah y para ello indagará en la truculenta historia de la familia Bellows, que es casi tan terrible como los propios cuentos.

La conclusión es que un ser humano sometido a vilezas puede convertirse en un monstruo, pero es su responsabilidad ser así, independientemente de lo que haya sufrido. El fantasma consigue entenderlo a pesar de su ira.

A mí la película me ha gustado. Me encanta la atmósfera gótica del terror entrelazada con la realidad, que me parece es como un sello de del Toro. Él no es el director, pero sí uno de los guionistas, aunque parece que adaptan la obra "Scary Stories to Tell in the Dark" de Alvin Schwartz. Las historias se van sucediendo una tras otra (a cual más terrorífica), lo cual le da mucho ritmo al hilo general, y al mismo tiempo crea esa sensación de angustia de que se está llegando inexorablemente a un desenlace ominoso. Sí que hay puntos en la trama que parecen estar resueltos con demasiada rapidez, pero no es demasiado perceptible. No se hace nada pesada. Hay algún actor más o menos reconocible, pero en general los actores me resultan desconocidos. Creo que están todos bastante bien.

Miedo pasé con la película. Me habría agarrado al brazo de Cris, pero no tengo tanta confianza con ella, así que tuve que usar el cubo de las palomitas y el brazo de la butaca para disipar la tensión. Si llego a tener un boli en las manos, lo habría roto. Menos mal que no fue la última sesión de la noche, porque ir al baño después de aquello da bastante impresión. Da tiempo a llegar a casa, desestresar y poder dormir.

lunes, 12 de agosto de 2019

Radicalismos paganos

De siempre he practicado mi espiritualidad en solitario y de una manera ecléctica, pero después del verano pasado en Ávalon y mi propósito de ser sacerdotisa de la Diosa, di con este grupo pagano que ayuda a mis fines. El grupo tiene bastantes beneficios, como tener una formación estructurada y poder nutrirme con las experiencias y conocimientos de muchos, que complementan y enriquecen los míos propios. Es un lugar donde encontrarme con personas que tienen creencias parecidas, donde hablar de temas que no puedo compartir con otras personas, de expresar una parte de mí que no suele ser tan pública. Además, mis compañeros de formación son un grupo bastante sano, a pesar de las rarezas de cada uno, que me aportan igualmente visiones nuevas sobre la vida. Y luego está el resto de la tribu, a los que conozco menos, pero ahí están, con la promesa de apoyo y hermandad.

Es verdad que mi recelo natural hace que yo cree una distancia defensiva con ellos que me hace tomar perspectiva. Esa distancia también me impide sumergirme completamente en el grupo y confundirme con ellos. Debo ser una persona cuántica porque tengo muchas contradicciones internas: tengo querencia por pertenecer a un grupo y al mismo tiempo quiero ser yo misma. Esa distancia hace también que cuestione muchas de las cosas que se transmiten dentro del grupo.

Es una comunidad pagana que devociona a la Diosa por encima de todo. El aspecto masculino está prácticamente desaparecido. Es una de las cosas que me chirrían porque para mí la energía masculina es importante también. No deseo eliminar una en favor de la otra, sino que me gustaría equilibrarlas. Porque por encima de las polaridades está el Todo y no tiene género. Pero sabía dónde me metía y lo respeto, son sus reglas. Por ello devociono al Dios en mi casa y a mi manera, por supuesto. Yo he bebido mucho de la Wicca, y algo de esa tradición queda, pero tampoco es exactamente ésa la visión que tengo.

Hay otros temas que no llevo bien tampoco. Mira que me considero feminista y de izquierdas, pero a veces escucho cosas que me rechinan enormemente, precisamente porque me parecen un tanto radicales. Es una exaltación de la feminidad tan grande que me abruma. Pero no es cualquier feminidad, es la suya. Y ya no sé si son ellos los que tienen ideas desmedidas o soy yo la que está equivocada. Hoy una chica publicaba una foto de una chica en el metro vistiendo unos pantalones muy cortos y ceñidos. Sus comentarios son muy parciales y despectivos, como haría un eneatipo cuatro yéndose al uno, disfrazándolos desde el punto de vista del pragmatismo y la comodidad, aunque me pregunto cuánto no es una proyección de sus complejos. A continuación, otros han participado en los comentarios clamando con la visión patriarcal de un sistema que cosifica a la mujer y lo disfraza de moda, de manera que se ha terminando aceptando como normal. Seguramente hay mucha verdad en lo que apuntan, pero también veo mucha inquina detrás de cada frase.

Otro tema tabú es el cristianismo. Parece que es imposible ser pagano y cristiano a la vez.  Sé que el cristianismo hizo mucha apropiación cultural pagana para borrar todas las fiestas y deidades existentes, la mayoría femeninas. Apoyo incluso el desmitificar a María Magdalena como diosa, tendencia que se está fortaleciendo y que me molesta particularmente por alguna razón que se me escapa. Pero encuentro que algunas personas son tremendamente fanáticas en este punto anti-cristiano.

Yo hasta la fecha no he tenido necesidad de generar conflicto, pero me temo que llegará en algún momento. Ya hubo un conato un día en que una chica se jactaba de haber apostatado y yo mencioné que no sentía la necesidad de hacerlo. En mi caso, por supuesto. Porque es así. Yo no siento esa contradicción interna y no tengo la necesidad de renegar de un Dios que, por otro lado, ha sido mi punto de entrada a la espiritualidad. Su Iglesia es otra cosa, y por supuesto que creo que podrían hacer mejor las cosas, pero no me ofende su existencia, ni tampoco deseo que desaparezca.

El fanatismo es tal que hoy esa chica preguntaba cómo se referenciaban paganamente los textos históricos para evitar el "a.C" y el "d.C". Me ha flipado un poco. Aunque gracias a ello ahora sé que se usa "a.E.C", que significa "antes de la Era Común". Un eufemismo. Lo de usar las eras zodiacales ya me ha parecido rizar el rizo, porque ponte a calcular los años en la "era Piscis".

¿Tan equivocada estoy?

En un mes acabo la Primera Espiral y me dedicaré como "Hija de Iberia", y en noviembre empezaré la Segunda Espiral, que implica ahondar en las prácticas del sacerdocio. No sé muy bien hasta dónde voy a llegar, porque tengo dudas, de mis capacidades sobre ciertas prácticas, como el embodiment, pero sobre todo por el grupo en sí. En realidad no lo necesito para profesar mi espiritualidad, nunca lo he necesitado, así que si mis dudas fueran demasiado grandes, podría continuar mi camino en solitario.

La Diosa me lo dijo claro: "Tu y yo sabemos quién eres y no necesito que te vistas de una manera determinada o te señales de una manera determinada para servirme". No sólo eso, es que soy mucho más que este mundo pagano. A veces necesito ir a lugares y gentes más mundanos para desarrollarme holísticamente.

sábado, 10 de agosto de 2019

Cantando en El Retiro

Buscando actividades de ocio, encontré un taller de técnica vocal para el viernes. Me pareció algo diferente que hacer en el fin de semana, algo que podría gustarme. No tenía muchas referencias sobre la organizadora, aunque tenía claro que en un taller de una hora, mi objetivo no podía ser aprender mucho, sino pasármelo lo mejor posible. Me echaba un poco para atrás que la actividad fuera grupal, por mi fobia social y porque no tenía muy claro cómo iba a funcionar la clase, pero al mismo tiempo era también obligarme a  salir de mi zona de confort.

El evento nos convocaba en el metro de El Retiro, donde debíamos encontrarnos con la organizadora. De siete personas que habíamos confirmado, terminamos por aparecer solamente dos. Me parece sorprendente, pero para la clase fue mucho mejor, ya que eso dividía menos la atención de la profesora.

La clase fue en el propio parque de El Retiro. Al principio la idea no me gustó mucho porque suponía cantar en público y me daba pavor. Pero una vez que ignoré el mundo fuera del núcleo de la clase, la cosa fue bastante mejor. Supongo que tuvimos público igualmente, pero intenté que no me condicionase demasiado. Pude descalzarme y dar la clase conectada a tierra, que siempre es algo bueno.

La profesora era una chica joven de unos 30 años que acaba de terminar su formación y que está intentando buscar su lugar profesional. Nos contó que vivía en Valladolid pero que va a Córdoba con un profesor concreto que le ayuda a prepararse las oposiciones. Su ambición es poder acceder a alguno de los coros importantes del país, aunque otra salida sería encontrar un puesto de profesora de música en algún colegio. Su historia me hizo pensar mucho en Isabel, mi antigua profesora de canto, y su historia personal. Dedicarte a la música en este país no es fácil: poco considerado, pocas opciones, mucha competencia. Intenté no quitarle las ilusiones.

La otra persona era un cantautor. Vino con su guitarra y todo vestido todo de blanco, lo que le hacía parecer miembro hare krishna, aunque sin el pelo rapado. Nos dijo que iba después al concierto de un amigo. Parece que el chico es autodidacta en esto del canto y que se va adaptando a los talleres que le surgen de canto con el poco tiempo de que dispone, pues su profesión principal no es la de músico. De hecho, busqué más tarde su canal de youtube y me encontré con otros vídeos donde aparecía él en su profesión. Es como si fuese consultor financiero o algo así. Muy típico. No me extrañaría que fuese ingeniero en realidad.

Yo hacía mucho tiempo que no daba una clase de canto y no sabía qué iba a encontrarme. Le dije a la chica que no tenía mucha experiencia, supongo que en un intento de protegerme. La clase fue técnica vocal básica, que siempre viene bien recordar: respiración, apoyo, resonadores. Cantar es complicado porque requiere integrar muchos elementos a la vez y eso implica practicar mucho durante mucho tiempo, si no, la atención va pasando de un punto del cuerpo a otro, y cuando pones tu atención en el diafragma, pierdes la apertura de la boca, o la colocación en la cabeza.

Cada profesor tiene su estilo y el de esta chica, obviamente, es muy diferente al de Isabel. Creo que tenía mucho conocimiento, pero su forma de transmitir fue un poco caótica para mi gusto. Pienso que quería tocar muchas cosas en una sola clase y eso da para poca profundidad. Es como concentrar muchas clases en una sola. Aun así no estuvo mal. De hecho, se me pasó el tiempo volando.

La clase me volvió a confirmar los errores que solía cometer al cantar: hago poco espacio, la lengua se me retrae, y dejo caer las notas finales. Si me hubiese podido ver en un espejo habría visto también la rigidez de mi cara. Es miedo. También me pasa que cuando hago notas muy agudas, luego me cuesta bajar y es como si mi diafragma se desconectara de mi voz. Quitando eso, la clase se me dio bien.

Al final de la clase la profesora quiso que cantásemos una canción y le pidió al chico que nos cantase una de sus canciones para seguirle. El chico escogió una canción llamada "Te quiero", que me pareció sencilla pero bonita. Debe ser precioso que alguien te escriba una canción de amor. La tiene subida en Youtube, pero no me parece tan bonita como cuando la escuché en el parque. Cantar su canción hizo que la profesora le diera consejos para mejorar tanto su técnica como la interpretación. Lo malo es que cuando has machacado tanto una forma de hacer las cosas, introducir cambios es complicado, y este chico tiene muchos vicios. Es el problema de ser autodidacta, que no tienes a nadie que te corrija.

Tras la clase fuimos a tomar una cerveza en un bar próximo y luego cada uno se fue a su casa. Yo opté por caminar, aprovechando el frescor de la noche. Recordé las noches al salir de clase de salsa, cuando subía por Castellana disfrutando de la soledad de la ciudad.

Un buen viernes.

viernes, 9 de agosto de 2019

Sobre la abundancia


En pleno reinado de Metragirta, me ha dado por pensar en la abundancia. Todo viene de creer que mi primera cosecha del año ha sido una mierda. Pero en mis meditaciones, Metragirta me dijo: "mira otra vez y mira bien", y he empezado a cambiar mi perspectiva. Desde entonces he visto más cosas de las que yo pensaba.
Tengo mucho sobre lo que reflexionar todavía, pero de momento esto es lo que he sacado en claro:


Abundancia es disponer de muchas cosas y recibir muchas cosas.
Pueden ser cosas materiales:
  • Comida y bebida
  • Dinero
  • Ropa
  • Accesorios
  • Propiedades
  • Comodidades: agua corriente, calefacción, luz, un techo, tecnología

O pueden ser cosas inmateriales:
  • Salud
  • Tiempo
  • Oportunidades
  • Recursos internos: coraje, seguridad, autoestima, firmeza, fuerza de voluntad, ilusión, alegría, paz, tranquilidad, serenidad
  • Experiencias
  • Ideas, inspiraciones y nuevos proyectos 
  • Amor (especialmente el propio)
  • Amistad
  • Reconocimiento  (especialmente el propio)
  • Recursos externos: apoyo y ayuda de otros
  • Respeto  (especialmente el propio)
  • Sentimiento: sentirse pleno, abundante, dichoso, ilusionado, amado, reconocido, valorado
Abundancia es también saber que las cosas no siempre se reciben como uno las imagina, sino como son mejor para nosotros. Por ejemplo, podemos tener la ilusión de ganar la lotería, que significa recibir de golpe una gran suma de dinero. Sin embargo, es posible que podamos recibir esa cantidad en trozos más pequeños a través de diferentes fuentes: mi padre me hace una donación, me encuentro un billete en la calle. O también puedo recibir un regalo de aquello que quería comprarme, con lo que dejo de gastar. O puedo recibir una oferta de ahorro en el recibo de la luz.

Abundancia es valorar lo que recibimos, aunque no sea aquello que más deseamos.

Abundancia es también saber que a veces las cosas no llegan porque no es el momento de recibirlas. O simplemente porque no son buenas para nosotros.

Abundancia es saber apreciar y agradecer lo que ya se tiene.

A veces ganar es perder y perder es ganar. Por ejemplo, estar entrar en una relación tóxica es perder, mientras que perder a esa persona que te hace daño es ganar.

Abundancia es permitirse recibir lo que uno desea, en vez de bloquear el camino para que lleguen con miedos, dudas, e inmerecimiento.

Abundancia es un equilibrio entre dar y recibir. Necesitamos recibir para poder dar, y recibimos aquello que damos. No siempre lo vamos a recibir de la misma fuente a la que suministramos. Por ejemplo, podemos tener un acto de generosidad con una persona, pero puede que no se nos retribuya a través de ella, sino a través de otra que tenga un acto de generosidad con nosotros.

Abundancia es ponerse uno primero antes que a los demás. Es cuidarse, amarse, respetarse, y cuidar mucho los pensamientos, ya que son las creencias las que determinan la existencia. A la abundancia hay que invitarla y cuidarla.

Abundancia es conocerse a uno mismo, pues cuanto más se conoce uno, más alineado está con sus gustos y preferencias y más feliz es. La felicidad llama a la abundancia.

lunes, 5 de agosto de 2019

Arde Guadarrama


Desde ayer por la tarde arde la sierra de Guadarrama. Existen dos incendios activos: uno en el puerto de la Morcuera en Madrid, otro próximo a la La Granja de San Ildefonso en Madrid. El primero parece estar controlado, el segundo está costando un poco más. Espero que con la llegada de la mañana y el apoyo de los efectivos aéreos, sendos incendios puedan quedar extinguidos a la mayor brevedad posible, con el menor daño posible, que es mucho decir.

Se me parte el corazón al imaginar lo que está sucediendo allí arriba. Mi querida montaña en llamas. Y con ella toda la flora y la fauna que la habita, así como lugares que son especiales para mí, lugares llenos de recuerdos de mi infancia y de mi vida en general. Porque gran parte de mi vida está ligada a ese paisaje. Amo ese entorno que siento tan mío. Por eso duele tanto.

Sigo el desarrollo de los incendios por Twitter, claro, pero he decidido centrarme solamente en las fuentes oficiales, porque hay demasiada confusión. Me molesta tremendamente que la gente utilice los hashtags oficiales para hacer publicidad y para avivar la guerra política. Aprovechados, buitres. Ahora es el momento de parar el incendio y luego tomar medidas para que esto no vuelva a suceder. No es tiempo de dimes y diretes, y mucho menos de sacar tajada de la situación.

Tristeza, impotencia y preocupación. Desde la ciudad no podemos hacer mucho, salvo rezar. Yo he puesto una velita a Metragirta para que nos ayude. Ojalá pronto las buenas noticias.
Por alguna razón pienso especialmente en las mariposas isabelinas. Al mismo tiempo sé que la tierra se regenerará sola y se recuperará con el tiempo. Lo que menos necesita es la ayuda del hombre.

domingo, 4 de agosto de 2019

El pan se comparte con el corazón


La ceremonia de Lammas del sábado fue muy bonita. Tengo la sospecha de que mi gusto por la misma tiene mucho que ver con la ausencia de gente muy importante de la tribu con alto nivel emocional y teatral, el cual se imprime en el carácter de la ceremonia. Pero al estar muchos de ellos en la Conferencia de la Diosa, un importante evento pagano en torno a la tradición de Ávalon, nos quedamos en Madrid cuatro gatos. De las participantes, tres sacerdotisas eran de segundo nivel (aunque una va a su aire) y cuatro de primero, las cuales no es que tengamos demasiada experiencia en ceremonias. No es por tirarme flores, pero creo que de las cuatro soy la que mejor invoca, lo cual no es decir mucho. Pero lo hacemos con cariño y lo mejor que podemos o sabemos.

Me tocó invocar a Mari, diosa del aire, que se me da bien, como la mayoría de las diosas del oeste-norte. También me tocó una parte de la ceremonia llamada "popcorn" que sirvió para cargar el altar central y los elementos de las prácticas posteriores. Sin duda, hubo muchos momentos interesantes a lo largo de la ceremonia, pero me quiero centrar en uno concreto, que me pareció muy bonito y significativo.

En un momento de la ceremonia, compartimos comida entre los asistentes. Se trataba de palmeritas dulces, pero podría haber sido cualquier tipo de mantecado, pastas, o pan. Cada persona cogía una palmerita y pasaba el plato a la persona que estaba a su lado diciendo: "El pan se parte con las manos y se comparte con el corazón". En cierta forma, es una forma de comunión, aunque no se consume el cuerpo de un dios. O quizás sí, porque ¿qué es el pan sino el resultado de unir elementos que la Diosa nos da de su propio cuerpo? En eso nos centramos.

Generalmente consumimos nuestra comida como si cayera del cielo, sin tener en cuenta todo el proceso que requiere y todas las personas que intervienen en el mismo. Así pues dimos gracias a los agricultores por preparar la tierra (la Diosa)sembrar las semillas de cereal.
Dimos gracias a la Diosa por fructificar en los campos de trigo.
Dimos gracias a los que recogieron el grano y lo llevaron a moler.
Dimos gracias a los que unieron el grano con agua, levadura, azúcar y mantequilla y formaron la masa de las palmeritas. Puede que las palmeritas sean industriales, pero siempre hay cierta intervención humana.
Dimos gracias a los que dieron forma a las palmeritas y las metieron en el horno.
Dimos gracias a los que las envasaron y las transportaron hasta nuestros puntos de compra.
Dimos gracias a aquellos que nos las vendieron.
Incluso nos dimos gracias por haber ido a comprarlas, y dimos gracias a la Diosa por el dinero que tenemos para poder comprarlas. Recordamos a aquellos que no tienen para comer, y pedimos que la generosidad de la Diosa se distribuyera a todos. No es que ella no sea generosa, es que el ser humano hace con su generosidad lo que le sale de los huevos, incluso sabotearse para no recibirla.

Y después pasamos a comer la palmerita, aunque el gusto fue el último de los sentidos que utilizamos. Lo llaman también alimentación consciente, aunque también es una forma de práctica de mindfulness, ya que requiere una presencia total en el acto.

Primero usamos la vista para reconocer la palmerita, ver sus diferentes colores al tostarse el huevo de su superficie, sus grietas y rugosidades, el azúcar no disuelto.
En segundo lugar usamos el tacto para sentir la superficie de la palmerita, su textura, sus irregularidades.
En tercer lugar usamos el olfato para absorber los aromas que desprende la palmerita, el olor a mantequilla y azúcar tostada.
En cuarto lugar el oído, sintiendo el hojaldre partirse junto a nuestras orejas.
Por fin, el gusto, en bocados pequeños, saboreando cada uno, sintiendo el hojaldre deshacerse en nuestra lengua y uniéndose con nuestra saliva.
Así, poco a poco, terminando de comerla, en silencio, en una intimidad que me pareció hermosa.

viernes, 2 de agosto de 2019

Crisis de ansiedad

Cuando estaba en el laboratorio de Minorplanet, una de las cosas que más miedo me daban era que las placas o los sistemas llegaran con un cortocircuito. Cuando encendías alguno, aquello empezaba a chupar corriente de forma exponencial hasta que hacía saltar los fusibles de protección. Pues esto es lo más parecido que me ha recordado una crisis de ansiedad.

Que un eneatipo 6 tenga ansiedad no es una gran sorpresa. Yo me paso la mayor parte del tiempo activada, en estado de alerta, a la defensiva, anticipando lo peor que puede pasar, y con el coro griego interior dando por culo, más conforme aumenta el estrés y es más difícil callarlo. Pero una crisis de ansiedad escapa completamente de uno.

Yo me había levantado bien. Estaba animada, a pesar de la mierda emocional del día anterior. Quería celebrar Lammas y había decidido estrenar mi vestido amarillo de la ceremonia para entonar con la energía del día. También querría haber celebrado el tema de la abundancia como merecía. Pero la mañana fue un caos total desde casi el principio. Primero con Teresa y sus problemas de pareja por el chat. Lo que más me molesta de esta gente es la facilidad que tienen para volcar su mierda en los demás, en vez de lidiar en la intimidad con ella. Segundo, con la avalancha de correos de trabajo, dudas y peticiones, que no supe enmascarar bien. Cuando hice el descanso para comer estaba tan agotada, que me quedé dormida en el sofá.

Al despertar decidí que no iba a trabajar más. Me arreglé y me fui de paseo. La idea era comprarme unas gafas de sol nuevas y una funda para mi móvil, y quería hacerlo lejos de mi zona habitual. Fui de amarillo, a sabiendas de que no es el color que mejor me sienta y que además me expone mucho a la gente. Me he dado cuenta de que el amarillo no es un color que la gente suela usar, seguramente por esa idiotez de que trae mala suerte, cuando es un color vivo y vibrante. Quizás demasiado para mí. Lo más bonito que me pasó fue que al pasear una niña me miró y yo la sonreí de vuelta, y de alguna forma sentí que la Diosa le sonreía a través de mí.

A partir de entonces todo empezó a desvariar. Empecé a sentirme muy mal. Me costaba respirar y respiraba muy deprisa, sentía presión en el pecho, y parecía que todo a mi alrededor se distorsionaba. Solamente quería huir, pero no pensaba muy bien. Lo más fácil habría sido regresar a mi casa sin más, pero me obligué a pasear un rato más por el centro comercial. Aquello no mejoraba y decidí regresar, pero no por el camino corto, sino por uno diferente que me obligaba a caminar más. Tampoco funcionó. Cuando llegué a casa, me tiré en la cama y solamente entonces empezó a bajar la ansiedad. Me quedé dormida y he amanecido esta mañana tal cual.

Sin duda, fue una crisis de ansiedad, un ataque de pánico, o como se quiera llamar. Me asusté un poco porque no recuerdo haber pasado por algo parecido antes. O puede que sea la primera vez que sea consciente de ello, dado que tengo una fuerte tendencia a obviar las señales que me envía mi cuerpo.
Al menos he descansado y eso me permite ver las cosas de otra forma, aunque siento que en cuanto me descuide voy a caer de nuevo. Así que hoy mínima conexión posible con el mundo para poder cuidarme.