miércoles, 11 de diciembre de 2019

Amor de Madre

Me tumbo en el sofá para echarme una siesta. Me cubro con mi manta de viaje y espero que venga a acompañarme alguna de las gatas. Es difícil saber cuándo vendrán porque no siempre siguen el algoritmo que he intentado definir, pero siempre suele aparecer alguna de ellas a dormir conmigo.

Intento apagar la tele antes de caer dormida, porque no quiero que esa basura se grabe en mi cerebro cuando llegue a ondas theta, pero a veces no lo puedo remediar. Creo que últimamente mi cabeza está llena de batallas y luchas de clanes, gracias a la última serie a la que me he enganchado: "Into the badlands". Me declaro muy fan de la viuda.

Justo cuando me estoy acurrucando siento sobre mí, como una segunda cubierta, una energía muy liviana, muy cálida y muy maternal. Me hace sentirme una niña otra vez y me hace pensar que estoy cuidada y protegida, que soy amada. Recuerdo esa sensación de otros tiempos que parecen muy lejanos, y me encuentro echando de menos a mi madre. Pero esta energía me hace sentir bien y siento que me puedo abandonar al sueño porque no tengo nada que temer, nada de qué preocuparme. Ella vela por mí. Y ésa es una sensación muy reconfortante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario