jueves, 31 de enero de 2019

Pedro

Mañana operan a una persona muy importante para mí de un tumor cerebral. Se trata de Pedro, el que ha sido mi jefe durante más de nueve años. Estoy un poco preocupada porque, aunque el pronóstico parece bueno, no deja de ser una operación delicada con mucho riesgo. Son cuatro horas de operación en una parte del cuerpo primordial. Me da miedo que pueda morirse en la operación, y también me da miedo que deje de ser quien es. No suelo hacer estas cosas, pero he pedido a los grupos de Reiki que le envíen energía para mañana. Yo haré lo propio y además encenderé una vela por él. Acabo de mandarle un último mensaje de ánimo. Y más no puedo hacer.

Pedro ha sido una persona muy importante en mi vida, tanto como jefe, como modelo a seguir. Aunque los dos tenemos estilos de dirección diferentes, el mío sí está influido por el suyo, porque he bebido durante años de su ejemplo. Lo considero un buen jefe. Lo que más me gustaba de él es la tranquilidad que desprendía, como si todo estuviese bajo control. También admiraba su inteligencia y su capacidad de pensamiento lógico. De hecho, ambos hacíamos un tandem muy complementario: él era la razón pura, la lógica, el cerebro, y yo me veía más como la parte intuitiva, el corazón. Belén me dijo una vez que ambos formábamos una especie de matrimonio de hecho y, en cierta forma, tenía razón. Nos compenetrábamos muy bien.

Por alguna razón que se me escapa, llegó a considerarme una persona de su confianza. Es mucho decir teniendo en cuenta lo hermético que suele ser. Pero conmigo se abría y me permitía decirle cosas que a otra persona no le consentiría. Yo le hablaba con una franqueza amplia, no importaba la cuestión. Jo, lo que me ha tenido que aguantar. Aunque también es verdad que le ayudaba mi capacidad para leer a la gente y las situaciones. Creo que también le divertían mis aficiones y mis gustos extraños, amén de que aún no entiende cómo no me declaro neoliberal. Es de las pocas personas que saben algunos temas delicados sobre mí.

Hablo en pasado como si se hubiese ido, pero no es así. Ahora me toca esperar. Supongo que es algo a lo que estoy acostumbrada. Me paso la vida esperando que sucedan cosas. Espero que ésta salga bien.

Tenemos muchos recuerdos juntos. Espero que no los perdamos.

lunes, 28 de enero de 2019

Dry River


Nuevo concierto de Dry River en Madrid. Hace menos de un año que sé de ellos y ya llevo tres conciertos con éste. No diré que sean mi banda favorita, pero me gustan. Son una buena banda, con buenas canciones y buena ejecución, que suenan muy bien en directo. Y lo mejor de todo es que son gente bastante cercana y natural, sin egocentrismos innecesarios, con mucha profesionalidad y oficio.

En esta ocasión tocaron en la sala Copérnico de Madrid, que habitualmente es una discoteca. Siempre ha sido una discoteca, porque recuerdo haber estado allí en mi época del instituto, aunque posiblemente entonces tenía otro nombre. Pisar de nuevo estas discotecas me trae recuerdos que me producen sentimientos variados, pero, de cara a un concierto, sobre todo me producen cierto temor por la acústica y la visibilidad. En esta ocasión, me parecieron buenos, aunque siempre ayuda colocarse cerca de la mesa de sonido. Había bastante gente, lo cual me gustaría interpretar como que la banda va creciendo poco a poco.

El grupo había declarado su intención de tocar el album completo "2038", y eso es lo que hicieron en la primera parte del concierto. Un lujo, porque tengo el disco bastante trillado. A mi sobrino le encantan Dry River, con lo que lo escuchamos el disco muchas veces. Me hace mucha gracia escucharle cantar las letras, que son sesudas para su edad y su voz añiñada. No creo que sea capaz de captarlas en su totalidad, pero no importa. Mejor Dry River que el reggaeton. Fue inevitable acordarme de él cuando sonó "Con la Música a otra Parte", su canción favorita.

"Y aunque me alegre por ti, no vuelan tan alto los aviones de papeeeeeeel"

Para mí, de ese disco, mis favoritas son "Camino" y "Me va a faltar el aire", pero en esta ocasión me pareció que "Al Otro lado" tuvo una carga emocional importante, y quedó espectacular.

Hubo varios invitados de lujo, aunque yo solamente conocía a Julio Castejón del grupo Asfalto, y porque lo había visto en verano en el concierto de San Martín de la Vega. Con él tocaron dos canciones de la propia Asfalto, de las cuales me quedo con "La Llave del Sol", cuya letra ahora no soy capaz de encontrar en toda la red, pero que me pareció muy bonita. Una pena. También hubo una actuación de Juanjo Melero, ex-guitarrista del grupo Sangre Azul, que demostró su virtuosismo en "Con la Música a Otra Parte". Además apareció Ronnie Romero, actual cantante de Rainbow, que cantó "Peán", la canción progresiva del disco, y la versión del "Bohemian Rhapsody" de Queen.

Me gustó mucho que tocaran "Bajo control", que es una canción muy rockera. Como es una banda tan ecléctica, hay muchos estilos dentro de cada album. No sé si esto ayuda, por tener más opción de llegar a más gente, o es un lastre, por no tener un estilo bien definido.

"No te hará sentir rehén,
creerás que eres mejor
y sin saberlo estarás bajo control.
Como una droga esperas su valoración,
que te permitirá tener
una perspectiva fiel de la situación".

Cerraron con "Traspasa mi piel", que es una canción que me encanta. Es una gozada poder cantar con todo el mundo a la vez. Cuando esto sucede, se produce una comunión entre banda y público que es muy especial. También aquí me acordé de mi sobrino. Habría estado bien que hubiese podido venir.

"¡Dame de beber la melodía de tus palabras
Y emocioname, hazme estremecer
Traspasa mi piel!"

domingo, 27 de enero de 2019

Julen

Despierto pronto y mi primer pensamiento es para Julen, el niño del pozo. Anoche cuando me fui a dormir, el equipo de rescate estaba a menos de un metro de él, así que doy por hecho que lo habrán encontrado. Se confirma la mala noticia: el niño está muerto, y aunque era lo más probable, no puedo evitar llorar.

En estos trece días que han pasado desde que se dio la alerta de la caída hasta el rescate del cuerpo, he seguido las noticias desde la distancia. Las noticias de niños siempre nos afectan más, aunque habría que matizar que depende de qué niños sean. Ahora mismo hay varios niños en un barco esperando que un puerto les conceda arribe, y a nadie parece importarle demasiado. Pero el caso de Julen es insólito y ha captado toda nuestra atención. A mí me ha hecho recordar mucho en mí sobrino cuando tenía esa edad, y se me encogía el corazón al pensar en su vulnerabilidad. Pudo haber sido mi sobrino, pudo haber sido cualquier otro niño de esa edad.

El caso de Julen recuerda al del niño Gabriel de hace menos de un año. Son esos casos que, por alguna razón, se hacen particularmente mediáticos y cobran importancia a nivel colectivo porque, de alguna forma, a todos nos ponen en contacto con una parte de nosotros que tenemos que ver. No hay más que seguir un poco lo que se mueve en torno a ellos para ver los grandes contrastes que producen, la polarización que generan. Así, por ejemplo, podemos ser testigos de grandes muestras de solidaridad, como también del amarillismo periodístico, o de los intereses por rentabilizar la situación. Todo coexiste alrededor, y no tengo claro que todo sea tan bueno o tan malo.

También vuelve a surgir la idea de por qué existe un dios que permite que algo así suceda, y se usa como una forma de apuntalamiento del ateismo. Me da un poco de rabia esos pensamientos tan simplistas. En mi idea de dios, él no interviene necesariamente en nuestro mundo y en nuestras vidas a nuestra conveniencia, y menos cuando algo tiene que suceder. Sé que suena fuerte y sé que resulta incomprensible, quizás hasta insensible, pero si la muerte de por sí deberíamos entenderla como algo natural, una muerte así tiene incluso sentido, si tenemos en cuenta el detonante que es para la vida de todos nosotros. Es una muerte que desencadena procesos, que remueve conciencias, que nos hace reflexionar y replantearnos nuestras vidas y nuestros procesos. No es una vida baldía, por corta que sea.

Igualmente me molestan ciertas etiquetas que otorgamos ligeramente. Como "Un nuevo ángel en el cielo". Un ángel ¿de qué? Un niño no es un ángel, es un niño, es un alma más en el cuerpo de un niño. Que muera pequeño no lo va a convertir necesariamente en ángel, ni lo va a mandar directamente a un supuesto cielo. Pero esto tiene mucho que ver con mis creencias sobre la vida tras la muerte. Para mí es un alma que ha cumplido su propósito, que va a recapitular, y que va a tomar una decisión sobre cómo quiere evolucionar después.

Lo mismo con los mineros. La etiqueta de "héroes" me parece exagerada. Y quizás lo sean, o sean lo más parecido a unos héroes que podamos encontrar. Pero ¿se puede llamar héroe al que cumple con su trabajo? Entonces hay muchos héroes en el mundo. Y ¿por qué los mineros son héroes y no lo son el resto del dispositivo de salvamento? No sé, me da por pensar que cuando los sentimientos están tan a flor de piel, nos desaforamos.

viernes, 25 de enero de 2019

El piano del bosque


Ésta no es una fotografía cualquiera. Es de esas fotografías que encierran una historia que quizás no es evidente a cualquier ojo. Es un poco como la esteganografía, aunque sea de una manera involuntaria.

Ésta es una fotografía de 1994 en la que se ve a un soldado. ruso en la guerra de Chechenia tocando un piano abandonado en un bosque. Me parece de una belleza enorme, pero no por la composición o la luz, sino por todo lo que me evoca.

La foto tiene ese punto onírico que tanto me gusta: un piano en un bosque es un elemento que está fuera de lugar, y eso parece ocurrir solamente en los sueños. Está claro que el piano fue algo que alguien no pudo llevarse consigo, pero dejarlo en el bosque lo convierte en algo casi poético, romántico incluso. Y luego está el soldado que, a priori, parece totalmente antagónico a un piano.

Imagino la escena: un soldado cubre el bosque y descubre un piano abandonado, levanta su tapa, y de repente comienza a tocarlo. Da igual si sabe o no tocarlo, desde el momento en que sus manos presionan las teclas, deja de ser un soldado para convertirse en un ser puro. En ese momento su realidad desaparece para transportarlo a un espacio paralelo donde se manifiesta su alma. No importa cuántas personas ha matado, cuán cruel se ha comportado en la guerra, si sufre o si tiene miedo, en ese instante está conectado con esa parte de él que es divina, eterna y hermosa.

También en ese instante se produce para él el milagro de poder abandonar el horror de la guerra, de escapar de una existencia para poder refugiarse en esa música que envuelve y sana. Seguramente el instante dure tan solo unos minutos, pero a veces esos instantes son impagables, porque son los que dan sentido a tu vida o te permiten seguir viviéndola.

Si encima sabe tocar el piano, su música llegará a otros y los ayudará también a escapar de la realidad, conectándolos con esa parte de sí mismos que no tiene nada que ver con causas, ni ideologías, ni muerte, ni destrucción. Será un acto de bendición para otros. Una sonrisa en medio de la desesperación y el caos. Un balón de oxígeno. Un poco de esperanza para proseguir un poco más.

domingo, 13 de enero de 2019

Violencia obstétrica

Iba a hacer un post hablando de psicosomática, pero se me ha cruzado esta mañana un cartel sobre la violencia obstétrica, y he decidido hablar de esto en su lugar.

El cartel venía a decir que la presencia del padre en el parto es también violencia de género. Como feminista que me considero  no me puede molestar más una afirmación así. Esto no es feminismo, es estupidez, y la estupidez no sabe de sexo, edad, clase, raza o ideología.

Para mí, la violencia obstétrica es otra cosa. Es un trato inadecuado a la madre y al bebé durante toda la gestación, pero muy especialmente en el momento del parto. Tiene que ver con partos programados a conveniencia de los ginecólogos, el maltrato a la madre, el maltrato al bebé, el meter quince estudiantes en el paritorio para que aprendan...

La presencia del padre en el parto no sé si es una ayuda o un estorbo, pero me parece una idea bonita que pueda presenciar el nacimiento de su bebé. Y no se trata tanto de los derechos del padre, sino de algo más importante, que es de lo que va todo esto: es la llegada de un nuevo ser al mundo. Un ser que ha vivido en un entorno cálido, acogedor, protegido y de repente le obligan a salir a un entorno frío, ruidoso y hostil. Desde que somos concebidos, toda la experiencia de la gestación se va grabando en nuestro cuerpo, y el momento del nacimiento es un momento muy especial. No es lo mismo venir al mundo a través del canal vaginal que ser extraído por cesárea. Es un schock importante. Ser recibido con amor y alegría, es una diferencia significativa.

Cuando estuve embarazada de BH, como padre no iba a haber, siempre pensé que querría que me acompañase mi hermana en el parto en detrimento de mi madre, porque el nivel de consciencia de mi hermana es superior, por mucho amor que mi madre pudiera sentir hacia su nieto. Mi hermana sabe qué es el proyecto sentido y lo que implica. Yo habría querido que a mí bebé le hubiese recibido alguien que lo hubiese cargado con amor y le hubiese dicho: "bienvenido al mundo, BH, te queremos". Y de paso, habría mantenido a raya a los médicos, enfermeras o matronas en caso de un maltrato.

Al final, en realidad, estamos en manos de ellos, porque nosotros no sabemos de medicina y es necesario confiar y dejar trabajar a quien sabe. Pero creo que sí sabemos de trato humano. El día del aborto de BH, que yo estaba en schok y no pensaba bien, no me sentí muy bien tratada, ni asesorada, ni acompañada por el personal del hospital. Un poco de cariño y atención me habrían venido bien. No sé qué yo era un ser humano, no una vaca, que es como me sentí. Y no me pude quejar porque no estaba en mí, no tenía recursos emocionales ni mentales para gestionar aquella situación.

Imagino que un parto puede ser mucho peor, en el sentido de que la madre se encuentra muerta de miedo, vulnerable, y dolorida, y necesita una cariño especial que quizás no encuentra. No sé si estoy a favor o en contra de las "doulas", quizás sólo de trata de que te traten como a un ser humano en un momento de vulnerabilidad. 

viernes, 11 de enero de 2019

9 meses, 12 meses

Hace un año murió mi abuela Valentina, mi abuela paterna. Creo que su duelo fue bien gestionado: se trataba de una mujer de avanzada edad, con una buena vida, con todo completo (¿really?), y fallecida por muerte natural. Mi voz interior me dice "¿Acaso no es la muerte algo natural? No hay nada más natural en la vida que la muerte". Puede ser, pero las pérdidas duelen mucho, y además nos ponen delante un espejo del momento de la muerte que todos vamos a experimentar en nuestro futuro. La muerte nos remueve emocionalmente y nos hace mirar la sombra, eso que es tan genialmente incómodo y molesto.

También hay muertes y muertes. Las muertes violentas son más difíciles de gestionar. También lo son las muertes en edades muy tempranas, como si algo hubiese quedado interrumpido, aunque quizás toda muerte sirva a un propósito que forma parte de algo más grande que no somos capaces de entender. La muerte de BH fue algo así. Cuánta pena causa una cosa tan pequeña. Mi estrellita fugaz.

Hoy celebro también el aniversario del que podría haber sido su nacimiento. Desconozco en qué día concreto habría nacido, pero teniendo el aniversario de mi abuela (su bisabuela) tan próximo, me sirve para rendir homenaje a ambos. Por eso estoy tan triste hoy. A pesar de haber racionalizado ambos eventos, a pesar de tenerlo claro a nivel lógico, a nivel emocional es otra cosa. Se ha reactivado el duelo. Supongo que es la forma en que mi Inconsciente gestiona estas memorias, y así debe ser. Así que lloriquearé un poco durante el día, sintiéndome mohina y retraída.

Paz me ha dicho que haga un ritual de celebración de la vida, pero no se me ocurre ninguno. Había pensado en visitar el cementerio, pero quizás eso no represente una celebración. Estoy haciendo también un ritual de separación, donde intento dejarlos ir a ambos, dándoles las gracias por haber formado parte de mi vida y por las lecciones que me han dado. Si soy sincera, no entiendo muy bien cómo el ritual influye en mi Inconsciente, pero ¿quién soy yo para objetar al Dr. Sellam? Pero celebración como tal...no sé, quizás me saque a cenar y me lleve a mis fantasmas conmigo.

En la terapia, Paz me ha preguntado cómo era mi abuela. Realmente era una persona muy desconocida para mí, a pesar del trato habitual. ¿Qué sé yo de sus gustos, de sus inquietudes, de sus sueños, de sus penas? "¿A quién te recuerda?". Sí, a mí. No era consciente de que ella era un espejo tan grande. El mandato familiar no viene por ella, aunque quizás es a través de ella que está formalizado. A fin de cuentas ella es la "cabra", la que me conecta con los esquemas masculinos de mi sistema que he venido cumpliendo, la búsqueda del padre. Ella es el capricornio de mi vida. Manda narices...

Hoy se remueve todo un poco. Es como tocar la herida de nuevo. Está cerrada, pero duele si te tocan en ella. Yo ya no tengo futuro, y la mayor parte del tiempo ya no me importa, pero a veces, como ahora, me causa un poco de ansiedad y de vértigo, y pienso que he perdido el tiempo, y que todo es muy injusto, y que me siento estafada en el plan de vida que me ha tocado, y que siento mucha rabia, y mucha impotencia, y mucha frustración. Pero al mismo tiempo yo ya no soy esa que llora, y me puedo disociar para observarme y ver que las cosas no me van a afectar de igual manera que antes, porque una parte de mí ha muerto, y la otra está evitando apegarse a las cosas, a las personas, a los acontecimientos. Desde esa posición, puedo acompañar y consolar a la que fui, la que llora la pérdida de su abuela y su bebé, y todas las pérdidas de su vida.

jueves, 10 de enero de 2019

Límites

Antes de las vacaciones, Jaime me dijo que le gustaría hablar conmigo para ver si era posible su incorporación a la PPM. Esta conversación ha tenido lugar hoy. Es una situación algo incómoda porque Jaime es amigo, pero no me parece que pueda encajar bien en el grupo. Como persona es un amor, pero no creo que la gestión sea lo suyo. Es verdad que las tareas de gestión tampoco requieren unos conocimientos elevados, pero sí que requiere de cierto gusto por los números, el Excel, y los informes. No es lo que a Jaime más le ha gustado nunca, pero él insiste en sus cualidades para formar parte del grupo.

De hecho, la palabra es “obcecado”. Quiere entrar en el grupo a toda costa, y lo hace por unos motivos que me parecen erróneos, rayando en lo poco profesional. Su decisión es totalmente emocional: se quiere cambiar porque está herido en su orgullo y cree que, cambiándose a la PPM, Charles y yo le vamos a dar mimos y cariño. No se da cuenta de que, por muy amigo que sea, yo tengo que velar por el buen funcionamiento del grupo y la calidad del trabajo desarrollado por el mismo, por encima de otras consideraciones personales y particulares. Así que, en mi opinión, no pinta bien.

La situación de Jaime dentro del departamento es delicada. Por un lado, él está buscando trabajo fuera, así que en cualquier momento podría salirle algo que le interese más y dejarme colgada. Por otro lado, ahora mismo depende de otra persona, a la que le hacemos un roto. Y, como digo, creo que la PPM no es su grupo natural.

He intentado darle una foto completa tanto del grupo como el departamento, intentando que viera que otras opciones son mejores para él (en mi opinión), pero creo que no lo he conseguido. Ni siquiera me ha escuchado, ni siquiera va a considerar las alternativas.

El tema de Jaime me plantea sobre la mesa el establecimiento de límites, algo que no se me da demasiado bien. Tengo esa tendencia a complacer a la gente, a quedar bien con la gente, aunque sea a mi costa. Ahora tengo que separar la parte personal (mi aprecio por Jaime) de la parte profesional (mi responsabilidad hacia el grupo, hacia el departamento, e incluso hacia mi carrera y posición. Sé que va a haber consecuencias, pero no sé bien evaluarlas. Como amiga, me gustaría ayudar a Jaime y, de hecho, no le negaré la oportunidad, aunque piense que no es lo apropiado, pero corro el riesgo de perder una amistad por hacer mi trabajo, que pasa por marcar directrices.

Hoy mismo he tenido que pararle los pies ante sus exigencias. Eso sin entrar en el grupo. La primera exigencia es que no quiere trabajar en los proyectos de su actual grupo, especialmente si en ellos participan los “mosqueperros”. Esto de por sí me plantearía ya problemas a la hora de cubrir los proyectos por falta de personal, pero podría intentarlo, aunque tampoco me parece correcto. Pero lo que sí no consiento es que me venga con la segunda exigencia: “Lo que te voy a pedir es que, si entro en la PPM, no me asignes a propuestas en agosto”. ¿¿¿Perdona??? Me parece un abuso, así como un agravio frente al resto de personas. Así que le he dicho que las cosas no funcionaban así, que tendría que trabajar en propuestas si le toca, como todo el mundo. Me parece alucinante que alguien entre en un sitio nuevo y tenga semejantes ínfulas.

Reconocimiento y estatus, ésas son las cosas que mueven a Jaime. Ya me imagino que luego pondrá pegas a las tareas y los proyectos asignados, porque no serán lo suficientemente interesantes, ni le aportarán suficiente reconocimiento, ni oportunidades para su ambición, la que ahora dice que duerme.

No sé, esto tendré que gestionarlo con cuidado, pero sé que va a ser una fuente de problemas.

miércoles, 9 de enero de 2019

Moola Mantra



Om Sat Chit Ananda Parabrahma
Purushothama Paramatma
Sri Bhagavathi Sametha
Sri Bhagavathe Namaha


(Oh, Divina fuerza, espíritu de la creación.
Divina presencia que se manifiesta y vive en todos los seres.
Alma suprema que surge de la unión de la Divina Madre y el Divino Padre.
Yo me pongo ante ti en profunda reverencia.)


Este mantra evoca al Dios viviente, pidiendo protección y ausencia de todo dolor y sufrimiento.
El mantra es una invocación divina, una llamada a la energía del universo.
Tiene el poder de transportar la mente al estado de amor incondicional y la alegría sin límites

  • Om - Invocación a la divinidad.
  • Sat - Nuestro Yo superior, y la declaración de nuestra existencia.
  • Chit - La Conciencia del Universo, el poder del universo
  • Ananda - estado de amor puro, alegría, gozo divino y felicidad eterna
  • Parabrahma - la energía cósmica primordial, el poder divino, el creador supremo
  • Purushottama - encarnado en forma humana para guiar a la humanidad
  • Paramatma - que viene a mí y se convierte en mi voz interna cuando lo necesito
  • Sri - muestra de respeto y reverencia
  • Bhagavati - aspecto femenino de la Divinidad, la Suprema Inteligencia en acción
  • Sameta - junto a
  • Bhagavate - aspecto masculino de la Divinidad, el Conocimiento Supremo
  • Nahama - doy gracias, reconozco esta presencia, y me rindo a ella

sábado, 5 de enero de 2019

92%

Esta mañana fui a clase de fitboxing y llegué a un 97% sobre 100%. Me siento muy satisfecha con mi puntuación, sobre todo después de que apenas hace dos días solamente conseguía llegar a un 92%. No es mal porcentaje en absoluto, teniendo en cuenta las circunstancias del día, pero quizás podría considerarlo flojito si lo comparo con los números previos, y con el hecho de que ésta es una coreografía que se me da bien.

Me encantaría poder llegar a un 100%, es verdad, y es algo que busco en cada sesión, aunque se me resista. La puntuación depende de una combinación de sincro y de potencia, que no es fácil de lograr, al menos para mí. Reconozco que he mirado las estadísticas de mis compañeros de club para ver cómo estoy, pero no estoy compitiendo con ellos (que me gusta competir), sino conmigo. Claro, que mentiría si no dijera que me encanta verme en lo alto de las puntuaciones de la clase. Aunque en realidad no soy la mejor para nada.

Mi potencia es decente (si la comparo con otra gente), pero tengo que mejorar en sincro. También es cierto que cuando hay ciertas combinaciones de patadas, la puntuación cae porque los sensores no discriminan entre puñetazo y patada. A veces, el querer meter mucha potencia penaliza la sincro. Y luego están los sensores, que fallan por mal contacto de los USBs.

Llegar a 100% es un objetivo deseable, pero no es mi objetivo primario. Creo que es mucho más importante tener una regularidad en el entrenamiento. Me siento bien sabiendo que me estoy cuidando haciendo ejercicio, y me siento bien sabiendo que me estoy esforzando y dando todo lo que puedo. Bueno, yo siempre me vuelco mucho en todo, a veces demasiado. He progresado bastante a nivel físico, tengo más resistencia. Aun me acuerdo de las clases de body combat con Juan, donde no era capaz de hacer ni un solo burpee. Pues ahora hago burpees, planchas, fondos...Vale, no demasiados porque uso el entrenamiento funcional para recuperar, pero que hago, hago. Tendría que mejorar la parte de fuerza, pero bueno, ya habrá tiempo.

Por supuesto, también me recompensa esa sensación tan estupenda que causan las endorfinas al final de la clase, que me hacen sentir fuerte, poderosa, y llena de vitalidad, a pesar de estar hecha unos zorros.

Así que me siento bien por haber tenido un 92%, a pesar de no ser mi mejor marca, porque significa que estuve.

Pronto empieza una nueva coreografía, a ver qué tal es. Van por temporadas. Ahora parece que les gusta meter esquivas. A mí también me gustan porque me sirven para tomar aire. Vuelvo a cambiar horarios, regreso a las tardes. Eso también influye.

viernes, 4 de enero de 2019

Maestros verdugo

Estoy haciendo un reto mensual sobre música, que consiste en poner cada día una canción que asocie a un tema concreto que se ha propuesto en una lista. La última canción era sobre una persona que preferirías olvidar. Tuve muy claro quién desde el primer momento: Ariel. Ariel fue un jefe que tuve en el 2004 y que me hizo pasar unos momentos muy duros. Aquella época coincidió con el lanzamiento y posterior tour del album "Reise Reise" de Rammstein, que me ayudaba a sobrellevar la situación, pero al mismo tiempo, aquellas canciones quedaron teñidas por la energía del momento. Es un album que me gusta mucho, pero no suelo escucharlo.

El pensar en aquella época removió ayer los recuerdos y las sensaciones vividas, que no fueron muy agradables. Yo entonces no tenía muchos recursos para enfrentarme a la situación y me encontré sola lidiando con aquello. Ariel era realmente mala persona, aunque jamás pude sentir odio hacia él, más bien me daba mucha pena. Se veía claramente que tenía un tema personal no afrontado que lo pagaba con los que tenía por debajo, incluída a mí. No fui sola yo, lo cual me ayudó a ver que no estaba loca, sino que él era la causa de mi sufrimiento.

Conseguí salir de aquello con esfuerzo, pero el precio fue alto, porque desde entonces mi posición en la empresa estuvo tocada, hasta que finalmente me despidieron. No fue agradable, pero es lo mejor que me pudo pasar. Me siento agradecida por ello.

En el curso de Ho'oponopono se habla de los "maestros verdugos", que son aquellas personas que entran en nuestra vida para enseñarnos una lección importante, muchas veces a través del dolor. No siempre los maestros traen sufrimiento, pero muchos de ellos sí. Son personas que nos van a poner a prueba para impulsarnos hacia adelante, para sacarnos de nuestro estancamiento, si somos capaces de aprender dicha lección. Se habla también de pactos álmicos sellados antes de nacer para la propia evolución del alma en este plano. Quizás Ariel fuera uno de estos maestros verdugos, aunque no he sido capaz nunca de ver cuál era la lección que tenía para mí. Puede que la conozca a nivel Inconsciente.

Recuerdo que la última vez que nos vimos fue en un Vips cerca del trabajo. Quería hablar conmigo, pero creo que su intención era atarme en corto, incluso amenazarme. No tendría que haber ido a aquella reunión jamás, pero accedí porque era un poco boba (de buena a veces...). Sin embargo, no sé de dónde fui yo quien le cantó las cuarenta a él. Sé que no esperaba esa reacción por mi parte, ni siquiera yo la esperaba. Fue como canalizar un torrente de rabia que sacó todo lo que llevaba por dentro. En cierta forma le di donde más le dolía, pero me dio igual porque yo no podía pararlo. Me quedé bastante relajada.
Después de aquello apenas tuvimos contacto, gracias a dios. Luego supe que había estafado a la empresa y que había desaparecido. Parece ser que en todos los sitios donde había estado, había hecho alguna trampa. No es que me alegrase, pero en cierta forma me sentí redimida, porque se demostraba quién era semejante personaje.

Nunca más supe de él.
Tampoco supe más de la gente que trabajó conmigo en aquel tiempo para él. Me dolió tanto la experiencia, lo pasé tan mal, que no quise tener vínculos con nada que me recordase a él. Cerré la pueta e intenté pasar página.

Y ahora viene el ejercicio y me remueve. Fue como revivir todo aquello otra vez, y eso que lo tenía bastante sepultado en la memoria. No ha sido agradable, no he pasado buena noche, aunque la perspectiva ayuda a ver las cosas de otra manera y no hay tanta implicación. Tampoco soy la que era entonces. Curiosamente he llamado "Ariel" a mi ego malo para la terapia.

jueves, 3 de enero de 2019

Wavicle

Wavicle, la onda-corpúsculo. Esta palabra siempre me recordará a Súnico, dado que era el nick que usaba durante la universidad. Un pseudónimo genial para un electrónico esotérico. Ya se me podría haber ocurrido a mí, que durante todo ese tiempo fui "Peke", por el pequesaurio. Me encantaba ese bicho. Ahora preferiría haber tenido un nombre más exótico, como runge-kutta, que siempre me pareció muy harkonen.

Wavicle fue la primera palabra en la que pensé cuando desperté de mi sueño. El primer sueño del año y no puede ser más raro. En mi sueño, cada uno de nosotros era una onda que se propagaba en el espacio de esta dimensión para ir rellenando una especie de molde que se iba creando en cada instante. Ese molde era nuestro cuerpo físico, que estaba separado de nuestra esencia, pero que hacía de continente en el mundo. El molde no era fijo, sino que se descomponía y se adelantaba a la onda para determinar la siguiente posición, y así la onda se extendía de un punto a otro, creando una especie de gusano. En cierta forma me ha recordado al momento en el que el Lord Mariscal de los Necróferos ("Las crónicas de Riddick") se enfrenta a Riddick y se desdobla.

Una onda-corpúsculo. Desde luego la perspectiva era más micro que macro y se sentía totalmente incorpóreo, casi fluido. A pesar de ser una onda tenía un color dorado. Es una sensación difícil de expresar.

No tengo ni idea qué significa este sueño. Me sorprende las cosas que se le ocurren a mi Inconsciente.

martes, 1 de enero de 2019

La semilla

"Lo hizo y sintió que ella le ponía algo en la palma. Era diminuto pero, extrañamente, pesaba mucho. Daba frío y era duro y muerto al tacto. 
-¿Qué es esto, Hija de la Luna? 
-Un grano de arena -respondió ella-. Es todo lo que ha quedado de mi reino sin fronteras. Te lo regalo. 
-Gracias -dijo Bastián maravillado. Realmente no sabía qué hacer con el regalo. ¡Si por lo menos hubiera sido algo vivo! 
Mientras reflexionaba aún en lo que sin duda esperaba de él la Hija de la Luna, sintió de pronto en la mano un delicado cosquilleo. Miró con más atención. 
-¡Mira, Hija de la Luna! -susurró-. ¡Empieza a fosforecer y brillar! Y, mira, brota una llamita. No, ¡es un embrión! Hija de la Luna, ¡no es un grano de arena! ¡Es una semilla luminosa que empieza a crecer! 
-¡Muy bien, Bastián! -le oyó decir a ella-. ¿Ves? Te resulta muy fácil. 
Del puntito de la palma de Bastián salía ahora un resplandor apenas perceptible, que rápidamente aumentó, iluminando en la oscuridad aterciopelada sus dos rostros de niño, tan distintos, inclinados sobre el prodigio. Bastián retiró lentamente la mano y el punto luminoso quedó flotando entre los dos como una estrellita. 
El embrión creció muy aprisa, y se podía verlo crecer. Echó hojas y tallos, y desarrolló capullos que se abrieron en flores maravillosas y de muchos colores que relucían y fosforescían. Se formaron pequeños frutos que, en cuanto estuvieron maduros, explotaron como cohetes en miniatura, esparciendo a su alrededor una lluvia multicolor de chispas de nuevas semillas."

("La Historia Interminable" de Michael Ende)


Soy una semilla. Ahora reposo en el interior de la tierra, esperando el momento de germinar. De momento aguardo mi oportunidad de emerger de la tierra que me acuna, con esa ansiedad que solo los inicios poseen, mezcla de ilusión pero también de miedo e inseguridad. No tengo prisa y estoy impaciente.

Mientras llega, dejo que la tierra me abrace y me meza, como la madre que es, refugiándome en su abrazo y su calor, nutriéndome de su amoroso vientre.
¿Cómo será germinar? ¿Habrá una señal que me dispare o simplemente el cambio pasará por encima de mí sin ser consciente del mismo?

Una bellota contiene el potencial de un roble, incluso el potencial de un robledal ¿cuál será el mío? Ah, no importa. De momento me conformo con ser semilla, disfrutando de esta fase, del inicio, de las posibilidades, del sueño de escuchar la llamada de la luz y la vida. Duermo y espero.