Ésta no es una fotografía cualquiera. Es de esas fotografías que encierran una historia que quizás no es evidente a cualquier ojo. Es un poco como la esteganografía, aunque sea de una manera involuntaria.
Ésta es una fotografía de 1994 en la que se ve a un soldado. ruso en la guerra de Chechenia tocando un piano abandonado en un bosque. Me parece de una belleza enorme, pero no por la composición o la luz, sino por todo lo que me evoca.
La foto tiene ese punto onírico que tanto me gusta: un piano en un bosque es un elemento que está fuera de lugar, y eso parece ocurrir solamente en los sueños. Está claro que el piano fue algo que alguien no pudo llevarse consigo, pero dejarlo en el bosque lo convierte en algo casi poético, romántico incluso. Y luego está el soldado que, a priori, parece totalmente antagónico a un piano.
Imagino la escena: un soldado cubre el bosque y descubre un piano abandonado, levanta su tapa, y de repente comienza a tocarlo. Da igual si sabe o no tocarlo, desde el momento en que sus manos presionan las teclas, deja de ser un soldado para convertirse en un ser puro. En ese momento su realidad desaparece para transportarlo a un espacio paralelo donde se manifiesta su alma. No importa cuántas personas ha matado, cuán cruel se ha comportado en la guerra, si sufre o si tiene miedo, en ese instante está conectado con esa parte de él que es divina, eterna y hermosa.
También en ese instante se produce para él el milagro de poder abandonar el horror de la guerra, de escapar de una existencia para poder refugiarse en esa música que envuelve y sana. Seguramente el instante dure tan solo unos minutos, pero a veces esos instantes son impagables, porque son los que dan sentido a tu vida o te permiten seguir viviéndola.
Si encima sabe tocar el piano, su música llegará a otros y los ayudará también a escapar de la realidad, conectándolos con esa parte de sí mismos que no tiene nada que ver con causas, ni ideologías, ni muerte, ni destrucción. Será un acto de bendición para otros. Una sonrisa en medio de la desesperación y el caos. Un balón de oxígeno. Un poco de esperanza para proseguir un poco más.
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