Esta mañana fui a clase de fitboxing y llegué a un 97% sobre 100%. Me siento muy satisfecha con mi puntuación, sobre todo después de que apenas hace dos días solamente conseguía llegar a un 92%. No es mal porcentaje en absoluto, teniendo en cuenta las circunstancias del día, pero quizás podría considerarlo flojito si lo comparo con los números previos, y con el hecho de que ésta es una coreografía que se me da bien.
Me encantaría poder llegar a un 100%, es verdad, y es algo que busco en cada sesión, aunque se me resista. La puntuación depende de una combinación de sincro y de potencia, que no es fácil de lograr, al menos para mí. Reconozco que he mirado las estadísticas de mis compañeros de club para ver cómo estoy, pero no estoy compitiendo con ellos (que me gusta competir), sino conmigo. Claro, que mentiría si no dijera que me encanta verme en lo alto de las puntuaciones de la clase. Aunque en realidad no soy la mejor para nada.
Mi potencia es decente (si la comparo con otra gente), pero tengo que mejorar en sincro. También es cierto que cuando hay ciertas combinaciones de patadas, la puntuación cae porque los sensores no discriminan entre puñetazo y patada. A veces, el querer meter mucha potencia penaliza la sincro. Y luego están los sensores, que fallan por mal contacto de los USBs.
Llegar a 100% es un objetivo deseable, pero no es mi objetivo primario. Creo que es mucho más importante tener una regularidad en el entrenamiento. Me siento bien sabiendo que me estoy cuidando haciendo ejercicio, y me siento bien sabiendo que me estoy esforzando y dando todo lo que puedo. Bueno, yo siempre me vuelco mucho en todo, a veces demasiado. He progresado bastante a nivel físico, tengo más resistencia. Aun me acuerdo de las clases de body combat con Juan, donde no era capaz de hacer ni un solo burpee. Pues ahora hago burpees, planchas, fondos...Vale, no demasiados porque uso el entrenamiento funcional para recuperar, pero que hago, hago. Tendría que mejorar la parte de fuerza, pero bueno, ya habrá tiempo.
Por supuesto, también me recompensa esa sensación tan estupenda que causan las endorfinas al final de la clase, que me hacen sentir fuerte, poderosa, y llena de vitalidad, a pesar de estar hecha unos zorros.
Así que me siento bien por haber tenido un 92%, a pesar de no ser mi mejor marca, porque significa que estuve.
Pronto empieza una nueva coreografía, a ver qué tal es. Van por temporadas. Ahora parece que les gusta meter esquivas. A mí también me gustan porque me sirven para tomar aire. Vuelvo a cambiar horarios, regreso a las tardes. Eso también influye.
Me encantaría poder llegar a un 100%, es verdad, y es algo que busco en cada sesión, aunque se me resista. La puntuación depende de una combinación de sincro y de potencia, que no es fácil de lograr, al menos para mí. Reconozco que he mirado las estadísticas de mis compañeros de club para ver cómo estoy, pero no estoy compitiendo con ellos (que me gusta competir), sino conmigo. Claro, que mentiría si no dijera que me encanta verme en lo alto de las puntuaciones de la clase. Aunque en realidad no soy la mejor para nada.
Mi potencia es decente (si la comparo con otra gente), pero tengo que mejorar en sincro. También es cierto que cuando hay ciertas combinaciones de patadas, la puntuación cae porque los sensores no discriminan entre puñetazo y patada. A veces, el querer meter mucha potencia penaliza la sincro. Y luego están los sensores, que fallan por mal contacto de los USBs.
Llegar a 100% es un objetivo deseable, pero no es mi objetivo primario. Creo que es mucho más importante tener una regularidad en el entrenamiento. Me siento bien sabiendo que me estoy cuidando haciendo ejercicio, y me siento bien sabiendo que me estoy esforzando y dando todo lo que puedo. Bueno, yo siempre me vuelco mucho en todo, a veces demasiado. He progresado bastante a nivel físico, tengo más resistencia. Aun me acuerdo de las clases de body combat con Juan, donde no era capaz de hacer ni un solo burpee. Pues ahora hago burpees, planchas, fondos...Vale, no demasiados porque uso el entrenamiento funcional para recuperar, pero que hago, hago. Tendría que mejorar la parte de fuerza, pero bueno, ya habrá tiempo.
Por supuesto, también me recompensa esa sensación tan estupenda que causan las endorfinas al final de la clase, que me hacen sentir fuerte, poderosa, y llena de vitalidad, a pesar de estar hecha unos zorros.
Así que me siento bien por haber tenido un 92%, a pesar de no ser mi mejor marca, porque significa que estuve.
Pronto empieza una nueva coreografía, a ver qué tal es. Van por temporadas. Ahora parece que les gusta meter esquivas. A mí también me gustan porque me sirven para tomar aire. Vuelvo a cambiar horarios, regreso a las tardes. Eso también influye.
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