Mañana operan a una persona muy importante para mí de un tumor cerebral. Se trata de Pedro, el que ha sido mi jefe durante más de nueve años. Estoy un poco preocupada porque, aunque el pronóstico parece bueno, no deja de ser una operación delicada con mucho riesgo. Son cuatro horas de operación en una parte del cuerpo primordial. Me da miedo que pueda morirse en la operación, y también me da miedo que deje de ser quien es. No suelo hacer estas cosas, pero he pedido a los grupos de Reiki que le envíen energía para mañana. Yo haré lo propio y además encenderé una vela por él. Acabo de mandarle un último mensaje de ánimo. Y más no puedo hacer.
Pedro ha sido una persona muy importante en mi vida, tanto como jefe, como modelo a seguir. Aunque los dos tenemos estilos de dirección diferentes, el mío sí está influido por el suyo, porque he bebido durante años de su ejemplo. Lo considero un buen jefe. Lo que más me gustaba de él es la tranquilidad que desprendía, como si todo estuviese bajo control. También admiraba su inteligencia y su capacidad de pensamiento lógico. De hecho, ambos hacíamos un tandem muy complementario: él era la razón pura, la lógica, el cerebro, y yo me veía más como la parte intuitiva, el corazón. Belén me dijo una vez que ambos formábamos una especie de matrimonio de hecho y, en cierta forma, tenía razón. Nos compenetrábamos muy bien.
Por alguna razón que se me escapa, llegó a considerarme una persona de su confianza. Es mucho decir teniendo en cuenta lo hermético que suele ser. Pero conmigo se abría y me permitía decirle cosas que a otra persona no le consentiría. Yo le hablaba con una franqueza amplia, no importaba la cuestión. Jo, lo que me ha tenido que aguantar. Aunque también es verdad que le ayudaba mi capacidad para leer a la gente y las situaciones. Creo que también le divertían mis aficiones y mis gustos extraños, amén de que aún no entiende cómo no me declaro neoliberal. Es de las pocas personas que saben algunos temas delicados sobre mí.
Hablo en pasado como si se hubiese ido, pero no es así. Ahora me toca esperar. Supongo que es algo a lo que estoy acostumbrada. Me paso la vida esperando que sucedan cosas. Espero que ésta salga bien.
Tenemos muchos recuerdos juntos. Espero que no los perdamos.
Pedro ha sido una persona muy importante en mi vida, tanto como jefe, como modelo a seguir. Aunque los dos tenemos estilos de dirección diferentes, el mío sí está influido por el suyo, porque he bebido durante años de su ejemplo. Lo considero un buen jefe. Lo que más me gustaba de él es la tranquilidad que desprendía, como si todo estuviese bajo control. También admiraba su inteligencia y su capacidad de pensamiento lógico. De hecho, ambos hacíamos un tandem muy complementario: él era la razón pura, la lógica, el cerebro, y yo me veía más como la parte intuitiva, el corazón. Belén me dijo una vez que ambos formábamos una especie de matrimonio de hecho y, en cierta forma, tenía razón. Nos compenetrábamos muy bien.
Por alguna razón que se me escapa, llegó a considerarme una persona de su confianza. Es mucho decir teniendo en cuenta lo hermético que suele ser. Pero conmigo se abría y me permitía decirle cosas que a otra persona no le consentiría. Yo le hablaba con una franqueza amplia, no importaba la cuestión. Jo, lo que me ha tenido que aguantar. Aunque también es verdad que le ayudaba mi capacidad para leer a la gente y las situaciones. Creo que también le divertían mis aficiones y mis gustos extraños, amén de que aún no entiende cómo no me declaro neoliberal. Es de las pocas personas que saben algunos temas delicados sobre mí.
Hablo en pasado como si se hubiese ido, pero no es así. Ahora me toca esperar. Supongo que es algo a lo que estoy acostumbrada. Me paso la vida esperando que sucedan cosas. Espero que ésta salga bien.
Tenemos muchos recuerdos juntos. Espero que no los perdamos.