Llegó por fin uno de los días grandes de la Espiral, ése en el que nos explicaban por fin cómo hacer la mítica corporización de la Diosa, también llamado "embodiment". El embodiment es una herramienta que utiliza la sacerdotisa durante algunas ceremonias prestando su cuerpo a la Diosa para que la comunidad pueda tener una experiencia con ella. Normalmente se trata de recibir un mensaje directo de la deidad invocada, pero es mucho más: es poder sentirla a través de la sacerdotisa. En alguna otra tradición a esto lo llamarían "posesión", pero no es exactamente tan desagradable como uno pueda imaginar.
Tenía muchas reservas por el proceso debido a mi naturaleza mental. La experiencia se basa en una rendición de la sacerdotisa a la Diosa, permitiendo que sea Ella la que use su cuerpo para manifestarse en el mundo. Es también una rendición de la comunidad a la Diosa a través de la experiencia. Por ello, es muy difícil de explicar el mecanismo. Pasos hay, pero las sensaciones son bastante indescriptibles como para poder transmitir algo que sea entendible o comprensible. Mucha gente opinará que estoy loca o que me invento estas cosas.
La sensación más clara que puedo describir procede de la "aspectación", una primera práctica que requiere una menor rendición a la energía divina. El mecanismo es el mismo que el del embodiment, pero difiere en el grado de consciencia. Decidí invocar a la Diosa Ama Lur, la madre tierra, porque fue la Diosa que me tocó invocar al abrir la sesión y es una diosa con la que me siento bastante cómoda. Así que me senté para conectar y, transcurridos unos minutos, sentí una energía subiendo de la tierra que entraba por mis pies y se iba convirtiendo en piedra a su paso. No perdí la consciencia en ningún momento, pero supe que no hablaba yo porque las palabras fluían solas y porque miraba a la gente directamente a los ojos, algo que no suelo hacer generalmente.
Como aperitivo estuvo bien, pero llegó el "oráculo" y fue mucho más. Seguí con la diosa Ama Lur para conectar. Supongo que lo hice rápido porque acababa de conectar con Ella en la aspectación. A diferencia de ésta, en el oráculo el mensaje es personal. La persona se acerca al oráculo y formula su pregunta, que es respondida a través de la sacerdotisa. Yo recuerdo los momentos en que las personas se acercaban a preguntar, pero no las respuestas. Ahí me fui. ¿A dónde? Ni idea. Yo solamente recuerdo que al terminar fue como si me despertasen de un sueño y que estaba muy mareada y sudando. Tomé agua, chocolate, me refresqué...todas mis lovelies me acompañaron para poder bajar mis raíces al tierra, hasta que fui consciente de que estaba de regreso. Fue, sin duda, la práctica más exitosa de la tarde.
Quedaba el embodiment. Tuve un momento de miedo como el que he sentido antes de la anestesia general: sabes que te vas a dormir, pero no quieres rendirte. Esto fue lo mismo: no quería perder el control. Quizás por eso, no entré tan profundamente en ese estado de inconsciencia que tuve en el oráculo. Habría querido llamar a Ama Lur también, pero cuando me dieron un velo azul, me fui al agua y llamé a Domnu. El agua se me da bien y conseguí conectar con Ella. Su energía era muy diferente a la de Ama Lur, ciertamente, más ligera y fluida, pero también profunda y oscura. Y di los mensajes, pero no me fui tanto, así que nos ahorramos en parte el espectáculo anterior de la borrachera espiritual.
Acabé agotada después del encuentro. Al llegar a casa me moría de hambre y esta mañana me he levantado como si me hubiese arrollado un camión. También he soñado mucho, pero solamente recuerdo fragmentos de agua y cristales rotos. Aun así estoy bastante contenta con el resultado, sobre todo porque parecía algo inviable. Me gustaría volver a practicar pronto.
Ya casi estoy preparada para la dedicación.
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