viernes, 24 de julio de 2020

La competición del dolor

Es cierto que todos nos habituamos a una química concreta del cuerpo, pero hay gente que potencia el estar mal y sentirse mal. No solo eso, sino que además compiten por ser la persona que más sufre en el mundo. Son los más diferentes, los incomprendidos, aquellos a los que la vida odia más que a nadie.

Tienen el copyright del dolor, por lo que no van a consentir que a su alrededor haya alguien más que demuestre un nivel comparable al suyo. Incluso, tienden a minimizar el dolor ajeno, como si estuviese menos justificado.
Se amparan en cualquier argumento que les permita mantener su estatus, siendo desconsiderados y crueles incluso.
Sufren mucho, pero carecen de toda empatía.
Les encanta verter su mierda en las redes, no solo como una forma de desahogo, sino en búsqueda de una atención que les haga sentir especiales.

Lo peor es cuando no sabes que estás entrando en competición con ellos.
Te abres, compartes tu pena (con lo que cuesta) y sí, al principio quizás se muestran cariñosos y comprensivos, hasta que su mente hace click y se polarizan hacia retener el título de los campeones del dolor. Entonces tu pena no vale nada y ya no mereces el consuelo que prometían inicialmente.

En este caso, no puedo culparla del todo, porque ella no tenía toda la información y se había formado una imagen de mí que no se correspondía totalmente con la realidad. Ahora quizás se siente engañada y, sobre todo, descolocada.
No tengo por qué justificarme, pero le he ofrecido una explicación desde mi perspectiva.
Todo lo demás son ataques para sentirse mal, para regodearse en esa sensación de sufrimiento a la que es adicta.
No voy a alimentar ese troll; bastante tengo con lo mío en estos momentos.
Me daría pena que nuestra amistad cambiara, pero llegados a este punto, ya me da igual perderla también a ella.

Al final sí voy a cumplir la profecía de la autosuficiencia. La autarquía emocional.

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