La pasada semana se caracterizó por varios incencios forestales en todo el mundo: Canarias, Siberia, Indonesia, Amazonas. Muchos provocados y muchos tapados aparentemente por los medios de comunicación, en una forma de servir a unos intereses que parecen buscar el beneficio a corto plazo de unos pocos en detrimento de un bien más global. El incendio de Amazonas fue sin duda uno de los que más se ha viralizado en las redes una vez que se dio a conocer, desencadenando una serie de protestas e iniciativas diversas. El mundo pagano no fue ajeno a la tragedia y hubo un llamamiento general a convocar la lluvia para para el avance del incendio. Creo que la idea original procedía del movimiento de reclaiming de Brasil, que incluso crearon un sello con el que poder concentrar la energía. Después han salido otros rituales, incluso haciendo uso del fuego (por mucho que me dijeran que no debía usarlo en este caso). No solamente el mundo pagano se ha involucrado, sino también otras comunidades que buscan una alta consciencia, como el Oneness o incluso gente como Mía Astral. Seguramente hay más que desconozco.
La iniciativa puede sonar ingenua, incluso absurda a muchos, pero es mucho mejor que no hacer nada. Se basa en el concepto de conciencia colectiva, de crear masa crítica para crear una energía orientada a un propósito. Más o menos es como funciona el mundo en general, solamente que esto tiene una intención consciente y enfocada. No sé si podríamos hablar de un gran egregor. A mí me parece bonito movilizar la intención humana hacia algo concreto. Por supuesto me he sumado, pero a mi aire, como suelo hacer. Qué díscola soy a veces. Y qué perezosa.
En la tribu de Iberia se ha pedido por Amazonas, pero también han surgido otras ideas interesantes relacionadas con el tema. La primera tiene que ver con el despertar de la Madre Tierra como diosa oscura, en una defensa de lo que es suyo. Quizás la terminemos despertando de puro hartazgo, porque demasiada paciencia tiene con la especie humana. Una Kali desatada, qué miedo. Sin embargo, no son incendios que ella haya causado, no es su mano la que está detrás. Ella se volcará después en la reparación, despacio, en su tiempo que no es el humano. Pero sí podríamos intentar sentir lo que ella debe sentir ante esos ataques que sufre. Yo, desde luego, lo paso fatal viendo las fotos de miles de hectáreas calcinadas y cientos de animales heridos o muertos bajo las llamas. Prefiero no verlas porque se me disparan las imágenes en la cabeza y me sumen en la tristeza. Qué no será verlo in-situ. Que no será para una madre ver la destrucción de sus hijos. No sé si soy capaz de llegar a sentir ese dolor en mis carnes.
Pero no solamente se trata de sentir empatía, se trata de hacer algo con ese sentimiento. No se trata de irse a Amazonas a sofocar los incendios, sino de ver qué podemos hacer a nivel más loca. Nuhmen Delos lo explica bien en su blog Biogeosfera, en el post "Una propuesta para salvar el planeta". En inglés existe el término "glocally" que significa actuar localmente para generar un cambio a nivel global. Existen muchas cosas que podemos hacer para contribuir. A mí me queda una reflexión personal profunda para ver qué puedo hacer y cuánto estoy dispuesta a hacer. Sé que suena hipócrita, pero es honesto al menos: no estoy preparada para ser vegana, ni siquiera vegetariana; no sé hasta qué punto puedo renunciar a viajar. Así que sí, me siento atacada ante ciertas posturas algo radicales que enjuician el que no es coherente quejarse por el maltrato animal cuando como carne, y cosas similares. Seguramente lleven razón, pero lo hacen desde una superioridad moral que apesta a ego.
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