viernes, 2 de agosto de 2019

Crisis de ansiedad

Cuando estaba en el laboratorio de Minorplanet, una de las cosas que más miedo me daban era que las placas o los sistemas llegaran con un cortocircuito. Cuando encendías alguno, aquello empezaba a chupar corriente de forma exponencial hasta que hacía saltar los fusibles de protección. Pues esto es lo más parecido que me ha recordado una crisis de ansiedad.

Que un eneatipo 6 tenga ansiedad no es una gran sorpresa. Yo me paso la mayor parte del tiempo activada, en estado de alerta, a la defensiva, anticipando lo peor que puede pasar, y con el coro griego interior dando por culo, más conforme aumenta el estrés y es más difícil callarlo. Pero una crisis de ansiedad escapa completamente de uno.

Yo me había levantado bien. Estaba animada, a pesar de la mierda emocional del día anterior. Quería celebrar Lammas y había decidido estrenar mi vestido amarillo de la ceremonia para entonar con la energía del día. También querría haber celebrado el tema de la abundancia como merecía. Pero la mañana fue un caos total desde casi el principio. Primero con Teresa y sus problemas de pareja por el chat. Lo que más me molesta de esta gente es la facilidad que tienen para volcar su mierda en los demás, en vez de lidiar en la intimidad con ella. Segundo, con la avalancha de correos de trabajo, dudas y peticiones, que no supe enmascarar bien. Cuando hice el descanso para comer estaba tan agotada, que me quedé dormida en el sofá.

Al despertar decidí que no iba a trabajar más. Me arreglé y me fui de paseo. La idea era comprarme unas gafas de sol nuevas y una funda para mi móvil, y quería hacerlo lejos de mi zona habitual. Fui de amarillo, a sabiendas de que no es el color que mejor me sienta y que además me expone mucho a la gente. Me he dado cuenta de que el amarillo no es un color que la gente suela usar, seguramente por esa idiotez de que trae mala suerte, cuando es un color vivo y vibrante. Quizás demasiado para mí. Lo más bonito que me pasó fue que al pasear una niña me miró y yo la sonreí de vuelta, y de alguna forma sentí que la Diosa le sonreía a través de mí.

A partir de entonces todo empezó a desvariar. Empecé a sentirme muy mal. Me costaba respirar y respiraba muy deprisa, sentía presión en el pecho, y parecía que todo a mi alrededor se distorsionaba. Solamente quería huir, pero no pensaba muy bien. Lo más fácil habría sido regresar a mi casa sin más, pero me obligué a pasear un rato más por el centro comercial. Aquello no mejoraba y decidí regresar, pero no por el camino corto, sino por uno diferente que me obligaba a caminar más. Tampoco funcionó. Cuando llegué a casa, me tiré en la cama y solamente entonces empezó a bajar la ansiedad. Me quedé dormida y he amanecido esta mañana tal cual.

Sin duda, fue una crisis de ansiedad, un ataque de pánico, o como se quiera llamar. Me asusté un poco porque no recuerdo haber pasado por algo parecido antes. O puede que sea la primera vez que sea consciente de ello, dado que tengo una fuerte tendencia a obviar las señales que me envía mi cuerpo.
Al menos he descansado y eso me permite ver las cosas de otra forma, aunque siento que en cuanto me descuide voy a caer de nuevo. Así que hoy mínima conexión posible con el mundo para poder cuidarme.

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