jueves, 30 de mayo de 2019

Crime social

Una mujer se ha suicidado tras difundirse un vídeo íntimo de ella entre sus compañeros de trabajo, que terminó llegando a su marido. Sin duda ella ha sido quien se ha quitado la vida, pero hay más responsables en este asunto.

Fue responsable la primera persona que decidió difundir un vídeo personal sin autorización ni consentimiento, con aparente intención de hacer daño a esta mujer.

Fueron responsables cada una de las personas, hombres y mujeres, que lo hicieron viral, quizás por diversión, quizás por hacerse notar en su grupo, por aceptación, por odio, sin pensar en el daño que causaban. Dejaron de ser personas individuales para convertirse en turba.

Fueron responsables cada una de las personas que se mofaron abiertamente, que la señalaron, que la acosaron, la hostigaron, haciéndola sentir culpable por tener sexo, como si los demás no follaran, como si ellos mismos hubiesen nacido del aire en vez de proceder de un encuentro sexual entre sus padres.

Fue responsable la empresa, que se desentendió del problema al considerarlo un tema privado, cuando había estallado dentro de su entorno, por trabajadores de su entorno, y afectaba a una trabajadora de la propia empresa.
Qué soledad más grande. Nadie se puso de su lado? Nadie la ayudó o la apoyó?

Fue responsable su marido...bueno, este punto no lo tengo muy claro todavía. Solamente sé que se quitó la vida cuando el vídeo le llegó a él. ¿Por qué no pudo soportar la vergüenza o la culpa de que su marido viera el vídeo? ¿Le dijo algo a él que rebosara el vaso? ¿No encontró en él el apoyo que necesitaba? ¿Cómo era su relación para llegar a eso?

Fuimos todos responsables al tener una sociedad hipócrita que castiga la sexualidad libre femenina y tacha a las mujeres de guarras o putas por tener sexo o disfrutarlo, mientras que se ensalza y se fomenta la sexualidad masculina llegando a rozar la cultura de la violación, la propiedad de la mujer, la sumisión de la mujer, la servidumbre de la mujer, la inferioridad de la mujer, la anulación de la mujer. Todas las mujeres son unas guarras, salvo mi mujer, mi madre y mis hijas, que son todas castas, puras, abnegadas.

Y por último son responsables los medios por la forma en que comunican la información.
O sea, habría sido una anécdota si hubiese sido hombre en vez de una mujer.
La noticia es más trágica si es madre que si no lo es, porque los niños huérfanos dan mucha pena. Si hubiese sido soltera habría sido una consecuencia de no tener una familia formal.
El acto es menos vil porque hizo el vídeo antes del matrimonio, porque lo hizo cuando era joven e inconsciente y llevaba una vida alocada y reprochable. Si hubiese estado casada, habríamos tenido una lapidación pública en la plaza del pueblo.
Y ¿en serio tengo que saber cómo se llama, cuántos años tiene, dónde vive y cuál era su vida cotidiana? Ponemos el foco en la víctima y no en los culpables. ¿Cómo se llama el cretino de su ex? Ah, no, que hay que preservar su privacidad.
¿Qué mierda de moral tenemos?

1 comentario:

  1. El problema es, efectivamente, la retorcida moralidad. No debería ser importante el vídeo, ni si es mujer, ni si es madre, ni si está casada. Cada uno, mientras no haga daño a los demás, debería poder hacer lo que quisiera con su vida, sin consecuencias.

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