lunes, 20 de mayo de 2019

Despedidas

Se puede despedir una de algo que no fue?
Tú y tus predecesores fuisteis una de mis más bonitas ideas, de esas que no serán jamás. Ya no. Quizás en algún multiverso las cosas sean diferentes, pero en éste, la vida me odia y me priva de las cosas que deseo.

Duele el vacío que queda tras la pérdida física, pero también la emocional. Echo de menos todo lo que imaginé y no será.

Yo iba a compartir mi mundo contigo, te iba acompañar a descubrir el tuyo, iba a ser tu apoyo y tu protección, tu maestra, tu amiga, tu compañera, tu aliada, tu refugio, tu pañuelo de lágrimas. Quería darte tanto amor, que jamás te sintieras sola o desamparada, y que supieras que yo siempre sería un lugar seguro al que poder volver.

Tenía claro que te enseñaría las cosas más básicas, pero también te abriría puertas. Te enseñaría a ser salvaje, fuerte y libre. Te enseñaría a respetar y a merecer respeto, como ser humano que eres.

Te enseñaría a apreciar los atardeceres, el rocío de la mañana sobre las briznas de hierba, el placer que se siente cuando el sol y el viento acarician tu cara, el sabor del salitre en tus labios, el calor de un abrazo sincero, la suavidad del lomo de un gato.

Te iba a mostrar horizontes y perseguiríamos la línea donde el mar y el cielo se unen. Viajes y lugares insólitos que poder haber descubierto y recorrido.

Te hablaría de mis creencias animistas, aunque resperaría las tuyas propias, aunque fuera el ateísmo.

Te iba a enseñar a soñar con los ojos abiertos, a disfrutar de la fantasía, de la música, de la poesía, y de la belleza. Te habría hablado del poder de los libros y la magia que encierran.

Te iba enseñar que ser es mejor que hacer. Que sentir es mejor que pensar. Que amar está por encima de cualquier sistema, de la sociedad misma. Que se puede ser libre y tener raíces.

Te iba a enseñar que ante todo y sobre todo, te tienes a ti misma, que siempre serías la persona más importante de tu vida, que siempre podrías haber contado contigo, tu mejor amiga.

Pero todo eso ya no será. Aquí se queda para siempre.

Me despido de ti con todo mi amor, que se va contigo. Yo me quedo con mi dolor vital y mis ilusiones rotas; con el alma rota y los labios teñidos del sabor de la amsegura; sin saber muy bien qué esperar ahora, sin saber muy bien qué hacer; sin un objetivo, ni una meta, y sin ganas de tenerlos; sin esperanza, ni sueños.

Supongo que me convertiré en una sombra, una cáscara vacía bajo una máscara, y pasaré mi gris existencia echándote de menos, mientras dejo que la vida pase y me pase.

Adiós, mi pequeña.

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