Desde que he empezado a usar la obsidiana, tengo pensamientos diferentes. Es como si se diera una apertura en el campo por donde entra información no habitual, y me sorprendo con razonamientos y posiciones que no había tenido hasta la fecha. Me maravillo ante la posibilidad de ver ciertos pensamientos en mi cabeza, como si no fuesen del todo míos, como si fuese una especie de tesoro que se encuentra por casualidad.
Hace unos días, estaba preparando la cena cuando llegó un mensaje del whatsapp diciendo "enhorabuena", y por alguna extraña razón lo asocié a mi entrenamiento de fitboxing que había sido bastante bueno, considerando las dos semanas de parón que he tenido. Mi reacción fue pensar: "no es para tanto, es algo que tengo costumbre de practicar". Y entonces un pensamiento apareció en mi mente como una especie de toque de atención, diciéndome que daba por hecho mi rendimiento en el gimnasio, como si pudiera puntuar 98% siempre, como si siempre fuese a tener la misma condición física, como si no fuese a tener ninguna lesión que me impidiese siquiera ir a clase, como si no tuviese el privilegio de poder pagar por ello, como si mi salud no me fuera a impedir cada golpe...Me di cuenta de que ese hecho se podía desgranar en múltiples momentos y decisiones, como si fuesen las cuentas de un rosario, y que estaba dando por hecho cada uno de ellos, sin darles una importancia adecuada. Cada momento es posible porque el anterior se ha dado, así que todos tienen la misma relevancia y ninguna. 98% es un resultado fantástico (100% sería mejor, sin duda), pero en sí mismo no sería nada de no ser por todos y cada uno de los pasos anteriores.
Me di cuenta de que pasamos por alto tantas cosas, y damos por hecho otras tantas más. Resulta bastante ingrato y arrogante por nuestra parte, cuando cada instante es un milagro en sí (como la canción de Hammerfall "every second is a miracle for me"). Nuestro cerebro, quizás por nuestra educación, está totalmente orientado al resultado, al total, sin pararse a atender el proceso y los diferentes elementos y fases que lo componen. Somos tan poco conscientes de la importancia de cada momento.
Seguramente ese momento de iluminación pasará y puede que ni quede registrado en mi memoria, pero me gustaría. Creo que si llegara a integrarlo, mi forma de entender la vida sería diferente, sería más rica, más gratificante.
Hace unos días, estaba preparando la cena cuando llegó un mensaje del whatsapp diciendo "enhorabuena", y por alguna extraña razón lo asocié a mi entrenamiento de fitboxing que había sido bastante bueno, considerando las dos semanas de parón que he tenido. Mi reacción fue pensar: "no es para tanto, es algo que tengo costumbre de practicar". Y entonces un pensamiento apareció en mi mente como una especie de toque de atención, diciéndome que daba por hecho mi rendimiento en el gimnasio, como si pudiera puntuar 98% siempre, como si siempre fuese a tener la misma condición física, como si no fuese a tener ninguna lesión que me impidiese siquiera ir a clase, como si no tuviese el privilegio de poder pagar por ello, como si mi salud no me fuera a impedir cada golpe...Me di cuenta de que ese hecho se podía desgranar en múltiples momentos y decisiones, como si fuesen las cuentas de un rosario, y que estaba dando por hecho cada uno de ellos, sin darles una importancia adecuada. Cada momento es posible porque el anterior se ha dado, así que todos tienen la misma relevancia y ninguna. 98% es un resultado fantástico (100% sería mejor, sin duda), pero en sí mismo no sería nada de no ser por todos y cada uno de los pasos anteriores.
Me di cuenta de que pasamos por alto tantas cosas, y damos por hecho otras tantas más. Resulta bastante ingrato y arrogante por nuestra parte, cuando cada instante es un milagro en sí (como la canción de Hammerfall "every second is a miracle for me"). Nuestro cerebro, quizás por nuestra educación, está totalmente orientado al resultado, al total, sin pararse a atender el proceso y los diferentes elementos y fases que lo componen. Somos tan poco conscientes de la importancia de cada momento.
Seguramente ese momento de iluminación pasará y puede que ni quede registrado en mi memoria, pero me gustaría. Creo que si llegara a integrarlo, mi forma de entender la vida sería diferente, sería más rica, más gratificante.
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