sábado, 8 de agosto de 2020

Culpable

Soy culpable.

De haber abierto mi corazón y haberle dado paso. 

De haberle colocado en el centro de todo. De haberle colocado en un pedestal.

De entregarle todo por completo, sin reservas, sin medida. De entregarme de igual manera. 

De comer migajas cuando merecía el pastel completo. 

De mi indigencia emocional. De aceptar la suya. 

De mi baja autoestima.

De dejarme llevar por mis patrones. De sentir compasión por los suyos. 

De mi arrogancia al creer que era posible.

De querer creer que yo era especial, amada, importante y valiosa.

De confiar. De querer confiar. De permitirme confiar. 

De creer todas esas mentiras. De querer creer que eran verdad.

De no cuestionar, de no cuestionarme. 

De no atender a la incoherencia entre palabras y actos. 

De mi ceguera a las señales de egoísmo egocéntrico, insensibilidad y narcisismo. 

De creer que el calor puede derretir el hielo.

De haber puesto flores en la cabeza del monstruo. 

De no cuidarme. De no protegerme. De permitir que me hiciera daño.

De no haber sido más fría y calculadora. De haber dejado que mi corazón le entregara las riendas. 

De la unilateralidad. De cargar con el peso de todo. De haberme esforzado tanto por intentar que las cosas funcionaran.

De retorcerme y quebrarme para adaptarme, para complacer.

De creer que podría soportarlo todo. De resistir de más. De llevarme al límite de lo soportable, aceptable y admisible. 

De creer que el amor lo puede todo. De creer que el amor basta.

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