domingo, 1 de septiembre de 2019

Identificación

Mirando las prendas de mi maleta me percataba de que son todas deportivas, no. Solamente por la clase de viaje que voy a hacer, sino porque es la ropa con la que me voy a sentir más cómoda. Son poco femeninas y no tienen nada de elegancia o glamour. Otras mujeres habrían cuidado más la apariencia, pero no es algo que a mí me preocupe, porque yo ni voy a lucirme, no voy a ligar, no voy a socializar, solamente voy a vivir la experiencia, que tiene mucho con estar recogida en mí.

Esto me hacía pensar que aunque una de mis terapias estaba centrada en ser más femenina, para superar esa mierda de mandato familiar que cargo, no lo estaba consiguiendo. Es posible que haya fracasado hace tiempo y que no me haya dado cuenta hasta ahora. Esas prendas de mi maleta lo confirman. A la vez, pensaba que en realidad voy a expresar lo que soy en realidad, sin disfraces ni pretensiones.

Pero Metragirta, en su sabiduría, me corrigió y me dijo: "tú tampoco eres eso. Te has identificado con esa imagen, pero no lo eres. Tú eres más. Tú eres todo".

Y entonces pensé que quizás cada uno de nosotros llevamos dentro todos los rasgos posibles a expresar. Llevamos tanto la cobardía como la valentía, la tacañería y la generosidad, la maldad y la bondad. Quizás tenemos una tendencia a expresar unos sobre otros conforme al programa mental que cargamos, pero es una elección. En cualquier momento podemos escoger el rasgo contrario al que expresamos habitualmente, porque está en nosotros también.

Va a costar más porque nuestro cuerpo y nuestra química está acostumbrado al antiguo, que lleva años reforzado. Dicen que se tardan al menos 21 días en cambiar un hábito, no sé cuánto se tardará en cambiar un rasgo. Es normal caer en lo antiguo, la cuestión es seguir intentándolo.
Uno puede reconfigurarse, buscarse una identidad nueva. Lo importante es que nos sea de agrado. Pero igualmente, jamás será solamente esa identidad. La identidad es simplemente el vestido con el que nos presentamos, pero jamás el total de lo que somos.

Dónde queda la aceptación en todo esto? Esto es un trabajo interno bastante importante, porque la mayoría de las personas no nos conocemos a nosotros mismos. La aceptación viene de conocerse y saber qué estamos expresando. Lo que nos gusta se queda, lo que no lo agradecemos y lo cambiamos, a lo Marie Kondo con la ropa, porque esos rasgos han cumplido una función que nos ha servido hasta el momento. El problema es que muchos de esos rasgos no los hemos elegido, nos los han otorgado personas externas: padres, abuelos, maestros, amigos... Y son personas tan importantes que para no decepcionar les hemos comprado el argumento y nos hemos completado conforme a sus expectativas. O en un acto de rebeldía nos hemos ido al extremo opuesto. Pero ha sido algo inconsciente. Es por ello que llevamos tanto en la sombra que necesita ser reconocido. Ahí está la aceptación, en ver qué uno no es tan vago como le decían, ni tan tonto, ni tan desobediente, ni tan vanidoso. Y tampoco que pintar sea de vagos, ni hacer ballet de "mariquitas", ni subirse a los árboles de "marimachos". Aceptación es saber que no me gustan hacer las tareas domésticas y que por eso voy más lenta con ellas, o me distraigo con ellas, pero eso no me convierte en vaga o desadeada; pero reconozco que las hago igualmente y consigo tener la casa más o menos decente. O que aunque el color negro me haga pasar desapercibida y me haga dar una imagen más dura, el color que me gusta y que me sienta bien, es el rosa, y no por ello voy a ser más cándida o susceptible de ser engañada.

Seguiría hablando, pero tengo hambre y quiero desayunar. Eso no me hace una gorda asquerosa, me hace humana. Me desidentifico de la gorda y me identifico con la humana. Así disfruto mi desayuno sin culpa ni posteriores castigos absurdos. 

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