domingo, 15 de septiembre de 2019

La leona


Todo es agua hoy: la luna en Piscis, la tormenta en el exterior, la lluvia en mi corazón. Estoy emocional, aunque no sé por qué. Quizás por todo, todo lo que no es. No me apetece nada, salvo alejarme del mundo y refugiarme en mí.

Pero Ama Lur me llama, así que asistiré a la ceremonia en su honor, y de paso doy apoyo a los deberes de segunda Espiral de Gema. Me sorprende verla tan chamánica, tan metida en su papel. Su voz, sus palabras, sus gestos... Todo resulta tan medido, tan armónico, tan perfecto. Y todo es tan sumamente de tierra que me ancla inmediatamente al suelo, dándome la estabilidad que busco.

Me toca invocar a Metragirta. Las diosas del oeste se me dan bien. Además, parece que son las que menos quiere la gente. Pero Metragirta desapareció en las vacaciones, barrida por Ama Lur. Su reinado parece acabado antes de tiempo y me sabe mal por ella, pero así lo siento en mi interior. Aún así, la invocaré con amor y respeto, invitándola a participar en la ceremonia, pidiendo que sus energías cálidas, amorosas y maternales se unan a nosotras en este ritual.

Sin embargo, en la meditación aparece la leona como mi totem. La leona de Metragirta. No es una sorpresa. Pero me ha acompañado durante la meditación antes de ser invocada, como si supiera que tenía que presentarse ante mí. Se comporta como un gato grande y amoroso, con su fuerza y agresividad bajo control y las defensas bajadas. La leona me representa desde niña. Ella es la fuerza que he necesitado durante toda mi vida. Pero me dice que una leona solitaria es más vulnerable. Las leonas son grupales, la supervivencia depende de la colaboración, y una leona solitaria tendrá más dificultades para cazar. Pero aquí estoy, sola, alejada de las manadas, triste bajo la lluvia, más resignada que esperanzada, soñando con un futuro mejor. Una fantasía Neptuniana. Piscis. 

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