Día 70. Cómo me gustan los números redondos, que para mí son los que acaban en cero o en cinco. Seguro que es parte de mi TOC, como el de atribuir género a los números (el 1, 3,5,7,8 son masculinos para mí, 2,4,6 y 9 femeninos), pero son esas pequeñas nimiedades que hacen que el mundo cuadre, aunque no tengan ninguna lógica.
Acabo de escribir un texto para una propuesta y me siento muy orgullosa de mí misma de haber sido capaz de nombrar cuatro tecnologías diferentes sin ser experta en ninguna. Estoy por darme una palmadita y decirme: "pero qué buena soy". De paso me he puesto al día con los temas de identidad, que no toco desde hace varios años, con el concepto de self-Sovereignty identity. Y me parece tan de Epona...Para que luego digan que los dioses no tienen que ver con la tecnología. Siempre que pienso en tecnología me acuerdo de Brigid.
Esta semana está siendo muy de Epona. Creo que el Venus retrógrado tiene mucho que ver con esto, aunque a diferencia de otras posiciónes, la de Géminis no está siendo tan dura. ¿Quizás porque tener la luna en este signo? Estoy viendo muchos patrones, patrones no demasiado bonitos, y es más la sorpresa que el enojo o la tristeza lo que siento al verlos. Tengo que intentar que la culpa no se entrometa, porque también he descubierto que es una de las emociones más habituales, y es por ella que muchas veces he hecho cosas que no debería. Trabajar estos patrones no es fácil, pero es pero haber cedido el poder a otros para que te manipulen y te humillen. Así que en parte estoy contenta por mi progreso, aunque solamente esté al principio del proceso.
Siempre parece que se esté al principio del progreso. A veces esto puede ser un poco frustrante. A veces lo veo como una carrera de fondo que no tiene meta al final. Pero bueno, tras una vida llega otra, y así estamos en continua evolución.
Creo que parte del cambio de esta semana está en haber decidido no rendirme a mis patrones. Eso o que me estoy amoldando a esta situación frenética. Nunca he tenido problemas con los cambios mentales de paradigmas, requisito imprescindible para mi trabajo, pero había olvidado mi capacidad para hacerlo. Esta semana siento que la carga no ha descendido, pero la manejo mejor. La malabarista ha vuelto. ¿Cuántas pelotas soy capaz de sostener en el aire?
Y por si fuera poco, he decidido que esta semana era un buen momento para el optimismo, y he reservado una habitación en una casa rural para el verano. Creo que me pueden mis ansias de viajar. Tengo numerología 9: viajar está en mi ADN. Quizás esas ganas han nublado mi juicio, pero ahí está esperando mi reserva. Y mientras la normalidad va cambiando y adaptándose. Esta mañana he visto un bar abierto y me he comprado café para llevar, porque me ha entrado antojo del bar de cafetería. Hoy no pegaré ojo, porque hace meses que no pruebo el café, y la teína ni se le aproxima. También he visto que la heladería de la avenida ha abierto sus puertas, así que en breves caerá un helado de turrón de Jijona. Las bibliotecas abrirán pronto y poco a poco se irá moviendo todo. Por un momento me recuerda al cuento de "La Bella Durmiente" saliendo de su letargo. Poco a poco, pero sin pausa. Porque la vida llama a la apertura y la expansión. Se siente la energía en el aire, se siente en el cuerpo.
Hoy hablaba con una amiga de la situación en Perú, donde las medidas de cuarentena son draconianas. Llevan casi 3K muertos y casi 99.5K de infectados en una población de 33M de personas y una densidad de habitantes de 25 por km2. Allí tienen dos problemas: el coronavirus y el hambre. No hay subsidios ni ayudas a la población, así que ante la perspectiva, se arriesgan a contagiarse. No se habla mucho de Perú en las noticias, donde parece que solo existieran España, Italia, USA, UK y China. A mí me gusta cerrar el día consultando las cifras y las gráficas de evolución actualizadas, especialmente la herramienta que ofrece el Financial Times, que además permite comparar países dos a dos, así como el análisis de John Burn-Murdoch. Hay otras fuentes, pero a mí me gustan éstas. El aspecto gráfico también es importante para captar mi atención (porque mi VAK es visual). Hace poco vi las gráficas de Bangladesh. ¿Quién habla de Bangladesh? Nadie, Bangladesh no existe, y por tanto, sus cifras tampoco cuentan. Me parece triste.
A veces es mejor no pensar mucho ni a muy largo plazo porque la incertidumbre en el largo plazo es más difícil de gestionar, sobre todo emocionalmente. Me he propuesto mirar un poquito solamente para no perder perspectiva y porque lo que promete el futuro para mí no es lo más halagüeño. No sé si tengo que prepararme para ello o es mejor dejar correr mi ceguera. Dije que lo atendería, pero no encuentro el momento. La procastinación me puede. La procastinación es el opio del miedo.
Y mientras voy haciéndome experta en flores y palomas. No sé quién decidió que eran un buen símbolo para la paz. Las mías son voraces y pendencieras, sobre todo una, Roger, una paloma asidua y bastante territorial que no comparte con nadie la comida. Eso sí, es preciosa. Estoy aprendiendo cosas. Por ejemplo, no les hace mucha gracia las semillas de lino y parecen tener también toque de queda, que es antes de que empiece la cacerolada de las 21h. ¿Por qué esa hora? Quizás sea la hora de ir a dormir en la naturaleza. No creo que lo adivine nunca.
Acabo de escribir un texto para una propuesta y me siento muy orgullosa de mí misma de haber sido capaz de nombrar cuatro tecnologías diferentes sin ser experta en ninguna. Estoy por darme una palmadita y decirme: "pero qué buena soy". De paso me he puesto al día con los temas de identidad, que no toco desde hace varios años, con el concepto de self-Sovereignty identity. Y me parece tan de Epona...Para que luego digan que los dioses no tienen que ver con la tecnología. Siempre que pienso en tecnología me acuerdo de Brigid.
Esta semana está siendo muy de Epona. Creo que el Venus retrógrado tiene mucho que ver con esto, aunque a diferencia de otras posiciónes, la de Géminis no está siendo tan dura. ¿Quizás porque tener la luna en este signo? Estoy viendo muchos patrones, patrones no demasiado bonitos, y es más la sorpresa que el enojo o la tristeza lo que siento al verlos. Tengo que intentar que la culpa no se entrometa, porque también he descubierto que es una de las emociones más habituales, y es por ella que muchas veces he hecho cosas que no debería. Trabajar estos patrones no es fácil, pero es pero haber cedido el poder a otros para que te manipulen y te humillen. Así que en parte estoy contenta por mi progreso, aunque solamente esté al principio del proceso.
Siempre parece que se esté al principio del progreso. A veces esto puede ser un poco frustrante. A veces lo veo como una carrera de fondo que no tiene meta al final. Pero bueno, tras una vida llega otra, y así estamos en continua evolución.
Creo que parte del cambio de esta semana está en haber decidido no rendirme a mis patrones. Eso o que me estoy amoldando a esta situación frenética. Nunca he tenido problemas con los cambios mentales de paradigmas, requisito imprescindible para mi trabajo, pero había olvidado mi capacidad para hacerlo. Esta semana siento que la carga no ha descendido, pero la manejo mejor. La malabarista ha vuelto. ¿Cuántas pelotas soy capaz de sostener en el aire?
Y por si fuera poco, he decidido que esta semana era un buen momento para el optimismo, y he reservado una habitación en una casa rural para el verano. Creo que me pueden mis ansias de viajar. Tengo numerología 9: viajar está en mi ADN. Quizás esas ganas han nublado mi juicio, pero ahí está esperando mi reserva. Y mientras la normalidad va cambiando y adaptándose. Esta mañana he visto un bar abierto y me he comprado café para llevar, porque me ha entrado antojo del bar de cafetería. Hoy no pegaré ojo, porque hace meses que no pruebo el café, y la teína ni se le aproxima. También he visto que la heladería de la avenida ha abierto sus puertas, así que en breves caerá un helado de turrón de Jijona. Las bibliotecas abrirán pronto y poco a poco se irá moviendo todo. Por un momento me recuerda al cuento de "La Bella Durmiente" saliendo de su letargo. Poco a poco, pero sin pausa. Porque la vida llama a la apertura y la expansión. Se siente la energía en el aire, se siente en el cuerpo.
Hoy hablaba con una amiga de la situación en Perú, donde las medidas de cuarentena son draconianas. Llevan casi 3K muertos y casi 99.5K de infectados en una población de 33M de personas y una densidad de habitantes de 25 por km2. Allí tienen dos problemas: el coronavirus y el hambre. No hay subsidios ni ayudas a la población, así que ante la perspectiva, se arriesgan a contagiarse. No se habla mucho de Perú en las noticias, donde parece que solo existieran España, Italia, USA, UK y China. A mí me gusta cerrar el día consultando las cifras y las gráficas de evolución actualizadas, especialmente la herramienta que ofrece el Financial Times, que además permite comparar países dos a dos, así como el análisis de John Burn-Murdoch. Hay otras fuentes, pero a mí me gustan éstas. El aspecto gráfico también es importante para captar mi atención (porque mi VAK es visual). Hace poco vi las gráficas de Bangladesh. ¿Quién habla de Bangladesh? Nadie, Bangladesh no existe, y por tanto, sus cifras tampoco cuentan. Me parece triste.
A veces es mejor no pensar mucho ni a muy largo plazo porque la incertidumbre en el largo plazo es más difícil de gestionar, sobre todo emocionalmente. Me he propuesto mirar un poquito solamente para no perder perspectiva y porque lo que promete el futuro para mí no es lo más halagüeño. No sé si tengo que prepararme para ello o es mejor dejar correr mi ceguera. Dije que lo atendería, pero no encuentro el momento. La procastinación me puede. La procastinación es el opio del miedo.
Y mientras voy haciéndome experta en flores y palomas. No sé quién decidió que eran un buen símbolo para la paz. Las mías son voraces y pendencieras, sobre todo una, Roger, una paloma asidua y bastante territorial que no comparte con nadie la comida. Eso sí, es preciosa. Estoy aprendiendo cosas. Por ejemplo, no les hace mucha gracia las semillas de lino y parecen tener también toque de queda, que es antes de que empiece la cacerolada de las 21h. ¿Por qué esa hora? Quizás sea la hora de ir a dormir en la naturaleza. No creo que lo adivine nunca.
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