jueves, 28 de mayo de 2020

La mirada

"¿Qué eres?", me preguntó él.
"¿Qué quieres que sea?", le respondí yo.
"¿Qué quieres ser?", me insistió.

En realidad, ¿qué importa lo que yo quiera ser si a los demás no les vale?

En mi vida desempeño diferentes roles y en cada uno no solamente tengo una máscara distinta, sino que la gente me percibe conforme a lo que ellos quieren o necesitan de mí: hija, hermana, jefa, amante, amiga, alumna, sacerdotisa... Cada persona me moldea en su imagen conforme a la idea, expectativas y necesidades que tienen de mí. Es la mirada del otro.
¿Aceptarían algo diferente que no fuera su mirada? ¿Algo más holístico e integral?
¿Hasta qué punto quieren o pueden aceptarme completamente?
¿Hasta qué punto quiero o puedo mostrarme o compartirme completamente?

Y no se trata de dar la imagen que el otro espera (quizás también), sino de una adaptación al medio. Es comportarse conforme al rol, que no deja de ser un conjunto de etiquetas y una visión parcial de la persona.

Pero yo soy más que un único rol: soy todos a la vez, y mucho más.
Paz decía que uno de mis trabajos personales consistía en mantener la coherencia identitaria en ellos, como si al jugar en cada uno me hubiese fragmentado. Aspiraba a que yo no compartimentalizara, pero me parece algo suicida. Además, la esencia no está al alcance de cualquiera, la esencia hay que ganársela.

Al final solamente la Diosa me tiene por completo.



1 comentario:

  1. ¡Me encanta!

    Excepto lo de la diosa, claro. Que no existe, la pobrecilla.

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