Yo no sé si será por Mercurio retrógrado o la luna nueva en Piscis, pero esta semana está siendo un horror. Después de un fin de semana de lo más sensorial y consciente, el lunes amanecí con una irritabilidad inusual que no puedo atribuir a nada concreto, pero desde entonces me he sentido hipersensible, con poca paciencia y con mal humor. He intentado advertir a los que estaban a mi alrededor para evitar conflictos, pero creo que la gente no entiende muy bien los mensajes, y menos con un Mercurio retrógrado que ha entrado con fuerza creando confusión y caos.
Esta semana podría decir que no me aguanto a mí misma, no me soporto.
Estoy atascada en el observador 3, con pensamientos que no son demasiado positivos. Al observar mi estructura, me siento como en una cárcel que es esta realidad, donde no tengo capacidad de elección ni de manifestar todo aquello que deseo porque no depende de mí. Es como si uno de los SIMS se diera cuenta de repente que forma parte de un juego donde le pasan cosas que están orquestadas por la persona al otro lado de la pantalla. Todo lo que veo ante mí me parece irreal, pero está colocado para que me sirva de una manera no soy capaz de comprender del todo. Me molesta enormemente no tener el control del juego. Me molesta pensar que en el fondo soy un avatar al servicio de un juego de que otro dispone.
Ayer nos hablaron de ampliar el teletrabajo. En principio podría ser una noticia positiva. A nivel personal no me disgusta, en el sentido de que voy a tener que ir menos a la oficina. Según los cálculos iremos 6 veces en semana a la oficina. Esto me permitirá madrugar menos, ir al gimnasio por la mañana, ocuparme de la casa mejor...o eso creo. Pero al mismo tiempo, también es un poco una maldición, porque voy a estar más sola que antes. Si algo bueno me aportaba el trabajo era la posibilidad de socializar, y esto lo voy a perder. Como jefa, además, tengo la idea de que esta medida perjudica al grupo, al perder la referencia y el contacto. Me va a costar encontrar formas para que la gente se sienta parte del mismo y se cohesione. Me pone malita. Y, sin embargo, creo que estoy sacando las cosas de quicio, que no estoy mirando la situación desde la perspectiva más adecuada. No soy capaz de encontrar otra ahora mismo.
Esta noticia ha generado bastante revuelo en el departamento, como si Piscis ya no nos hubiese removido suficientemente las emociones. Gestionar las emociones de los miembros del grupo puede llegar a ser una tarea de lo más desgastadora: las quejas, los problemas, los egos, las expectativas, las particularidades de cada uno...a veces me dejan literalmente seca. No me extraña que después tenga problemas de evitación, ¡si lo que necesito es refugiarme en la osera!
Pero ¿quién escucha mis quejas, problemas, egos, expectativas y particularidades?
Nadie.
Y las pocas veces que lo he intentado solamente he encontrado incomprensión. Pareciera que los jefes no tengamos derecho a sentir.
He empezado a limpiar mi sitio en previsión. Se supone que el cambio va a ser inminente, pero no se conoce la fecha con exactitud. Podría ser la próxima semana. Esto me ha permitido revisar las cosas que guardaba en la cajonera, que son de lo más variado: tarjetas de visita, documentos, material de oficina (incluyendo una grapadora que no sé usar), cucharas, gafas, una taza, un neceser de baño, los tampones, las bolas antiestrés, los cascos de música...Miedo me da abrir la caja que tengo a mis pies, donde no sé qué encontraré bajo las infusiones y los libros que me regaló Belén.
Me he traído a casa algunas cosas, sobre todo mis pequeños maneke-nekos de Japón y a mi diosa de la alegría. Me queda la tetera
Una de las carpetas que he sacado contenía las notas de gastos de todos mis viajes desde que entré en la empresa. Son años de notas de gastos, así el montante. He ido revisando los viajes con nostalgia, recordando las reuniones y los eventos a los que he asistido, también a la gente con la que compartí una vez. A veces me pongo de un sentimental...
Emociones. Todo parece más neptuniano de lo normal esta semana. Todo parece irreal, surrealista, estrambótico. Mejor ir a dormir de verdad.
Esta semana podría decir que no me aguanto a mí misma, no me soporto.
Estoy atascada en el observador 3, con pensamientos que no son demasiado positivos. Al observar mi estructura, me siento como en una cárcel que es esta realidad, donde no tengo capacidad de elección ni de manifestar todo aquello que deseo porque no depende de mí. Es como si uno de los SIMS se diera cuenta de repente que forma parte de un juego donde le pasan cosas que están orquestadas por la persona al otro lado de la pantalla. Todo lo que veo ante mí me parece irreal, pero está colocado para que me sirva de una manera no soy capaz de comprender del todo. Me molesta enormemente no tener el control del juego. Me molesta pensar que en el fondo soy un avatar al servicio de un juego de que otro dispone.
Ayer nos hablaron de ampliar el teletrabajo. En principio podría ser una noticia positiva. A nivel personal no me disgusta, en el sentido de que voy a tener que ir menos a la oficina. Según los cálculos iremos 6 veces en semana a la oficina. Esto me permitirá madrugar menos, ir al gimnasio por la mañana, ocuparme de la casa mejor...o eso creo. Pero al mismo tiempo, también es un poco una maldición, porque voy a estar más sola que antes. Si algo bueno me aportaba el trabajo era la posibilidad de socializar, y esto lo voy a perder. Como jefa, además, tengo la idea de que esta medida perjudica al grupo, al perder la referencia y el contacto. Me va a costar encontrar formas para que la gente se sienta parte del mismo y se cohesione. Me pone malita. Y, sin embargo, creo que estoy sacando las cosas de quicio, que no estoy mirando la situación desde la perspectiva más adecuada. No soy capaz de encontrar otra ahora mismo.
Esta noticia ha generado bastante revuelo en el departamento, como si Piscis ya no nos hubiese removido suficientemente las emociones. Gestionar las emociones de los miembros del grupo puede llegar a ser una tarea de lo más desgastadora: las quejas, los problemas, los egos, las expectativas, las particularidades de cada uno...a veces me dejan literalmente seca. No me extraña que después tenga problemas de evitación, ¡si lo que necesito es refugiarme en la osera!
Pero ¿quién escucha mis quejas, problemas, egos, expectativas y particularidades?
Nadie.
Y las pocas veces que lo he intentado solamente he encontrado incomprensión. Pareciera que los jefes no tengamos derecho a sentir.
He empezado a limpiar mi sitio en previsión. Se supone que el cambio va a ser inminente, pero no se conoce la fecha con exactitud. Podría ser la próxima semana. Esto me ha permitido revisar las cosas que guardaba en la cajonera, que son de lo más variado: tarjetas de visita, documentos, material de oficina (incluyendo una grapadora que no sé usar), cucharas, gafas, una taza, un neceser de baño, los tampones, las bolas antiestrés, los cascos de música...Miedo me da abrir la caja que tengo a mis pies, donde no sé qué encontraré bajo las infusiones y los libros que me regaló Belén.
Me he traído a casa algunas cosas, sobre todo mis pequeños maneke-nekos de Japón y a mi diosa de la alegría. Me queda la tetera
Una de las carpetas que he sacado contenía las notas de gastos de todos mis viajes desde que entré en la empresa. Son años de notas de gastos, así el montante. He ido revisando los viajes con nostalgia, recordando las reuniones y los eventos a los que he asistido, también a la gente con la que compartí una vez. A veces me pongo de un sentimental...
Emociones. Todo parece más neptuniano de lo normal esta semana. Todo parece irreal, surrealista, estrambótico. Mejor ir a dormir de verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario