En el mundo a veces surgen personajes que parecen destinados a grandes cosas. Podríamos ser cualquiera, pero son ellos los que se destacan, sin saber bien por qué. Siempre he pensado en el broadcasting para el plan divino: un mensaje enviado a muchos, recibido por pocos, ejecutado por uno que es el que es capaz de interpretarlo en el momento adecuado. Me pregunto si todos los mensajes llegan o si habrá alguno que se quede sin realizar.
No diré que Greta Thunberg es una niña normal, porque basta con verla para saber que no. Hay algo en ella que la hace diferente del resto. Todavía estoy intentando encajarla con un eneatipo, pero ahora mismo me decantaría por el 5 o por el 8, los cuales a su vez están muy relacionados por flecha. Un cinco porque la niña es rara. Parece una niña de pocas pero precisas palabras, de esas que tienen pocos amigos y que observan mucho (de hecho parece que está diagnosticada de autismo y TDAH). Una niña que viste no para lucirse, sino para sentirse cómoda. Al mismo tiempo tiene una presencia y, sobre todo, una mirada que impone, como un ocho. Ayer veía una intervención suya en la televisión y me impactó enormemente. Por un momento, pensé que era la propia Madre Tierra hablando al mundo. Y me acojoné. Y ¿por qué no?
Y el caso es que su recorrido no parece demasiado amplio, ya que es desde 2018 que parece que el personaje está en los medios. Pero es un personaje que tiene poder. Comenzó haciendo una huelga estudiantil ella sola, sentándose en las afueras del Riksdag todos los días durante la jornada escolar, junto con un cartel que rezaba "Skolstrejk för klimatet" (huelga escolar por el clima). Eso llamaría la atención de la prensa, pero en poco tiempo se ha convertido en una figura conocida mundialmente. En otros foros la llamarían "influencer", aunque no es banal lo que ella promulga (sí, aquí he de reconocer mis prejuicios sobre una serie de personas que detesto por superficiales - mis creencias limitantes).
Ella también está detrás de la huelga por el clima que se celebra hoy en todo el mundo. Su discurso es tajante, preciso y demoledor. Hay pocas sonrisas, poca dulzura, pocas ganas de hacer amigos. Está para despertar conciencias y llamar a las cosas por su nombre. En política hay poca costumbre de escuchar un estilo semejante. Es bastante refrescante, pero también es verdad que ella no está ahí para hacer carrera. Su compromiso es con el planeta. ¿Durará? El tiempo lo dirá.
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