jueves, 18 de junio de 2020

Amar es cuidar

Acabo de cancelar la póliza de mi seguro de hogar por otra más económica. Las condiciones no son las mismas en cuanto a coberturas, pero a rasgos generales son similares. Me llama un representante de la antigua compañía para preguntar por mi decisión. En todo cambio de contrato hay un punto en el que todavía se puede parar todo y echar marcha atrás, pero lo que me molesta es la contraoferta. Siempre me ha parecido un insulto, porque es como decir: "yo tenía margen para cuidarte pero no lo he hecho, y ahora que te vas, te ofrezco una ventaja para que te retenerte" . Ni me he planteado la mejora: tomada la decisión, ¿por qué cambiarla? No tiene sentido.

Quizás soy un poco drástica o quizás es que no me ha ofrecido aquello por lo que me quedaría. Pero no ofrecérmelo, es no conocerme. Tampoco me ha preguntado. Supongo que su margen está limitado a lo que tiene definido el departamento de ventas y no hay mucha capacidad para la imaginación. Son lentejas: “si te gusta bien, y si no también”. Pues no, las cosas no funcionan así.

Amar es cuidar.
Aquello que no se cuida, muere poco a poco.
Y después de pasado un punto, da igual la acción de remediación que emplees: no va a funcionar.

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